Spotify me notificó la publicación de una nueva playlist “Get vocal! Las elecciones al Parlamento de la UE son en dos semanas, descubre una lista de artistas locales de todas partes de la UE”. Me reí ante el juego de palabras y no pasó desapercibido el sutil uso de “local”.
La Unión al completo, como punto de referencia el concepto de “nuestro”, multiplicado por 28 (contando con que Reino Unido tendrá representación en el Europarlamento) y una lista de reproducción que incluye todos los idiomas de la Comunidad.
Los partidos eurófobos han usado precisamente la supresión de la cultura nacional, que está siendo amenazada por una europea común, el fomento del miedo y la pérdida de soberanía como arma arrojadiza. Bruselas como monstruo que engulle las peculiaridades nacionales y eslóganes que asemejan bastante a algunos que ya conocemos como “la pérfida Madrid” o “España nos roba”.
La Unión es un proyecto criticable que hoy en día adolece de múltiples defectos, sin que eso sea excluyente de que es el mejor proyecto en el que podemos invertir y el modelo que más años de prosperidad y paz nos ha dado desde su creación.
No pretendo establecer diferencias identitarias, ni crear falsas dicotomías para manipular un sistema que digo defender, esto no va sobre “que no vote la gente mayor”, que “mal votan los que no votan como yo» y «viva la generación de gente que viaja», pretendo más bien, poner el foco en una concepción del mundo que, a mi parecer, es errónea y caduca.
Somos europeos, algunos de manera consciente y militante y otros casi por defecto, pero lo somos. Basar campañas electorales enteras en negar lo evidente, apelando al sentimiento nacional, plantear estos comicios como un plebiscito sobre el proyecto de la Unión o analizar el sentimiento de pertenencia desde los bajísimos datos de participación, es una manera de distorsionar la realidad.
La tradicional apatía hacia las elecciones europeas no puede ser la medida adecuada para evaluar si la UE es un proyecto apoyado por sus ciudadanos; tal vez sí de evidenciar las diferencias entre la autodenominada Brussels Bubble (Burbuja de Bruselas) y el resto de la Unión, burbuja en la que participan, casi como los que más, los partidos populistas y eurofobos.
Vamos a plantearlo de la siguiente manera, ¿a quién le afectará más ver arder a la EU? No es difícil contestar a la pregunta: viendo el caos perpetuo post-referéndum para el Brexit, la respuesta es a los ciudadanos. Anunciar la salida del euro, el cierre de fronteras y la vida al margen de la Unión es inconsistente, pero lo es igualmente aprovechar el altavoz que otorga el tiempo de campaña para dar eco a ese histrionismo antisistema “intelectual zizekiano”.
Considero que es un error y probablemente sea consecuencia de cierta enajenación política, apelar al sentimiento europeo para frenar el avance de los partidos eurófobos; quiero decir: “queridos eurodiputados, de casa se viene llorado”.
La fragmentación del Europarlamento estaba anunciada, de la misma manera que la han sufrido los parlamentos nacionales a lo largo de estos últimos años, pero, y a pesar de las amenazas, los partidos eurófobos no han conseguido una representación lo suficientemente cómoda o amplia como para inclinar la balanza a su favor y marcar el rumbo de la UE durante los próximos años.
Insisto, quieren condicionar el rumbo de la UE porque ni ellos mismos quieren dejar formar parte de la Unión. Los que antes eran decididamente antieuropeos como el FPO, la derecha dura austriaca, o sus socios, La Lega italiana de Salvini, demandan una UE más activa y presente, que sepa lidiar con la inmigración y el terrorismo. Pretenden, y así lo han demostrado durante la campaña electoral, situarse en el centro de Europa y liderarla para proteger la cultura y civilización común, eso sí, respetando y priorizando las características identitarias de sus países de origen, para algo son híper nacionalistas. Viniendo de partidos que llevan años queriendo dejar la UE no deja de ser sorprendente.
Mismo giro dramático que el dado por el ex Frente Nacional, ahora Reagrupamiento Nacional, de Marie Le Pen: «¡Somos los verdaderos europeos! […] Hay que salvar a Europa de la Unión que la destruye.”, clamaba en abril desde Estrasburgo cuando presentaba las propuestas de su partido para las elecciones europeas. El RN defiende ahora una “Europa de las Naciones “, su cabeza de lista para el PE, Jordan Bardella, explicaba en Radio Francia Internacional el cambio de estrategia: “Proponíamos romper con las instituciones de la Unión Europea, según el método de los británicos, en un periodo en el que estábamos bastante aislados en el escenario europeo. Era la Europa de Merkel, de Hollande, de Renzi… Hoy, los soberanistas están llegando al poder en numerosos países: en Italia con Salvini, en Austria con el FPO, en Hungría con las inflexiones de Viktor Orban sobre la cuestión migratoria. Hay que ser pragmáticos.»
Pragmatismo que podemos traducir como aprovechar el auge de los partidos eurófobos a nivel nacional para cambiar la UE desde dentro. Y ahí es donde no se puede ceder ni un ápice.
Diferentes estudios e informes han evidenciado el desconocimiento sobre la UE que tienen la inmensa mayoría de los ciudadanos. La propia Comisión Europea es consciente del bajo alcance que tienen los mensajes europeos, en contraste con los mensajes en clave nacional. El debate sobre la ausencia de un demos europeo lleva tiempo abierto, pero alejémonos del plano teórico y de hablar en politiqués.
En una encuesta realizada en todos los EM el pasado septiembre, el 62% de los encuestados opinaban que la pertenencia de su país en la UE era algo positivo, el porcentaje más alto desde 1992, frente a un 11% que lo concibe como algo negativo, suponiendo la tasa más baja desde el inicio de la crisis financiera.
De acuerdo con el último estudio realizado en abril para el Euro barómetro sobre las “Emociones y el Compromiso político hacia la UE”, los ciudadanos no sienten una alta vinculación ni dedican tiempo a los asuntos políticos en relación con la misma, datos que confirmarían la distancia entre la toma de decisiones a nivel europeo y el ciudadano. Sin embargo, un 80% de los ciudadanos encuestados, opinan que los puntos en común entre los europeos son más y más valiosos que sus diferencias.
Actualmente no existe la identidad europea en el sentido de pertenencia a una misma comunidad. La mayoría de los ciudadanos no identifica la UE como una unidad cercana y de ello se deriva la falta de participación, no solo en las elecciones al Parlamento Europeo, sino en cualquier tema que contenga una carga supranacional. Sin embargo, esto no me parece tan relevante, o por lo menos no a corto plazo.
Sería deseable profundizar en la integración europea hasta alcanzar un sentido de pertenencia común, pero mientras tanto deberíamos estar satisfechos de compartir una identidad basada en los valores y normas. Son esas normas y valores lo que los partidos como los mencionados con anterioridad quieren eliminar. Por suerte los euro-diputados no se organizan por delegaciones nacionales, sino en grupos transnacionales en función de sus afinidades políticas. Es decir, que La Lega y RN hayan sido los partidos más votados con un 34,3% y un 23,2% respectivamente en sus países se traduce en un 7,7% (58 diputados) para la agrupación europea a la que pertenecen, Europa de las Naciones y de las Libertades. Exportan los valores que quieren imponer en la UE. Pero debieran ser los valores de la UE los que fueran exportados, no solo dentro de nuestras fronteras, sino a nivel global.
Para mí ahí está el problema, el distanciamiento y la disolución de los valores en los que en teoría se fundamenta la UE en un entramado burocrático y complejo alejado de los ciudadanos. Un actor que responde lento a las crisis humanitarias internacionales, como Siria, Libia o Venezuela, incapaz de atajar las crisis que tiene a sus puertas, como el alto índice de mortalidad en la ruta del Mediterráneo occidental, en una carrera para llegar a costas seguras y que no puede solucionar crisis internas como Hungría, el Brexit o la ausencia de armonización en áreas determinantes.
Dignidad humana, Democracia, Libertad, Igualdad, Estado de Derecho y Derechos Humanos
Siguiendo la teoría de la innovación de Rogers, la innovación produce incertidumbre al individuo, que la concibe como una idea nueva asociada a múltiples nuevas alternativas. Durante el proceso de comunicación de dicha innovación participan diferentes elementos, entre ellos el innovador prematuro. El innovador prematuro es quien adopta una idea sin esperar a ser guiado, quien busca sus propias soluciones y crea nuevos elementos.
Jean Montet, Robert Schuman, Alcide de Gasperi Altiero Spinelli fueron innovadores prematuros. Los fundadores de la UE crearon un nuevo elemento paro garantizar la paz entre Estados históricamente enfrentados. Louise Weiss, la eurodiputada que pronunció el primer discurso en la sesión inaugural del Parlamento Europeo en 1979, Simone Veil o Nicole Fontaine, ambas al frente de la Eurocámara, tuvieron como prioridad acercar la Unión a los ciudadanos. Todas ellas fueron innovadoras prematuras y nos dieron el proceso de integración más complejo, exitoso y duradero existente hoy en día, y no podemos quedarnos estancados.
Aprovechemos el ímpetu, la oportunidad de esta nueva legislatura para ser también innovadores prematuros, aprovechemos las cualidades de nuestra época, la inmediatez de la comunicación, la deslocalización que nos vuelve locales de un todo más amplio.
“Solo puede cambiar Europa quien ama Europa”, declaraba Emma Bonino, histórica europeísta y cabeza de lista de Più Europa, que merecería un artículo por sí misma. Hace unos días, su partido no ha llegado al 4% necesario en Italia para obtener representación en el Europarlamento, y ella, candidata a la Presidencia de la Comisión Europea el próximo noviembre, se queda fuera de un Parlamento en el que ha defendido los valores de la UE de manera militante; se queda fuera, precisamente, como innovadora prematura.
Es el momento de tomar conciencia y actuar en consecuencia, o tal vez dentro de cinco años, en las próximas elecciones, nos lamentemos por ser unos rezagados.