El Genesis renovable, segun Nadal - Miguel Poyatos

“Dijo Dios: “Haya luz”, y hubo luz” Génesis 1:3

El conjunto de la administración española reconoce que está tramitando 34 GW de proyectos fotovoltaicos y eólicos. Tras una moratoria irracional que llevó al país al ridículo internacional, el Gobierno ha decidido poner el turbo con la tramitación administrativa de proyectos que no requieren subvenciones.

Entre 2014 y 2017 España instaló 261 MW fotovoltaicos, por años, 22, 49, 55 y 135 MW (de eólica, en el mismo periodo, únicamente 36 MW en 2016). Las previsiones de instalación para 2018 y 2019 respectivamente son 1,4 y 6,8 GW fotovoltaica y 0,5 GW y 3,5 GW de eólica.

¿Por qué nos empeñamos en hacer las cosas tan mal?

Desde 2015 el Gobierno se ha empeñado en organizar improvisadas subastas de nueva potencia renovable con tintes de timbas de póquer clandestinas

Desde 2015 el Gobierno se ha empeñado en organizar improvisadas subastas de nueva potencia renovable con tintes de timbas de póquer clandestinas. Insistentemente los grandes actores del mercado le pedían al Gobierno orden y claridad en sus objetivos energéticos. El sector le pedía que no sobrecalentara al sector, que les consultara el modo de incorporar de manera ordenada nueva potencia al sistema generando empleo estable y estabilizando precios. Pero el Ministro dijo que en su BOE mandaba él y nadie le tenía que explicar cómo escribir sus leyes.

La primera subasta de potencia, celebrada en 2016, sólo permitió participar a eólica y biomasa (sin ninguna razón técnica que lo respaldara) y resolvió 700 MW sin necesidad de primas (sorpresa). La segunda, que dejó jugar a todas las tecnologías, adjudicó 5 GW. Ya expliqué en el anterior artículo el desastre legislativo que hizo el Gobierno, donde esperaba adjudicar inicialmente sólo 2 GW, fíjate tú.

El problema que se viene es mayúsculo, y es un problema debido a la falta de elasticidad en algunas etapas

Pero al Gobierno le han adelantado por la derecha. Este Gobierno liberal que, cuando quiere, apuesta por el laissez faire no ha visto que mientras él subastaba 5,7 GW, en las distintas administraciones se acumulaban 34 GW de proyectos fotovoltaicos y eólicos esperando que el órgano competente de turno les fuera sellando su compostelana administrativa. El problema que se viene es mayúsculo, y es un problema debido a la falta de elasticidad en algunas etapas.

Por fortuna el sector ya está digiriendo la burbuja de precios que se generó en las licencias, el primer cuello de botella (encontrar un proyecto que construir). En 2016 era difícil que alguien pagara más de 40.000 €/MWp (megavatio pico es la unidad de construcción en fotovoltaica) por un proyecto fotovoltaico, tras la subasta sé que alguien ha llegado a pagar en 2017 120.000 €/MWp por unas licencias, y ahora vuelven a cerrarse acuerdos por 35-40.000 €/MWp. La realidad es que, en este nuevo mercado en paridad de red y con precios marginales, la compra de las licencias de un proyecto no debería superar los 50.000 €/MWp.

Qué ocurrirá cuando todos los constructores vuelvan a sus proveedores a confirmar los presupuestos, cuántos se llevarán una sorpresa al constatar que o bien el producto ya no está disponible o bien el precio ha aumentado

El segundo cuello de botella que se empieza a ver es la construcción de los proyectos. Los contratos (precios, alcance del trabajo, garantías, etc.) para la construcción de proyectos suelen cerrarse entre seis y doce meses antes de empezar los trabajos, los constructores cierran posiciones, hacen sus previsiones, esas cosas. En 2017 en la Península se podía construir un proyecto fotovoltaico por 615.000 €/MWp. En 2018, el precio medio que se estima es de 575.000 €/MWp. Antes de ofrecer ese precio, un constructor solicita presupuestos a sus proveedores (fabricantes de paneles, alquiler de maquinaria, personal cualificado, etc.), pero para convertir un presupuesto en un precio cerrado implica el pago de una señal importante. Existe pues un riesgo (intrínseco) en el tiempo que pasa entre la firma del precio con el promotor y la confirmación de los presupuestos con los proveedores. Ya en el anterior boom ocurría que un contenedor de paneles fotovoltaicos cambiaba de dueño varias veces desde que salía de China hasta que llegaba a España. Qué ocurrirá cuando todos los constructores vuelvan a sus proveedores a confirmar los presupuestos, cuántos se llevarán una sorpresa al constatar que o bien el producto ya no está disponible o bien el precio ha aumentado. Y la razón es simple, no hay tanta capacidad para absorber este ritmo de construcción, ni de maquinaria, ni de recursos humanos.

El tercer cuello de botella se empieza a vislumbrar con la financiación de los proyectos. La gran mayoría de promotores considera financiar parte de la inversión, bien sea financiación durante la construcción, bien sea financiación a largo plazo. Se está generando una burbuja crediticia en fabricantes y constructores. Alentados por el optimismo se contrata más personal, se compra más maquinaria, se instalan más líneas productivas. La segunda burbuja crediticia se está gestando en el capital promotor, el exceso de optimismo está llevando a los promotores a abarcar carteras de proyectos que exceden su capacidad financiera, adquiriendo más proyectos que los que puede construir con sus recursos propios, a la espera de que un tercero le financie. Qué ocurrirá cuando los costes financieros que ofrezca el mercado futuro sean inferiores a los que el analista financiero había estimado hoy. Los tipos de interés excepcionalmente bajos impulsan el torno del codicioso alfarero que construye estos gigantes con pies de barro.

El cuarto cuello de botella vendrá cuando los proyectos construidos quieran ser legalizados

El cuarto cuello de botella vendrá cuando los proyectos construidos quieran ser legalizados. El promotor tendrá que acudir al operador de red y a los distintos órganos administrativos a presentar las memorias de construcción y demás documentos que certifiquen que la instalación se adecúa a los requisitos técnico-legales y solicitar su visto bueno. Como somos un país del último minuto, quedan 19 meses para construir y conectar los proyectos de las subastas, no será descabellado esperar prisas y carreras en diciembre de 2019. Y funcionarios y técnicos son los que son para gestionar en tiempo y forma las distintas solicitudes. Ya ocurrió en el RD 661 y las distintas convocatorias del RD 1578 y ésta no va a ser diferente.

El quinto cuello de botella, transversal a los cuatro anteriores, nuestro sino patrio. Me resulta interesante ver la cara de sorpresa e incredulidad cuando comento en alguna reunión si alguien ha contemplado que en España diciembre de 2019 será un mes inhábil (puentes, Navidad), si se han planteado que las elecciones autonómicas y locales de 2019 supondrán un parón administrativo, si tienen un plan alternativo para la recepción de los materiales ante una posible huelga de estibadores o si simplemente han previsto que el coste de financiación está subiendo de manera progresiva.

El Gobierno, de nuevo, debería haber seguido el consejo de las distintas asociaciones y empresas, que pedían orden. Al final todo saldrá adelante, pero envuelto en caos. Todos los cuellos de botella y sus burbujas asociadas podrían haberse solucionado con una adecuada previsión y un diálogo con las partes implicadas.

“Vio Dios que la luz estaba bien, y apartó Dios la luz de la oscuridad” continúa el Génesis, y así el Ministro verá que se ejecutó lo planificado, y sabrá que el milagro obrado por Él a través del BOE fue tal.