Háblame, Musa, de aquel varón ingenioso que anduvo errante largo tiempo. Aquél que fue profeta en su tierra. Aquél de quien dicen: “reunión de pastores, oveja muerta”.
El Gobierno de España, liderado por ese señor cuyo primo científico negaba el cambio climático en el que estamos inmersos, parece que diera un giro de ciento ochenta grados a su política renovable en el último año. Tras su tediosa labor de comprensión del Marca dominical, es posible que encendiera la televisión para ver la carrera de motos y, mientras revisaba las notas que le habían preparado para la conferencia sobre cambio climático del jueves siguiente, viera que su política energética había sido cuestionada por el CIADI, que la última subasta de renovables celebrada se hubiera adjudicado sin sobrecostes para el sistema y que la UE volviera a avisar, por enésima vez, de que España no iba a cumplir con sus objetivos de renovables.
Quizás llamara más tarde a su primo, el de Sevilla, para contarle que en Galicia están registrando el mes de mayo más caluroso desde que hay datos. Y su primo el 100tífico quizás le dijera que en Yahoo respuestas había mucho comentario al respecto. Tras darle una nueva chupada a su puro, puede que leyera el WhatsApp diario de su coach Rivera: “no te vistas para el hombre que eres, sino para el hombre que quieres ser”; deslizara su dedo por la agenda del teléfono y, entre tanto imputado, localizara a uno de los Nadales (pues no los distingue) y le implorara: “hágase en mí según tu voluntad”.
Como no habían sido suficiente esperpento las otras dos subastas de renovables, habrá una tercera
Y decidieran que como no habían sido suficiente esperpento las otras dos subastas, habría una tercera. A golpe de BOE. Un corta y pega. A la salud de Soria. Que la anterior subasta hubiera sido denunciada ante la UE porque no favorecía la libre competencia no borre tu sonrisa, oh Mariano, el hacedor de decretos. Las renovables volverían a España bajo tu liderazgo.
Y así Argos reconoció a su maltrecho amo, que volvía tras diez años de destierro, con veintiocho demandas ante el CIADI, millares de demandas en territorio patrio y un aura de inseguridad jurídica que hace que los inversores exijan a una instalación en España el doble de rentabilidad que en Alemania.
Pero, ¿quién es nuestro Argos?, ¿hubo alguna prudente Penélope?, ¿quién queda para recibir a las renovables a su regreso a España?, ¿no estará atrayendo el Gobierno a los inversores con cantos de Sirenas?
El sistema sólo permite de facto competir a la eólica
Al margen de la prosopopeya anterior, el Gobierno decidió subastar otros tres gigavatios de nueva potencia renovable sin escuchar al sector y con un sistema polémico, pues sólo permitía de facto competir a la eólica (si invitas a una fiesta a todo el mundo, pero dejas pasar primero a los rubios hasta completar aforo, estás haciendo una fiesta para rubios). Como no hay planificación energética, se volverá a cometer los mismos errores del pasado y, como se peca de soberbia, no se consultará lo que el resto del planeta está haciendo en las subastas de renovables. En realidad, no es soberbia, es defendella y no enmendalla.
El Gobierno puede cambiar la retribución de las plantas según le parezca
España adolece de seguridad jurídica. No hay estabilidad a largo plazo en un sector que se caracteriza por inversiones que se realizan a quince años vista, mínimo, con activos que tienen una vida útil de cuarenta años. Los inversores se quejan de que el BOE dice literalmente (art. 20) que el Gobierno podrá cambiar la retribución de las plantas según le parezca y, como te avisan, no se considerará una medida retroactiva.
España se ha inventado un complejo sistema de retribución (único en el mundo) que imposibilita la financiación siguiendo estándares internacionales. Para impulsar las renovables los Gobiernos del resto del mundo han optado por dos vías, principalmente. La primera es otorgar una prima a las renovables que complementa el precio de mercado (lo que hizo España anteriormente). La segunda es permitir la firma de contratos bilaterales (PPAs) entre consumidores y productores (lo que no está permitido en España en la actualidad). Mientras en el resto del mundo se firma un precio por kilovatio-hora, en España se ha creado un sistema absurdo que remunera al inversor por la potencia instalada (que no por la eficiencia de sus plantas) y luego le limita el precio que puede obtener en el mercado mayorista por sus kilovatio-horas. Es absurdo porque en España hemos alcanzado la paridad de red, con lo que nadie está solicitando un pago por capacidad, sino que el inversor se conforma con el precio del mercado limitado por un suelo y techo. Bueno, y seguridad jurídica.
España miente en la rentabilidad que obtienen los inversores. El Gobierno se sacó de la manga un mecanismo de retribución que hasta el funcionario que lo redactó dice que no tiene ninguna base. El Gobierno cacareó que los productores obtenían un 7.4% de rentabilidad razonable anual (un concepto que nadie ha conseguido aclarar) por sus inversiones con este sistema, cuando ahora los peritos internacionales han demostrado que no llega al 5%.
España impide que los pequeños productores puedan participar en el mercado. Para participar en la subasta el Gobierno requiere el depósito de una garantía económica de sesenta euros por kilovatio, que es ejecutada si el productor no construye finalmente el proyecto (a esto Porter lo llamaba barreras de entrada). Estos avales se pueden depositar en efectivo o a través de un avalista, y generalmente, son inalcanzables para pequeños productores, que deben poner en garantía sus casas y demás bienes para poder acudir con un modesto proyecto de cinco megavatios (o trescientos mil euros en garantías).
Nuestro Gobierno ha decidido que cualquiera que tenga acceso a una línea de avales pueda participar en la subasta, fomentando así la especulación
España fomenta la especulación. En la mayoría de países se solicita que el productor que acude a las subastas lo haga con proyectos identificados, mientras que nuestro Gobierno ha decidido que cualquiera que tenga acceso a una línea de avales pueda participar en la subasta. Así, una empresa que tenga capacidad financiera para solicitar el aval descrito en el párrafo anterior pero que no tenga ningún desarrollo en curso podría adjudicarse varios megavatios en la subasta y comprar los proyectos a posteriori a aquellos desarrolladores que no resultaran adjudicatarios y no tuvieran capacidad financiera para construirlos fuera del sistema de subastas. En la semana previa a la anterior subasta el precio de las licencias de un proyecto fotovoltaico listo para construir se situaba cercano a los diez céntimos por vatio, tras los resultados de la subasta, el precio cayó en picado a cinco céntimos. Tras el anuncio de la nueva convocatoria, el mercado volvió a calentarse y los desarrolladores volvieron a pedir diez céntimos.
España no planifica los nuevos proyectos. Con el sistema actual de subastas el Gobierno no sabe qué proyectos van a ser conectados. Pudiera darse que los tres gigavatios a subastar se ubicaran todos en La Rioja y que sólo fueran parques fotovoltaicos, saturando la capacidad de la Comunidad, pues el adjudicatario en la subasta tiene seis meses para identificar sus proyectos. Lo que el resto de países ha hecho ha sido subastar la capacidad en determinadas subestaciones y hacer un mix tecnológico adecuado, de manera que las redes de distribución y transporte se equilibren.
Parece que estemos organizando una cena de amigos de ésas en la que cada cual trae lo que le parece bien y acaba siendo un desastre porque nadie se acuerda de traer la bebida.
La pregunta que el sector se está haciendo ahora es, si las subastas se están resolviendo en paridad de red, sin ninguna subvención, ¿por qué no me permiten firmar contratos de suministro privadamente con los consumidores?
Aunque, por desgracia, suelen ser más frecuentes ¿cómo es posible que la única persona física que ha obtenido algún kilovatio en la última subasta sea un funcionario del Ministerio? o ¿introducirá, de nuevo, el Gobierno una cláusula confidencial para otorgar a dedo algún que otro megavatio?
“Primero llegarás a las Sirenas, las que hechizan a todos los hombres que se acercan a ellas. Quien acerca su nave sin saberlo y escucha la voz de las Sirenas ya nunca se verá rodeado de su esposa y tiernos hijos, llenos de alegría porque ha vuelto a casa; antes bien, lo hechizan éstas con su sonoro canto sentadas en un prado donde las rodea un gran montón de huesos humanos putrefactos, cubiertos de piel seca”.
¿Se atará Ulises al mástil?