Construir al enemigo - Eduardo Gomez

España es un país de burbujas y desmesuras fabricadas intencionalmente; no nos engañemos, no solo las hay inmobiliarias o financieras, también existen las burbujas de ira y bilis.

Desde unos cientos de kilómetros al sur entiendo, salvo que alguien me corrija, que la promoción política y posterior nombramiento del insigne Torra se produce con el discreto bagaje de escribir editoriales y tweets de contenido enervante para unos y vigorizante para otros, y por el dudoso mérito de mantener adhesión inquebrantable a un señor que anda huido de la justicia.

Y lo acontecido no es baladí, las consecuencias son varias :

Primero.- Que todos los que coadyuvan a ese nombramiento, todos, los que lo designan, los que lo votan y los que se abstienen, conocedores del “pensamiento político” del individuo, son corresponsables y por tanto validan las deliciosas apreciaciones que encumbraron su figura. Dada la entidad y significación de lo que ha expresado no sería disculpable la ignorancia.

Segundo.- Que si como he dicho validan o simplemente excusan sus exabruptos quiere decir que participan en parte o en todo de su contenido. Y si eso es así quiere decirse que todos los lemas e ideas que se nos presentaban como potencialmente discutibles durante el proceso soberanista eran fundamentalmente fingimiento y artificio para tapar y esconder sentimientos abyectos. Es decir que aquello de “España ens roba”, la injusta sentencia del Estatut, los avatares de 1714 y otras son simples recursos de estrategia política tendentes a presentarse como víctimas. No era amor, era sexo y sin ninguna empatía. Vayan desde aquí mis condolencias para todos los que trasegaron de buena fe con estos lemas e ideas fuerza.

Tercero.- Que el hecho, insisto sumamente grave, de encumbrar a este señor sitúa el problema en el ámbito en que siempre ha estado, en el emocional, y lo saca del ámbito racional, pactista o político. Hay sentimientos buenos y malos, y no por ser sentimientos deben ser respetados y permitidos cuando son el odio, la superioridad y la hostilidad.

Cuarto.- Que la aparición de este señor y su amable pensamiento trufado de insultos con incrustaciones de xenofobia y racismo destapa el tarro de las esencias, otorgándole coherencia a un relato que desde el resto de España nos parecía cojo.

Y es que la Constitución del 78 se votó en Cataluña por amplia mayoría y sin embargo es notoria la ruptura actual, pues el relato ahora comienza a entenderse, aunque la realidad que descubra sea horrible: “este señor y otros de similar catadura llevan décadas inoculando odio y desprecio a todo lo español por medio de la Educación y los medios de comunicación públicos y privados, aprovechando la inoperancia y banalidad provocada por los complejos de la mayoría de los partidos y el cortoplacismo del gobierno del país”.

Es decir que los arriba citados nunca creyeron en la Constitución del 78 ni en los valores que de ella emanan, de la misma forma que nunca creyeron en la República frente a la que se alzaron en el 34.

Fundamentos: Visto lo visto quedan pocas razones para ser optimista, porque si los razonamientos, debidamente inoculados, de este cerrilismo nacionalista es asignar adjetivos como bestia, víbora, hiena o carroñero en base a la vecindad civil o la condición de “catalán defectuoso”, poco queda.

Aunque no sea lenitivo suficiente y para demostrar que todo esto no es novedoso y ha ocurrido muchas veces, les sugiero leer la transcripción de una charla que dio Umberto Eco en la Universidad de Bolonia, titulada “Construir al enemigo”, además de divertida y tonificante ayuda a asimilar cosas similares : “Tener un enemigo es importante no solo para definir nuestra identidad, sino también para procurarnos un obstáculo con respecto al cual medir nuestro sistema de valores y mostrar, al encararlo, nuestro valor. Por lo tanto, cuando el enemigo no existe, es preciso construirlo”

“Desde el principio se construyen enemigos no tanto a los que son diferentes y que nos amenazan directamente, sino a aquellos que alguien tiene interés en representar como amenazadores aunque no nos amenacen directamente, de modo que lo que ponga de relieve su diversidad no sea su carácter de amenaza, sino que sea su diversidad misma la que se convierta en señal de amenaza”.

Otrosí digo: A efectos prácticos el nombramiento de Torra tiene una repercusión importante. En las doctas y amables disquisiciones que surgen en redes sociales y otros foros, se dan casos en que todo acaba con la asignación del atributo “fascista”, cosa que es molesta y que puede originar una crisis de identidad o un tratamiento con ansiolíticos.

Pues bien apoyándome otra vez en el desaparecido Profesor Umberto Eco, en concreto en la transcripción de otra charla titulada «El fascismo eterno», donde desglosa las características de un gobierno fascista, se entresaca que si otorgas un culto excesivo a la tradición, si el desacuerdo o la opinión contraria se considera traición, si tienes miedo a la diferencia (xenofobia) o manifiestas un elitismo que desprecia a los débiles (supremacismo), como así lo ha manifestado el señor President, e insisto los que le apoyan, eres un fascista de “tomo y lomo”.