Defender la democracia - Jorge Valencia

El pasado 28 de Agosto fueron detenidas en Alemania 10 personas por hacer el saludo nazi durante una marcha ultraderechista en la ciudad de Chemnitz. La muerte de un joven en la que están involucrados un joven sirio y un iraquí, quienes supuestamente habrían apuñalado a la víctima, es lo que podríamos decir el “motivo” de esas manifestaciones o revueltas. Aunque yo más bien diría la excusa.

Todo ataque o atentado cometido por un inmigrante sirve a estos grupos extremistas como pretexto perfecto para sacar a relucir su repugnante racismo y de alguna manera “justificar” sus pretensiones de tomarse la justicia por su cuenta. Del mismo modo esto da oxígeno también al discurso antinmigración de partidos de extrema derecha como el AfD (Alternativ für Deutschland), el cual se convirtió en la tercera fuerza política del país en las pasadas elecciones generales.

Afortunadamente el Código Penal en Alemania es claro en lo que a difusión de propaganda o simbología de organizaciones inconstitucionales se refiere

Afortunadamente el Código Penal en Alemania es claro en lo que a difusión de propaganda o simbología de organizaciones inconstitucionales se refiere. Según el párrafo 86 del mismo, será penado con una multa o hasta 3 años de cárcel aquel que distribuya dentro del país o fabrique para la distribución en el país o en el extranjero propaganda: 1. De un partido declarado inconstitucional por el Tribunal Constitucional, o un partido o asociación que se constate indiscutiblemente como organización de reemplazo de dicho partido; 2. De una asociación prohibida por estar dirigida contra el orden constitucional o contra la idea de acuerdo entre los pueblos, o que se establece indiscutiblemente como una organización de reemplazo de dicha asociación prohibida; 3. De un gobierno, asociación u organismo fuera del ámbito territorial de aplicación de esta ley, que actúe con los fines de cualquiera de los partidos o asociaciones mencionados en los puntos 1 y 2; 4. Propaganda, cuyo contenido esté destinado a continuar las aspiraciones de una anterior organización nacionalsocialista.

El código penal especifica también que esta regulación excluye aquellos casos en los que la propaganda sirva al propósito de la enseñanza, la educación cívica, la investigación o casos similares.

Como complemento a esta regulación existe un anexo de “símbolos, marcas y organizaciones prohibidas” en el que se especifica toda aquella simbología y organizaciones o partidos no permitidos de acuerdo al citado artículo del Código Penal. Por ejemplo, incluye específicamente el saludo nazi como simbología corporal prohibida, camisetas, canciones y un largo etcétera. El anexo incluye un total de nada menos que 46 partidos u organizaciones prohibidas en Alemania por su apología del nazismo, con descripción e imagen de su marca o logo identificativo.

Solo desde el más absoluto desconocimiento de los hechos y una total falta de sensibilidad se puede bromear con episodios tan negros de nuestra historia

Incluso en los casos en los que la simbología pudiera derivar de un acto supuestamente inofensivo o que pretende ser “gracioso”, el país germano no se anda con miramientos. El pasado año la policía alemana arrestó a dos turistas chinos frente al histórico edificio del Reichstag que alberga el parlamento. Los detenidos fueron sorprendidos mientras gritaban «Heil Hitler» e imitaban el saludo nazi a la vez que se hacían fotos entre ellos con sus teléfonos móviles. Y es a que veces parece que no somos conscientes de nuestra propia historia, ni de la magnitud y la gravedad de los crímenes que algunos regímenes perpetraron contra los ciudadanos. Solo desde el más absoluto desconocimiento de los hechos y una total falta de sensibilidad se puede bromear con episodios tan negros de nuestra historia.

Por esa misma razón el monumento a los judíos asesinados en Berlín es patrullado frecuentemente por la policía. Dicho monumento, situado a unos pocos metros del parlamento alemán, está formado por 2.711 bloques de hormigón de diferentes alturas, cuya interpretación el autor dejó al libre albedrío del observador. Es un lugar de parada obligatoria con gran afluencia de turistas, a los que la policía ha de llamar la atención frecuentemente cuando, pasando de los márgenes razonables, éstos deciden fotografiarse encima de los bloques o saltar de uno a otro, olvidando que aquello representa a miles de personas asesinadas en nombre de la limpieza étnica de un lunático.

Aparte de la ya comentada legislación contra la apología de ideologías totalitarias o extremistas, podríamos citar su profundo respeto por la historia y la memoria de las víctimas

Alemania es un país al que se le pueden atribuir defectos o virtudes, pero es por encima de todo un país con memoria y dignidad que se respeta a sí mismo. Aparte de la ya comentada legislación contra la apología de ideologías totalitarias o extremistas, podríamos citar su profundo respeto por la historia y la memoria de las víctimas. Si uno camina por ciudades alemanas puede observar como cada pocos metros se encuentra en la acera un adoquín a modo de placa conmemorativa recordando que en esa calle vivieron una o varias personas asesinadas tras ser deportadas a un campo de concentración. Con nombre y apellidos.

Recuerda esto inevitablemente a la iniciativa de COVITE, la asociación de víctimas del terrorismo en el País Vasco, de colocar placas conmemorativas en el lugar exacto donde la banda terrorista ETA asesinó a muchos de nuestros conciudadanos. La diferencia entre un caso y el otro es que mientras en Alemania las instituciones protegen la memoria de las víctimas y castigan con dureza el mínimo acto de simpatía con el régimen genocida que las provocó, el gobierno vasco y los ayuntamientos se encargan de eliminar todo rastro de estas placas en memoria de los asesinados mientras permiten todo homenaje organizado en honor de los asesinos. Algo para hacérnoslo mirar como sociedad.

Que nadie crea que las democracias sobreviven eternamente sin necesidad de defenderlas de quien se aprovecha de sus espacios de libertad precisamente para cargárselas

Porque defender la democracia también es prohibir, sí. Prohibir y combatir todo aquello que ataque directamente a la línea de flotación de los sistemas democráticos. Que nadie crea que las democracias sobreviven eternamente sin necesidad de defenderlas de quien se aprovecha de sus espacios de libertad precisamente para cargárselas. En este mismo sentido iban las declaraciones que hace unos días hacía públicas el actual secretario general del partido socialdemócrata alemán, Lars Klingbeil. Según el máximo responsable del SPD “defender la democracia significa actuar, no quedarse mirando de brazos cruzados». Se producen estas declaraciones en un clima en el que cada vez son más numerosas las críticas al partido ultraderechista y xenófobo AfD (Alternativa para Alemania).

Tras la participación de varios de sus miembros en las últimas manifestaciones neonazis de Chemnitz son varios los partidos políticos que ya han pedido que la Oficina Federal para la Protección de la Constitución (BfV), la agencia de inteligencia del gobierno federal, supervise a este partido en relación a su posible inconstitucionalidad. Tanto el partido socialdemócrata alemán como el partido de “los verdes” han exigido que el partido ultraderechista sea examinado tras los acontecimientos de las últimas semanas en lo que se refiere a su participación en las protestas xenófobas y tras alentar las reivindicaciones de éstas de tomarse la justicia por su cuenta. Según el secretario general del SPD “los eventos de los últimos días muestran que gran parte del AfD representa abiertamente ideas nacional-populistas y resta importancia a los actos de violencia de extrema derecha». También la CDU, el partido de la canciller Angela Merkel, ha hecho pública su petición de «examinar con lupa» al partido AfD y sus actuaciones.

El debate en torno a la posible supervisión del partido ultraderechista ya se ha instalado en la sociedad alemana, pero no solo entre los partidos políticos crecen las señales de alarma en torno a esta formación política. Según una encuesta realizada por el Instituto de Sondeos Civey el pasado mes de Agosto, más del 57% de los encuestados se mostraron a favor de que el partido AfD sea supervisado por la Oficina Federal para la Protección de la Constitución. Las reacciones no se han hecho esperar y los Estados federados de Bremen y Baja Sajonia han solicitado ya a la Oficina Federal para la Protección de la Constitución que haga seguimientos de algunas secciones de este partido.

No seré yo quien establezca un juicio sobre si este partido incurre o no en una posible inconstitucionalidad. Esto es algo que corresponde determinar al organismo competente. Lo que sí diré es que las peticiones de supervisión de este partido me parecen totalmente justificadas a la luz de las manifestaciones y comportamientos de algunos de sus miembros. Se corre el riesgo, a mi juicio, de que esta ideología del odio al otro, prohibida expresamente por el Código Penal, consiga un respiradero legal a través de un partido actualmente permitido en Alemania.

No podemos tomarnos el asunto a la ligera ni en broma y por supuesto debemos aprender de nuestra historia reciente. El ascenso del partido nacionalsocialista alemán de Hitler comenzó también con un discurso populista en un terreno perfectamente abonado por la crisis de aquellos años y terminó llegando al poder en 1933 de manera democrática, tras ser votado por una gran mayoría de ciudadanos alemanes.  Lo que vino después no hace falta explicarlo.