Querido Josu, la última vez que coincidí contigo fue en Miravalles, en el ascensor del edificio donde residieron tu madre y mis padres, ya fallecidos: coincidimos en la toma de posesión como concejales de nuestro pueblo y yo iba a visitar a mis padres. Estábamos solos y en cuanto se cerraron las puertas no tuviste ningún rubor en advertirme que tuviera cuidado, pues a pesar de que yo era un crío sabías de mi, que yo era de los que siempre decía lo que pensaba y no te gustaba. Pese a la impresión (por qué negarlo, canguelo se podría decir) saqué algo de valor y de una manera temblorosa te advertí: y tú también, ten cuidado.
Es cierto que a los pocos meses me tuve que exiliar por recomendaciones de la Guardia Civil: un buen amigo tuyo había puesto fecha y hora para cumplir tu encargo, la escenografía prevista me atenazó: explosionar un coche al recoger a mi hija cuando volvía en el autobús del colegio.
Tu detención, 17 años después de tu huida, es la noticia más gratificante que he recibido en mi vida política.
Pero no es un hecho concluyente, ya que aun quedan dos elementos claves en los que profundizar: el esclarecimiento de todos los crímenes de ETA y que el sistema judicial tome en serio la autoría intelectual de todos los crímenes cometidos por la banda, algo en lo que tú tienes mucho que ver.
El primer elemento es obvio, una democracia avanzada no puede dejar de perseguir a los criminales que han perpetrado más de 350 asesinatos aún sin esclarecer, y sobre los que el Estado, en numerosas ocasiones, no se empleó a fondo o cometió graves errores que evitaron su esclarecimiento: sumarios inconclusos que ocupan no más de un par de folios, algunos perdidos o la demostración de una dejadez absoluta ya que ni siquiera se llegaron a cruzar datos básicos de la investigación como las pruebas de balística…
Pero con tu detención se abre un escenario nuevo en la lucha contra ETA, porque esta no debe acabar hasta que sea técnicamente imposible seguir investigando todos los crímenes y, por otro lado, se juzgue la responsabilidad intelectual, también la tuya, de toda la violencia practicada, de todo el terror ejercido. Por justicia, incluso para los pistoleros ejecutores.
Existe una autoría intelectual que no es menor, la de aquel que decide que se debe realizar un delito y lo proyecta, induciendo a otra persona o personas a su ejecución. Ahí estás tú.
Esas ejecuciones se deben contextualizar y es obvio que la banda que has dirigido a lo largo de tantos años siempre ha estado presente en la agenda política vasca, desde el primer momento. De eso también tú eres responsable.
Pedro Luis Uriarte escribió sobre la negociación del Concierto Económico Vasco: «El cierre de la negociación a tan sólo 50 horas de la finalización del año 1980 fue providencial. (…) El panorama político se iba tensionando día a día. ETA cada vez más fuerte y Suárez a punto de dimitir. Supimos aprovechar un momento político irrepetible… y lo logramos» . Siempre estuvisteis acompasados. Lo del árbol y las nueces es algo que nunca ha dejado de formar parte de la táctica compartida dentro de una estrategia también compartida.
Del cómo los responsables de ETA decidíais el momento y el por qué cometer un atentado, bien volando una empresa, asesinando a un miembro de la Guardia Civil, militar o concejal del PP o del PSOE se deben extraer algunas conclusiones que, con toda seguridad, guardarán una estrecha relación con la agenda política de los partidos nacionalistas. ¿A que sí?
quizás evitar que alguien cuente algún día toda la verdad sea el verdadero motivo por el que el EAJ-PNV se ha dado tanta prisa en blanquear la historia criminal de tu banda
Con toda seguridad, tú puedes aportar mucho al esclarecimiento de esa simbiosis, te animo a hacerlo, quizás evitar que alguien cuente algún día toda la verdad sea el verdadero motivo por el que el EAJ-PNV se ha dado tanta prisa en blanquear la historia criminal de tu banda. Anímate, hombre; después de tanta cobardía acumulada a lo largo de tu infame vida a lo mejor no te sienta mal un gesto, aunque sea mínimo, de valor. Cuenta las cosas, aunque sea para fanfarronear de haber sido el jefe criminal más longevo – en años de ejercicio- de la banda terrorista que tomó el relevo al franquismo para demostrar que en nombre de la patria vasca se puede ser mucho más cruel que lo que cualquier español pudiera suponer.
Yo habré terminado por esta lucha en cierta indigencia laboral, pero hoy es uno de los días más felices de mi vida. Sinceramente, me complace verte entre rejas y solo me queda un deseo: que te pudras.
Sincero, honesto, necesario. ¡Bravo, Niko! Un orgullo formar parte de tus amigos.