liderazgo

Es nuestro tiempo tan extraño […] parece que es el fin y solo es el comienzo
Nuestro tiempo, Salto al color, Amaral

 

En alguna entrevista Laia Palau dejaba caer su pesar por no haber terminado Educación Social y su deseo de remover conciencias. Escribo este artículo porque la capitana de la selección española de baloncesto es un agente del cambio social hacia la igualdad, ejemplo de un liderazgo transformacional desde el deporte femenino. O tal y como dijo Alba Torrens, “es una líder porque predica con el ejemplo”.

El cambio social

El cambio social, según la definición del sociólogo Guy Rocher, es “toda transformación observable en el tiempo que afecta de una manera no efímera ni provisional, a la estructura o al funcionamiento de la organización de una colectividad y modifica el curso de su historia”. La mejora del alcance mediático del deporte femenino es un termómetro de la visibilidad de la mujer como sujeto de acción competitiva afectando al funcionamiento de la sociedad en la medida en que genera cohesión y bienestar social.

Laia Palau, capitana y base de la selección española de baloncesto es un agente del cambio social gestado desde el baloncesto, un deporte que expresa la interrelación de organismos vivos e ilustra como pocos la vida como acción. Deporte colectivo en el que se busca conjugar las virtudes de cada uno de los cinco integrantes para potenciar el equipo; el todo es más que la suma de las partes generando un rico espectáculo competitivo. Es imposible aburrirse y cuanto más se atiende, más capas de lectura aparecen.

Liderazgo transformacional desde el baloncesto

Tal y como adelanté hace unas líneas, la mallorquina Alba Torrens sintetiza muy bien la idea de liderazgo (decir + hacer). Desde un punto de vista más formal, podemos calificar el tipo de liderazgo como transformacional por los siguientes motivos:

  1. Visión. Como buena base, anticipa la jugada antes de que se produzca. Su especialidad son los pases sin mirar. Esto fortalece enormemente la complicidad con quien la sepa leer pues está al alcance de muy pocos.
  2. Reivindica el concepto de familia -luego adoptado por el equipo masculino- como esencia de la cohesión de un grupo en constante renovación. Se incorporan nuevas jugadoras que vienen a suplir la ausencia de otra y parte del trabajo extra que conlleva ser la capitana recae en integrar esa nueva energía para impulsar la nave a buen puerto sin que se note el cambio. Interviene con ideas claras y pocas palabras.
  3. Habla y visibiliza. Habla con total naturalidad de temas ignorados como la depresión en deportistas profesionales, el miedo al fracaso, la gestión emocional para hacer frente al día a día sin olvidar su próxima retirada. En definitiva, no evita ningún aspecto de su relación personal y profesional con el baloncesto y con la vida.
  4. Busca motivar a los integrantes del equipo para explotar su mejor versión. En alguna entrevista ha afirmado “yo no soy buena, sólo funciono si hay un equipo”. Lo cierto es que recoge el impulso que ella misma promueve y lo canaliza transformando el grupo, el entorno y la organización en su mejor versión.

Logros

Palau ha sido internacional más veces que nadie (298 frente a las 258 de Amaya Valdemoro). En Tokio 2021 logrará un doble récord: por un lado, ser la jugadora más veterana y por el otro, participar en cuatro Juegos Olímpicos seguidos (Pekín 2008, Londres 2012, Río 2016 y, esperemos, la capital nipona). Ella adelanta que cada vez será más habitual que los deportistas sigan en activo en su cuarta década. Casos actuales como el de José Javier Hombrados (47 años), portero del Guadalajara de balonmano, Aitor Egurrola, portero del Barcelona de hockey patines (40 años), Roger Federer (39), Serena Williams (39) o Pau Gasol (40) le dan la razón. Pero no por ello le resta mérito. No por casualidad su lema es “Resistir, resistir y resistir”.

No obstante, el récord que más caracteriza su trabajo y espíritu es haber superado el umbral de las 1.000 asistencias en la Euroliga y 1.300 en la Liga DIA. Esto significa que trabaja para que el equipo funcione. Y lo consigue. Haberse colgado 12 de las 14 medallas que la división femenina de la selección española de baloncesto ha logrado en toda su historia no puede ser casualidad.

La siembra es lenta pero los frutos llegan

Eslabón precedido por nombres como Betty Cebrián, Marina Ferragut, Elisa Aguilar o Amaya Valdemoro, el relato de Palau vale su peso en oro. Afirma que ha vivido “la profesionalización del baloncesto femenino en España”. Esto es muy relevante en términos de creación de empleo femenino a nivel local. El deporte y la cultura son dos ámbitos que van a ver aumentar exponencialmente la oferta laboral, y el baloncesto, deporte olímpico desde 1936 para ellos y 1976 para ellas, marca el camino porque cuenta con una estructura arraigada.

Percibir un salario que te permita vivir de la profesión de jugadora de baloncesto es hoy una realidad al alcance de quien reúna los méritos deportivos necesarios. Los retos, a día de hoy son otros: lograr una fórmula para poder conjugar maternidad y ficha en activo, aumentar la duración de los contratos (en general, de nueve meses o anuales) o trabajar en fórmulas para el día siguiente a la retirada.

“yo no me tengo que comparar con los chicos, yo me tengo que comparar con mis senior”

El punto de vista de Laia Palau en este tema es muy inteligente: “yo no me tengo que comparar con los chicos, yo me tengo que comparar con mis senior”. Resuelve cómo se debe plantear el progreso del baloncesto femenino. Y es con respecto a cómo estaban ayer y no en relación a cómo están los “chicos” hoy. Ergo, el desarrollo del baloncesto femenino debe ir acompasado en todos los ámbitos dando pequeños pero incesantes pasos: mayor presencia mediática, más patrocinadores, mayor retorno retributivo porque se genera más.

El papel de los medios de comunicación

En cuanto tiene oportunidad, Laia Palau recuerda a los medios de comunicación que la clave está en ellos. La visibilidad del deporte femenino pasa por mimar el producto. “Si cuidas la imagen, la iluminación, el sonido, acercas la vida de las jugadoras… la gente se siente cercana y vive el triunfo como si fuera suyo.” El retorno económico del producto crecerá a medida que aumente el radio de alcance hacia sus potenciales clientes. Cuantos más partidos se televisen, más gente acudirá a los estadios y consumirá las noticias relacionadas, suscitando el interés del que se nutren las marcas para apostar por un deporte u otro. En definitiva, un círculo virtuoso.

Las licencias, dato clave de la salud del deporte base

Según datos del Anuario de Estadísticas Deportivas sobre deportes federados elaborado por la Secretaría General Técnica del Ministerio de Cultura y Deporte, en 2019 el baloncesto fue el deporte con más licencias de mujeres (132.000) seguido de lejos por montaña y escalada (84.000), golf (76.000), fútbol (71.000) y voleibol (64.000). Que la mujer aumente su participación en este deporte es significativo por su potencial mediático, económico y social. Por apuntalar un camino que a largo plazo se ve recompensado por la profesionalidad remunerada. Huelga decir que la visibilidad es clave para afianzar estos datos, los cuales, constituyen la base de la pirámide sobre la que luego se estructuran los clubes, las federaciones y en última instancia, las selecciones.

Baloncesto, mucho más que un juego

En baloncesto, cada partido evoluciona de una manera y sin embargo, ninguno inventa nada. Los jugadores, los partidos y los clubes son organismos vivos que forman un ecosistema de continua evolución para que el aficionado se emocione. Detrás de ese mundo puesto ante nuestros ojos se labran estructuras sociales e institucionales -tales como las federaciones y las competiciones en sí- que vertebran y sostienen los cuatro cuartos de diez minutos que vemos. Los jugadores como Palau son los átomos sobre los que se estructura todo lo demás.

Laia lleva veinte años impulsando, estructurando y liderando la mejor versión el baloncesto femenino. Por eso cuando me encuentro con titulares que se hacen eco de reflexiones tales como “Meto canastitas, pero ¿qué aporto al mundo?” me dan ganas de escribir un artículo como este.