Geoparques - Alfonso Sopeña

Aunque el proceso de reconocimiento de la necesidad ineludible de lograr un equilibrio entre seres humanos y naturaleza es muy lento, parece que, por fin, la exigencia de la preservación del Medio Natural cala como lluvia fina en amplios sectores de la población mundial. Hace ya más de cuarenta y cinco años que en la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural de 1972, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), aprobó el Tratado Internacional que contempla, por primera vez, la íntima relación que existe entre la conservación de la naturaleza y la preservación de lugares y culturas singulares. No ha sido un acuerdo banal, tanto por su carácter universal, ya que lo firmaron ciento noventa y cinco países, como por las consecuencias posteriores que ha tenido. El artículo dos del texto de la Convención, considera Patrimonio Natural:

  • Los monumentos naturales constituidos por formaciones físicas y biológicas, o por grupos de esas formaciones, que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista estético o científico.
  • Las formaciones geológicas y fisiográficas en zonas perfectamente delimitadas que constituyan el hábitat de especies animales o vegetales amenazadas y que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista estético o científico.
  • Los lugares o zonas naturales que, perfectamente delimitadas, tengan un valor excepcional y universal, desde el punto de vista de la ciencia, de la conservación o de la belleza natural.

El conjunto de los Geoparques Mundiales de la UNESCO, repartidos por todo el mundo, permiten elaborar el relato de los 4.600 millones de años de historia de la Tierra

Con estos criterios, el 17 de noviembre de 2015, todos los Estados Miembros de la UNESCO, dieron un paso decisivo al ratificar la creación una nueva figura de carácter internacional: Los Geoparques Mundiales de la UNESCO. La decisión, que fue tomada en la Conferencia General, Órgano de Gobierno de esta organización, reconoce la importancia de la gestión holística de los lugares geológicos y de los paisajes distribuidos por toda la superficie terrestre, donde mejor se puede examinar la historia de nuestro Planeta. De esta forma, el conjunto de los Geoparques Mundiales de la UNESCO, repartidos por todo el mundo, permiten elaborar el relato de los 4.600 millones de años de historia de la Tierra, abarcando los acontecimientos geológicos que le dieron forma, la aparición y evolución de la vida y, en las últimas decenas de miles de años, la evolución de la humanidad misma. Por otra parte, estos territorios, no muestran solo las evidencias de los cambios climáticos del pasado, también informan a las comunidades locales de los desafíos actuales y las ayudan a prepararse buscando resiliencias para posibles terremotos, tsunamis, erupciones volcánicas y otro tipo de riesgos y peligros naturales.

España es el país que ocupa el segundo lugar mundial, con doce Geoparques 

En estos momentos, como puede verse en la Web Unesco Global Geoparks, hay ciento veintisiete Geoparques repartidos por diversos países de todo el mundo. Después de China, que por su gran extensión y diversidad dispone de treinta y cinco, España es el país que ocupa el segundo lugar mundial, con doce Geoparques distribuidos por toda la geografía española, tanto peninsular como insular. El pequeño cuadernillo titulado “Geoparques. Los destinos más innovadores del turismo sostenible” aparecido en octubre de 2016, pone a disposición de cualquier visitante, de forma gratuita, las principales características de los once Geoparques españoles reconocidos hasta el momento de su publicación.

Geoparques españoles en 2017

Maestrazgo

Cabo de Gata-Níjar

Sierras Subbéticas

Sobrarbe-Pirineos

Costa Vasca

Sierra Norte de Sevilla

Villuercas Ibores-Jara

Cataluña Central

Molina – Alto Tajo

El Hierro

Lanzarote y Archipiélago Chinijo

Las Loras

Sin embargo, conviene remarcar que obtener la consideración de Geoparque de la Red mundial y europea de la UNESCO es un proceso largo y difícil. Para que un determinado territorio sea incluido en la red mundial, no basta que su Patrimonio Geológico sea excepcional, debe cumplir, además, otras condiciones que proporcionan un importante valor añadido a la comarca que lo consigue.

Un Geoparque debe servir como elemento dinamizador para el desarrollo sostenible de la región considerada

Son tres los requisitos ineludibles: un patrimonio geológico excepcional como hilo conductor y protagonista de cualquier acción que se lleve a cabo dentro de su ámbito territorial; un proyecto claro y bien definido de iniciativas de geoconservación y divulgación; además, y muy importante, la potenciación del desarrollo socioeconómico y cultural de la zona. Es decir, un Geoparque debe servir como elemento dinamizador para el desarrollo sostenible de la región considerada.

Se trata preservar el binomio Geodiversidad-Biodiversidad evitando el crecimiento expansivo e incontrolado de las infraestructuras y de las zonas urbanas

En la práctica, este tipo de exigencias se traducen en un cambio radical del patrón que ha caracterizado el turismo en nuestro país. El sol-playa-discoteca, habitual en la época del desarrollismo urbanístico de la mayoría de las costas españolas se sustituye por un nuevo modelo de turismo alternativo, cimentado en la Sostenibilidad y en la Conservación. Este cambio de paradigma demanda una población responsable, tanto la que visita y utiliza estos espacios naturales de valor excepcional, como la autóctona, que ahora debe velar celosamente por su preservación. Y no solo por la materialidad del Medio Natural, también y primordial, por el mantenimiento de los valores culturales, de las tradiciones, y de las costumbres. Es la suma de estos factores la que posibilita hoy el turismo de naturaleza, casi inédito, en estas zonas dormidas y olvidadas. En resumen, se exige algo tan difícil como “cambiar, pero sin cambiar nada” o, al menos, aquello que ponga en riesgo la riqueza de los bienes naturales y del Patrimonio Inmaterial de la comarca. Se trata de preservar el binomio Geodiversidad-Biodiversidad evitando el crecimiento expansivo e incontrolado de las infraestructuras y de las zonas urbanas. Todo ello exige una cuidadosa planificación de bienes y servicios y un permanente y estricto control medioambiental que deben ejercer los responsables políticos y la población misma. La supervivencia de estos espacios privilegiados se basa en impedir su degradación. En el caso de los Geoparques, el control está garantizado por medio de rigurosas evaluaciones externas que llevan a cabo, de forma periódica, comités de expertos internacionales. Las valoraciones no solo contemplan el grado de conservación o degradación de los espacios naturales, también el nivel de cumplimiento de los objetivos de divulgación y de potenciación del desarrollo socioeconómico y cultural de la zona. Todo ello, de acuerdo con los requisitos establecidos por la UNESCO.

Uno de los arquetipos de este tipo de nuevos escenarios es El Geoparque de la Comarca de Molina-Alto Tajo cuya solicitud se inició en año 2006. Situado en un territorio de extrema despoblación, fue incluido en la Red Mundial de Geoparques en la VI Conferencia de Geoparques de la UNESCO celebrada en el año 2014 en Canadá. Es el mayor de España, con una superficie de más de cuatro mil kilómetros cuadrados y está enclavado en la llamada Serranía Celtibérica española, un territorio con menos de 7,72 habitantes por kilómetro cuadrado, con el índice de envejecimiento mayor de la Unión Europea y la tasa de natalidad más baja. Un desierto demográfico, a pesar de que está rodeado de poblaciones que superan, en conjunto, los veintidós millones de personas. Paco Cerdá, en un delicioso libro de reciente publicación titulado Los últimos: Voces de la Laponia española, comparte con prosa singular, las sensaciones que experimentó al llegar a Motos, uno de los pequeños pueblos de Guadalajara: “no hallé más que silencio y soledad. No encontré otra cosa que un no-lugar en un no-tiempo, una encrucijada geográfica y mental alejada de toda coordenada conocida”.

Geoparques 1 - Alfonso Sopeña
Fotografía del paisaje ruinoso de las areniscas rojas del Triásico (252 millones de años de edad) en el Barranco de la Hoz del río Gallo, Guadalajara. Geoparque de la Comarca de Molina-Alto Tajo

Pero la desolación, la decadencia, la soledad y el secular abandono de los campos y de los pequeños núcleos urbanos han sido precisamente los factores decisivos que han conformado, a lo largo del último siglo, un verdadero paraíso de la conservación del paisaje, de la biodiversidad y de los valores naturales de esta amplia comarca interior de la Península Ibérica. A las duras condiciones de vida que el abandono ha sometido a su población, hay que añadir el clima extremo que soporta la mayoría del territorio celtibérico, considerablemente frío en invierno y muy caluroso en verano. Muchas localidades de las provincias de Burgos, Zaragoza, Teruel, Cuenca, Guadalajara o Soria, registran temperaturas invernales que alcanzan, con frecuencia, los mínimos españoles. Dos ejemplos evidentes son los -30º que soportó Calamocha (Teruel) en 1963, o los -28º de Molina de Aragón (Guadalajara) en enero del año 1952. Es precisamente esta última localidad la que puede considerarse capital del Geoparque y comparte nombre con Parque Natural del Alto Tajo. En la Guía Turística del Geoparque de la Comarca de Molina-Alto Tajo el lector encontrará todo el detalle necesario para disfrutar de las visitas, repasando su historia y eligiendo las rutas, alojamientos, restaurantes y los puntos de mayor interés de observación del Patrimonio Natural y Cultural de la región. Si la Geodiversidad de sus 4.300 kilómetros cuadrados es excepcional para los estudiosos de la Historia de la Tierra, también lo será para cualquiera que se interese por la Biodiversidad y por todos sus valores naturales y culturales. Como dice la Guía de referencia en su introducción “La variedad y riqueza del patrimonio natural y cultural del Geoparque de la Comarca de Molina-Alto Tajo hace imposible identificar una sola característica que lo defina. A su evolución como comarca histórica y señorío independiente, se suma un entorno natural bien conservado y muy variado” … “De hecho, es difícil encontrar en Europa Occidental otro espacio tan extenso y con tal grado de naturalidad, que, en ocasiones, parece que el ser humano no haya plantado nunca su huella”.

Existen varios espacios protegidos incluidos en la Red Natura 2000, tanto dentro del territorio limitado por el Geoparque, como en sus alrededores o en las lindes. Buenos ejemplos de estos últimos son las Zonas de Especial Conservación de los Sabinares rastreros de Alustante-Tordesilos o los Montes de Picaza, con excepcionales masas forestales de sabina albar, pino silvestre y encinares continentales. Ya dentro de los límites concretos del Geoparque, existen Zonas de Especial Conservación y Zonas de Especial Protección de Aves. El Alto Tajo, la Hoz del río Mesa, las Lagunas y Parameras del Señorío de Molina o la Sierra de Caldereros merecen cumplida visita. El Monasterio cisterciense de Buena Fuente del Sistal, el arte rupestre, las pinturas y grabados como los de la Cueva de Los Casares, los restos arqueológicos como el Castro El Ceremeño, o las salinas de origen medieval de Saelices de la Sal son otros de los grandes atractivos culturales de la región.

Pero sin duda, la cualidad principal que define el Geoparque es el excepcional y variado Patrimonio Geológico que contiene. Es tan amplio, que sería prolijo repasarlo con detalle. Los interesados pueden consultarlo en la Guía de referencia, en los Centros de Información e Interpretación y en los numerosos Paneles Informativos distribuidos por los lugares más emblemáticos. Sin embargo, cabe destacar aquí por su importancia internacional dos Lugares de Interés Geológico (LIGs): la localidad tipo donde por primera vez en el mundo se obtuvieron los ejemplares de un mineral característico de la zona que recibió por ello el nombre de Aragonito y el Estratotipo del Jurásico de Fuentelsaz. Un estratotipo es un lugar donde existe la mejor exposición de las rocas en las que puede estudiarse con suficiente detalle un periodo de la historia de la Tierra o un límite concreto entre estratos geológicos de una edad determinada. Una idea de la importancia de estas localidades es que, en este momento, solo hay en todo el mundo sesenta y cuatro espacios con este tipo de distinción.

Por último, es recomendable visitar el sorprendente Museo Comarcal de Molina de Aragón. Se encuentra ubicado en parte de las dependencias del Convento de San Francisco, un edificio cuyo origen se remonta a la segunda mitad del siglo XIII. El Museo, que se debe a la iniciativa privada de la Asociación de Amigos del propio Museo, dispone de diversas salas, en las que, además de otros ejemplares notables, se ha tratado de recoger la riqueza cultural, geológica y medioambiental de la comarca.

Geoparques 2 - Alfonso Sopeña
Fotografía de uno de los afloramientos del Geoparque de la Costa Vasca en Zumaia, Guipúzcoa

Espero que esta breve reseña, escrita en unos días complicados por la situación política que traviesa nuestro país y en la que los que se consideran más ricos quieren separarse de los que creen inferiores, anime a visitar una de las comarcas más olvidadas de España. En ella, se puede aprender, si se olvidó, que hay muchos tipos de riqueza y que la material es, seguramente, la menos valiosa. En todo caso, la visita a cualquiera de los Geoparques españoles, no decepcionará a quienes gustan de la naturaleza en toda su integridad y buscan algo más que la simple contemplación de un bonito paisaje. Desde la magnífica Costa Vasca, con dos de los estratotipos más espectaculares que pueden recorrerse y donde se puede observar la capa que registró el impacto del asteroide que terminó con los dinosaurios hace aproximadamente sesenta y cinco millones de años, hasta la Isla del Hierro en la España más meridional, hay un Geoparque para visitar y aprender algo más, sobre la historia y las vicisitudes de este Planeta, tan nuestro, pero tan maltratado por la especie humana.

Para saber más:

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