Conspiraciones. En línea con la mejor tradición shakesperiana, unos matemáticos británicos intentaron demostrar que las teorías de la conspiración eran altamente improbables. La Historia es el relato caótico de un loco, lleno de furor y de ruido.
Sería un enfoque original y divertido, si no fuera porque negar que la Historia tenga sentido plantea más dudas y dificultades que las que resuelve. El debate al que me invita el profesor Carlos Martinez Gorriarán sobre determinismo es atrayente pero: ¿Puede sostenerse que un acontecimiento como el 11-S es circunstancial y carece de sentido?
La necesidad de definir qué tipo de relato lógico es la Historia me llevó hace años a crear y definir lo que llamé La Ley del Embudo
La necesidad de definir qué tipo de relato lógico es la Historia me llevó hace años a crear y definir lo que llamé La Ley del Embudo. Mitad gamberro, mitad poeta, como diría Blaise Pascal, a un imperfecto servidor le puede su natural inclinación a las provocaciones. Cuando analizamos un objeto complejo, en circunstancias excepcionales, todos los hechos que observamos se precipitan, concatenan y acaban por afectar a un número creciente de individuos. Podría decirse, de un modo metafórico, que todo se relaciona en el momento CERO de un modo retrospectivo. El impacto contra las Torres Gemelas afectó a todo el planeta, de modo que la estructura que persiste en las horas posteriores es como una suerte de eco de una estructura pasada. Una infinidad de circunstancias y tiempos confluyen en un mismo instante presente y desaguan de un modo brutal. Son como dos embudos invertidos unidos en un único punto.
Analizar una “conspiración” o un “objeto social” equivale a hallar el rastro objetivo de una estructura evanescente. En buena lógica, dicha estructura es cada vez más improbable a medida que avanzamos o retrocedemos en el tiempo. En circunstancias normales, nadie percibe la fuerza de ese continuo Big Bang que es el tiempo, y que contrae y expande el universo. Pero el hecho es que existe. El universo late como un corazón con pulso irregular: se contrae y expande, dejando un rastro en forma de estructuras predecibles. Este es probablemente el motivo o razón por la que el estudio de datos (Big Data) y pautas de consumo permiten crear algoritmos predictivos.
La bolsa, los mercados financieros y la política económica son el terreno abonado para la observación de esas pequeñas pautas (estructuras) que permiten deducir de un modo lógico su evolución. Las sociedades occidentales son cada vez más homogéneas y uniformizadas. Su tendencia al control social totalitario permite identificar y rastrear un creciente número de pequeñas estructuras y analizar o manipular su “evolución” inmediata. En realidad, más que predecir o anticipar el“futuro inmediato” lo están provocando.
Defendía la idea, en una reciente presentación de mi libro que hice en Madrid, que nos enfrentamos a un fenómeno social nuevo, que no ha sido diagnosticado y para el que la mayoría de analistas, pensadores y políticos no están preparados. Nos intentan “vender” que movimientos como el BREXIT o la elección de populistas como Donald Trump son “democracia por defecto” cuando en realidad son “democracia representativa por exceso”. No es tal la manipulación de la Opinión Pública como su perfecta segmentación. Miles de consumidores y votantes que no sabían lo que querían o buscaban, son identificados e ilustrados. El deseo y la frustración ya no se desvanecen: suman. Mercado perfecto y democracia optimizada.
La actualidad nos va a brindar, en España, un maravilloso ejemplo de “democracia optimizada”
La actualidad nos va a brindar, en España, un maravilloso ejemplo de “democracia optimizada”. En circunstancias “normales”, en un entorno político “clásico”, el nefasto Partido Socialista de Pedro Sánchez habría sido castigado sin piedad por los electores. En lugar de eso, los españoles pueden enfrentarse el 29 de abril a un escenario de auténtica pesadilla. ¿Cómo es posible?
Toca hablar de política. O más bien de ajedrez. Toca analizar las claves de este desagradable episodio de la Historia de España que nos toca vivir. El lobby catalán marca los tiempos del debate nacional. No necesita ejercer ninguna clase de censura: un coro de voces repelentes e histriónicas grita consignas y naderías y okupa la agenda política.
Aunque inventaran la Operación Relator para marcar paquete y convocar las elecciones, es más interesante pararse a analizar algunos pequeños detalles del sainete. Lo primero es situar todas las piezas en el tablero. ¿Dónde está Pablo Iglesias? Ha desaparecido. La pieza más importante del ajedrez actual está escondida a la vista, pero su alargada sombra ocupa toda la diagonal.
Los Medios y periodistas del Lobby insisten en recordarnos la división interna de Podemos. ¿Por qué ese ejercicio de masoquismo? Los ambiciosos podemitas podían haber convocado elecciones a la vuelta del verano, tras la Moción de Censura, y habrían salido por la Puerta Grande, montera en mano. En lugar de eso, se flagelan y agigantan la figura de Pedro Sánchez, un mequetrefe sin escrúpulos y sin más recorrido que una imitación Made in China del conejo de Duracell. ¿Qué sentido estratégico tiene?
Pablo Iglesias, el líder de Podemos, tiene muchos defectos, pero la estupidez no es uno de ellos. Ha demostrado olfato e intuición, y una envidiable capacidad para anticiparse a los acontecimientos. Carece de sentido asumir que va a rebufo de los tiempos que le marcan otros y que se verá forzado a dimitir, entre lágrimas, el próximo 28 de abril. Si así fuera a ocurrir la pérdida de 40 escaños, siendo inevitable su renuncia a liderar Podemos, Pablo Iglesias habría sido el primero en mover ficha.
En junio de 2016, el líder de Podemos descubrió que en política 1 +1 no siempre son 2. También descubrió que había infravalorado el poder de Felipe González en el PSOE. Pero se recuperó y jugó sus bazas a favor de un defenestrado Pedro Sánchez que, hoy, le debe su resurrección. El hecho político, que nadie debe pasar por alto en este momento, es que sin el apoyo de Pablo Iglesias y de Podemos, jamás habría derrotado a Susana Díaz en las Primarias del PSOE ni habría sido capaz de poner de acuerdo a Junqueras y Puigdemont para secundar la Moción de Censura. De modo que lo más lógico es pensar que el ajedrez que estamos analizando lo ha ideado un hombre que ha elegido quedarse en un segundo plano y simular debilidad.
Lo que nos revela una posición tan arriesgada en el tablero es lo que Pablo Iglesias y Junqueras debieron pactar en la cárcel. Son las condiciones que deben darse para un gobierno tripartito formado por el PSOE, ERC y Unidos Podemos. Pablo Iglesias debió convencer a Junqueras, en nombre de Pedro Sánchez, que ERC puede alcanzar los 20 escaños en Cataluña y es posible juntar mayorías en el Congreso y en el Senado.
El escenario que buscan pasa por fomentar una baja participación y forzar, de facto, el voto útil al PSOE
El escenario que buscan pasa por fomentar una baja participación y forzar, de facto, el voto útil al PSOE. La forma de hacerlo, sin levantar sospechas ni movilizar al resto de fuerza política, es simulando división en Podemos y ausencia política. Pablo Iglesias ha calculado que si bien Podemos y sus confluencias pueden perder de 30 a 40 escaños, el PSOE recupera 2 millones de votos y podría acercarse a los 130 diputados. Pero la verdadera clave de la jugada es que al perder fuelle Cataluña, ERC puede ganar hasta 10 escaños y posibilitar la formación de un gobierno con mayoría sólida en las dos cámaras.
Pablo Iglesias tampoco ha perdido de vista al partido naranja, al que el francés Manuel Valls ha venido a poner el toque de esperpento. En cualquier truco de magia, la clave es la distracción. La presencia del Primer Ministro francés ha generado tanta confusión y desorden en las filas de Ciudadanos que hace imposible que puedan remar en una misma dirección. El objetivo es que C’s se debilite y que VOX le reste votos decisivos al PP. En teoría, y con la aplicación de la Ley D’Hondt, Ciudadanos y VOX se anulan electoralemente entre sí por debajo del 15%.