Revolucion Bolivariana - PedroMUG

El 6 de diciembre de 1998 Hugo Chávez alcanzó el poder en Venezuela. Esa victoria cambió para siempre el curso político, económico y social del país y está próxima a cumplir 20 años. Miles de artículos se han escrito condenando y elogiando al caudillo, pero su legado se ha topado con lo inevitable, la verdad que trae consigo la evidencia: en Venezuela hay una dictadura de nuevo cono, La Revolución es un fracaso del que a diario huyen miles de personas según datos de Amnistía Internacional y la ONU.

Cinco años después de su muerte, el recuerdo Chávez no es más que un mito que se desvanece en la memoria del venezolano que otrora creyó en momentos de gloria, aupados por una bonanza económica que permitía el clientelismo vulgar y sin control, así como la propagación de un modelo hegemónico llamado el Socialismo del Siglo XXI. Parece imposible desligar la crisis actual a la gestión del caudillo, salvo el grupo de fanáticos que le equiparan a una deidad (toda revolución requiere de un mesías), poco queda más que la tragedia de un país que cada día toca nuevos bajos en temas económicos y sociales.

Pero nos queda preguntar, 20 años después, ¿por qué se mantiene el chavismo en el poder? Diversos factores internos y externos contribuyen a ello, por lo que de seguido mencionaré los más importantes:

  1. Politólogos como S. Levitsky y L. Way han señalado la importancia del control político sobre las fuerzas de seguridad del Estado para lograr la cohesión en regímenes autoritarios. En Venezuela, esta relación se ha llevado más lejos, el control interno que gestiona el Estado se funda en un matrimonio íntimo entre poder civil y poder militar. Así tenemos que la mitad de la cartera ministerial y de las empresas públicas estratégicas están bajo el control de los militares, al igual que las fronteras y aeropuertos en donde se gestan formas épicas de contrabando. Las fuerzas de seguridad cumplen un papel de protectores del poder político, mientras que están ausentes cuando de delitos comunes se trata. Esto crea un clima de impunidad para los ciudadanos que perciben a las fuerzas de seguridad como un instrumento para la satisfacción de las necesidades de La Revolución y no de las personas. Los datos señalan que para 2017 solo el 17% de los venezolanos se sentían seguros al caminar por la calle en la noche, y solo el 24 % confiaba en los cuerpos de seguridad.
  2. Diversos mecanismos de control social han sido impuestos en Venezuela. La educación pública está politizada, la distribución de alimentos depende de lealtades políticas al igual que la prestación de servicios y satisfacción de necesidades fundamentales para el desarrollo de la vida diaria de las personas. El punto culmen de esta estrategia es la implementación del carné de la patria que funge de DNI paralelo y provee a sus portadores de múltiples asuntos: desde bonos por votar por el chavismo en elecciones, comida, atención médica, medicinas y, a partir de este año, de combustible subsidiado. Los venezolanos que no han migrado se debaten entre sobrevivir de las remesas o a través de las dádivas que La Revolución otorga a través de este instrumento. El propio Maduro se ufana de cómo cada vez más opositores se suman al sistema del carné de la patria; las alternativas son pocas, comer o morir. Conforme cifras extraoficiales (no hay cifras públicas en el país), el 87% de los hogares venezolanos están en situación de pobreza; razón por la cual la mayoría de los venezolanos dependen de La Revolución para subsistir. No es casual que más del 60% de los venezolanos necesiten de los subsidios creados por La Revolución para alimentarse.
  3. El Estado venezolano también destina grandes recursos a hacer propaganda. No existe una plataforma comunicacional abierta en donde los opositores al chavismo puedan expresarse directamente y hablarles a las grandes masas ciudadanas. Las redes sociales e internet, a las que solo acceden un pequeño número de venezolanos, son el camino más abierto para la difusión de mensajes políticos distintos de la propaganda del chavismo. Incluso, el Partido Comunista de Venezuela ha dejado de publicar Tribuna Popular por falta de asignación de papel por parte del Estado, sumándose así a cientos de periódicos y radios censuradas por el chavismo. Tal es el control sobre la opinión pública que las recientes medidas económicas han hecho ganar popularidad y tiempo al partido de gobierno, el poder del discurso y su difusión es vital para el sostenimiento de La Revolución.
  4. La posición geográfica venezolana es estratégica para el acceso al Caribe, al Pacífico por su cercanía al canal de Panamá y al Atlántico. Esto lo han visto con claridad rusos y chinos, quienes también entienden la importancia de los recursos naturales que tiene el país. En ciencia política se justifica la permanencia de gobiernos inestables, corruptos y sin dinero por la existencia de Caballeros Negros (Black Knights); así lo han descrito Levistky y Way y también Jakob Tolstrup, autor que aborda el caso venezolano. Los nexos entre Venezuela y China se han fortalecido de manera proporcional al tamaño de la deuda externa del primero para con el segundo (se estima en 70 mil millones de dólares la deuda de Venezuela para con el gigante asiático). Por su parte, el patrocinio de Putin a Maduro es más que expreso. Esto hace de Venezuela hoy un activo de la geopolítica rusa y china en América Latina. Los nexos de ambas potencias con La Revolución hacen improbable una intervención humanitaria ordenado por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Además, la oposición política venezolana es incapaz de dibujar una estrategia que hable a los acreedores de la monstruosa deuda creada por el chavismo y que facilite el diálogo para abrir una pequeña puerta a la transición hacia la democracia.
  5. A estos factores, que grosso modo son los más importantes, debemos sumar la incapacidad de la dirigencia opositora de dibujar una estrategia conjunta para la consecución de fines más allá de los electorales. La falta de compromiso y altura de esta dirigencia ha hecho perder la confianza de los electores en un cambio, haciendo más compleja la situación del país. Esto se debe a que la política venezolana siempre ha necesitado de caudillos y ha adolecido, casi crónicamente, de un cortoplacismo incapaz de construir una democracia fuerte o, en el caso que nos asiste, una oposición con una ética política mínima de acción. Pero sería injusto cargar de toda la culpa a una oposición que ha sido desdibujada por las medidas autoritarias de Maduro: ilegalización de partidos políticos, persecución de líderes opositores, exilios forzados, negociaciones infructuosas para gestar diferencias y confrontación, destitución de autoridades electas, elecciones sin garantías y una asamblea legislativa supra constitucional con la última palabra. Al final del día la culpa recae en la implacable manu militari de la cúpula chavista que, según Delcy Rodríguez, no va a entregar el poder político más nunca.

Estos pequeños trazos pueden ayudar a entender la situación venezolana de mejor manera y el porqué de la permanencia de la izquierda revolucionaria en el poder por veinte años.