El atraco de los Ayuntamientos

Debió pasar esto en 2007. O quizá ya en 2008, pero da lo mismo. En las oficinas de Caja Madrid se recibió por entonces una circular firmada por el Director de Medios, Ildefonso Sánchez Barcoj, en la que avisaban de la próxima retirada del calentador eléctrico de agua que había en los baños.

Para no ser desagradable, no les diré cuál es la necesidad de un lavado frecuente de manos en lugares donde se maneja mucho dinero en efectivo. Si se imaginan las peores situaciones, no van desencaminados.

Se impuso esa medida como parte, nos decían, de una reestructuración general para mejorar la eficiencia y reducir costes. Imaginen el consumo de un triste calentador funcionando 38 horas a la semana en cada oficina y el daño que eso podía suponer a las cuentas de una Caja que en 2008 ganó 870 MM de euros, tras mantener una línea que había alcanzado los 1032 dos años antes. Los beneficios de 2861 MM en 2007 habían sido extraordinarios, debidos en gran parte a la venta de la participación en Endesa.

Era una cantidad enorme, que ya quisiera la Bankia actual, resultado de la fusión de 7 Cajas de Ahorros, nada menos.

Ese ahorro en el chocolate del loro tuvo el efecto lógico de hacernos pensar a muchos que las cosas iban mal: si se recortaba en algo tan ínfimo, es que íbamos camino de la catástrofe y nos lo estaban ocultando. Luego, ya como Bankia, en 2011 se suprimió la cesta de Navidad. Otro dispendio inasumible, por supuesto… Otra señal clarísima aunque tardía.

El que firmaba esa instrucción, para mayor escarnio, percibía bastante más de 600.000 € al año y se benefició de 484.000 en pagos con tarjetas “black”, por lo que fue condenado a 364 días de cárcel, una bagatela. Eso, a pesar del excelente trabajo de Andrés Herzog, primero desde UPYD y después desde la Confederación Intersindical de Crédito.

Así es que los viejos del lugar ya sabemos interpretar estas señales.

Una de ellas ha sido el intento fallido del Gobierno de apropiarse de las arcas municipales. Este remedo de “¡exprópiese!”, este robo legal que pensaban cometer ha sido tan estrafalario y digno de la película Atraco a las 3, que ha acabado con la derrota parlamentaria de los dos socios de este gobierno socialcomunista. Han tenido que recular y abrir la espita pero el mal está hecho y casi todos lo hemos notado.

Ese afán de rascar es de muy mal agüero

El importe podría haber ascendido, como máximo, a 40.000 MM de euros en el mejor de los casos. Esa cantidad, lograda tenazmente durante años por 8.000 ayuntamientos gracias, más que a su gestión, a la Ley de Estabilidad Presupuestaria de Montoro, supone menos del 9 % de los Presupuestos Generales del Estado. Y la iba a manejar una Ministra de Hacienda que dejó en la ruina las cuentas andaluzas y para la que “1200 millones es poco, chiqui, eso se quita de aquí y se pone allá”. El Gobierno de los 23 ministerios se cree más eficiente manejando ese dinero que los ayuntamientos cuando, precisamente, lo que más hace falta ahora es asistencia social, competencia que administran día a día estos últimos. Ese afán de rascar es de muy mal agüero, ya lo he dicho.

Y para demostrar que serían más eficaces, siguen subiendo la cifra de asesores apesebrados e inútiles. O sea, ante la Unión Europea, y como en “El Buscón” de Quevedo, llevan siempre unas migajas por la barba y la ropa para que parezca que han comido. Bueno, la verdad es que ellos sí comen. Y mucho.

Cuando el Gobierno se ha empeñado tanto en esto, hasta el punto de perder tantas plumas en el intento, y a socios con los que necesita pactos para los presupuestos, es porque va a ser que 1200 millones no eran tan pocos, “chiqui”.

El agua caliente que han querido quitarles a los ayuntamientos debería al menos generar la duda en muchos votantes socialistas de que las cosas no van por el mejor camino. Y de que nos están mintiendo a todos y engañándoles a ellos, como ya sabemos muchos. Pero mucho me temo que es una esperanza inútil, la verdad.

A este paso, dentro de poco, es fácil que nos tengamos que duchar siempre con agua fría.