Partido de Europa League ‘Athletic Club de Bilbao vs Schalke 04’, 5 de abril de 2012 en San Mames (Bilbao). Tras el encuentro, a las 23:25 h. se reciben varios avisos de una pelea, incluso una batalla campal en la que pudiera haber encapuchados involucrados, junto a ‘Kirruli’ una Herriko Taberna (sede social de los independentistas radicales) en la C/ Mª Díaz de Haro de BILBAO.
Se desplazan al lugar varias dotaciones de la Ertzaintza que a su llegada son increpados y recibidos con lanzamiento de objetos.
A las 23:30 el 112 recibe aviso de al menos un herido en el callejón, y una ambulancia se dirige al lugar. Según el testimonio del sanitario, a su llegada al lugar el lanzamiento de objetos continúa y no puede estacionar la ambulancia.
A las 23:37 se ordena a las furgonetas antidisturbios que despejen el paso para que los sanitarios puedan acceder al lugar y auxiliar al herido por el que han acudido a las 23:30.
A las 23:40 el 112 recibe el aviso de un nuevo herido – que resulta ser Iñigo Cabacas – y como los incidentes continúan, es en ese momento cuando los antidisturbios reciben la conocida orden de “entrar con todo”, ya que habría al menos dos heridos que no podían recibir asistencia por los incidentes y lanzamiento de objetos que estaban protagonizando los radicales.
A las 23:58 Iñigo Cabacas es evacuado por una ambulancia.
El 9 de abril de 2012 fallece, tras cuatro días hospitalizado en estado grave.
En estos días se sigue en la Audiencia Provincial de Bizkaia el juicio por aquellos hechos, con varios agentes de la Ertzaintza acusados por la familia del fallecido de homicidio imprudente. La Fiscalía no considera que haya existido delito, y pide la libre absolución.
A mi juicio el caso está en gran medida politizado, por lo que está suscitando encendidas controversias y gruesas descalificaciones hacia la Ertzaintza, sus agentes y la capacidad operativa. Vayamos por partes.
Con un poco más de capacidad y saber estar, el Consejero se habría comprometido a investigar las circunstancias de la muerte, esclarecer los hechos y actuar en consecuencia
Por aquel entonces Rodolfo Ares era Consejero de Interior del Gobierno vasco, y en rueda de prensa el día 10 de abril de 2012 afirmó: “si se confirma que la muerte fue provocada por un pelotazo, se depurarán responsabilidades». Con un poco más de capacidad y saber estar, el Consejero se habría comprometido a investigar las circunstancias de la muerte, esclarecer los hechos y actuar en consecuencia. Cuando anuncia “depurar responsabilidades” asume que la Ertzaintza no habría actuado de forma correcta, y al emplear el término ‘depurar’ parece indicar que esas supuestas responsabilidades acarrearían consecuencias disciplinarias por alguna mala praxis, que en ese momento desconoce si se produjo, pero al poner la venda antes que la herida, la está asumiendo. Negligente.
Sin embargo Iñigo Cabacas se encontraba tomando cervezas en un lugar en el que se estaban dando enfrentamientos y lanzamiento de objetos contra la policía, por lo menos 15 minutos antes de resultar herido. Incurrió, como mínimo, en una imprudencia al no abandonar el lugar, e incluso en una desobediencia pues los recursos policiales realizaron varias advertencias previas por megafonía.
A lo largo de una dilatada actividad contra desórdenes públicos, que desde los primeros años 90 hasta 2012 supone más de 20 años de actuaciones antidisturbios con empleo de pelotas de goma, la Ertzaintza contuvo y disolvió multitud de manifestaciones violentas haciendo uso de las mismas.
Casi siempre las dotaciones policiales eran muy inferiores en número a los encapuchados que tomaban parte en los incidentes. Pongamos que lo más habitual era la intervención de 2 a 4 furgonetas, entre 16 y un máximo de 32 agentes, para controlar a centenares de encapuchados organizados, que empleaban piedras – obtenidas de las vías del tren o del escombro de obras próximas – y cócteles Molotov que previamente confeccionaban (en un principio clásicos, con su trapo en llamas, para posteriormente emplear peligrosos artefactos químicos. Estos químicos producían la deflagración al impactar, por lo que en su trayectoria por el oscuro cielo nocturno parecían simples piedras a ojos de los agentes, algunos de los cuales empleaban su escudo para protegerse del objeto, resultando quemados al impactar e incendiarse ese ‘objeto’).
Gracias al empleo de esas pelotas de goma se conseguía que Ertzainas superados en proporción de 10 a 1 consiguieran disolver a los violentos. Durante esos años se lanzaron MILES de pelotazos, y el uso de ese material antidisturbios conseguía mantener a distancia e incluso disuadir a los encapuchados. En todo ese tiempo se produjeron DOS muertes, ambas accidentales ya que nadie ha probado, ni siquiera planteado, una intencionalidad criminal en los lanzamientos de material antidisturbios.
– El 30 de junio de 1995 falleció en San Sebastián Rosa Zarra, de 58 años y con patologías previas de riñón, tras ser alcanzada por un pelotazo el día 22 del mismo mes. Resultó herida en incidentes causados durante una contramanifestación, que se desarrolló frente a la que los empleados de la empresa Alditrans celebraban semanalmente por la libertad de su patrón, José Mª Aldaya, secuestrado por ETA. Ingresó en el Hospital de Aranzazu el día 22 y ese mismo día fue dada de alta. Seis días después fue intervenida quirúrgicamente y su estado, según el parte del Servicio Vasco de Salud, era muy grave a consecuencia de un cuadro infeccioso generalizado.
– Y el 9 de abril de 2012, tras cuatro días hospitalizado en estado grave, falleció Iñigo Cabacas. La conducta más negligente en este caso la aprecio en el Consejero, por las declaraciones en la rueda de prensa y ese amenazante e inculpatorio: “se depurarán responsabilidades».
Si el entonces Consejero hubiera expuesto estos datos y circunstancias en su comparecencia, incidiendo en que ambas víctimas se hallaban en el epicentro de los incidentes – no son víctimas colaterales -, y que siendo inasumible cualquier muerte la proporción de víctimas con respecto a los disparos realizados es bajísima, probablemente la repercusión de un trágico accidente hubiera sido mucho menor. Esta es la parte de torpeza política, de negligencia, achacable al Consejero.
El ruido mediático producido por medios cercanos al independentismo radical produce calumniosas imputaciones desde ese entorno hacia la Ertzaintza, que sin duda buscan su desprestigio. El hecho que la abogada acusadora sea Jone Goirizelaia, destacada dirigente del entramado radical, transmiten una intención de instrumentalizar políticamente el caso.