Educación a la española - Humberto R. Solla

La educación sigue siendo y será una asignatura pendiente en nuestro país. Utilizando una metáfora universitaria, en algunos lugares de nuestra geografía acabamos año tras año en la convocatoria extraordinaria de septiembre -en otros en la de julio- para suspender. Solo nos queda continuar lamentándonos al ver cómo por intereses políticos, derivados del adoctrinamiento educativo, nacionalista o lingüístico, se hace imposible llegar a acuerdos nacionales que sitúen a España como un referente educativo en el marco de la UE, al igual que lo es por su calidad nuestro sistema sanitario. Todo ello sin olvidar la necesidad de homogeneizar la cartera de servicios sanitarios en todo el territorio español (otra asignatura pendiente).

Los únicos partidos que a día de hoy tienen representación institucional no parece que incluyan en sus agendas un pacto educativo estable como algo prioritario para nuestras futuras generaciones

Si ya sabemos cuáles son las teclas que tocar, no se entiende el por qué del empecinamiento en mantener los intereses particulares de algunos partidos políticos. Los únicos partidos que a día de hoy tienen representación institucional, y por lo tanto capacidad real para desarrollar y poner en marcha políticas que supongan un beneficio para todos los españoles, independientemente del lugar donde vivan, no parece que incluyan en sus agendas un pacto educativo estable como algo prioritario para nuestras futuras generaciones, lo cual redundaría en una sociedad más educada, más preparada y mejor para los desafíos del siglo XXI, los desafíos de la Sociedad del Conocimiento.

Parece más interesante disponer de una sociedad sin criterio en la cual el horizonte sea una línea cada vez más difusa que una sociedad formada y consciente

En España tenemos 17 formas distintas de entender la educación, producto de adaptaciones interesadas de la normativa nacional, cuando no de tergiversaciones opuestas a su espíritu original. Directrices que han generado en los últimos años un importante abuso de adoctrinamiento ideológico con efectos disgregadores como los nacionalismos, que no han dejado de crecer en los últimos años. Todo ello ha redundado en un sistema educativo deficiente en cuanto a su calidad, equidad y cohesión. Parece más interesante disponer de una sociedad sin criterio en la cual el horizonte sea una línea cada vez más difusa que una sociedad formada y consciente, optando por una sociedad que como decía Heidegger “vaya por sendas perdidas”.

La consecuencia de los vaivenes educativos tiene su repercusión en la calidad de nuestra enseñanza y por lo tanto en la preparación de nuestros ciudadanos en todas las etapas de su educación, desde la infantil hasta la universitaria. Tan sólo es necesario echar un ojo a informes o pruebas internacionales homologadas como el Informe Pisa y las noticias, nada positivas, que se publican tras cada informe y cada año. De manera reiterada y desde hace ya décadas, España está en niveles muy insatisfactorios en cuanto a conocimientos básicos como la lectura, las matemáticas o el inglés. Y para sacar a nuestro país de esas condiciones de indigencia educativa necesitamos reflexionar sobre cuál es el modelo educativo que queremos, un modelo que necesariamente ha de ser común, al estilo de los sistemas educativos “sólidos” que se han evaluado.

Para establecer soluciones a medio y largo plazo se debe de empezar por el reconocimiento de la profunda crisis de nuestro sistema educativo y se debe realizar un estudiado diagnóstico de sus causas, que permita plantear y justificar las reformas necesarias, todo ello con el fin de situar la educación en nuestro país en los niveles que le corresponden según nuestro grado de desarrollo.

Necesitamos que se abra un debate serio y sosegado para conseguir una educación pública que sirva de instrumento para alcanzar la igualdad efectiva de oportunidades

El actual gobierno ha dado la espalda a la apertura de un debate serio sobre los problemas que acucian al actual sistema educativo y con ello se ha negado a liderar los cambios que la educación española necesita. España necesita un verdadero Pacto de Estado que apueste por un sistema educativo común en lugar de los 17 sistemas actuales. Un sistema en que no exista miedo a plantear la necesidad de recuperar las competencias de educación por el Estado, a desarrollar una Ley de Financiación de la Enseñanza que garantice a largo plazo los medios humanos y materiales necesarios, a apostar por una enseñanza pública y de calidad con libertad de elección lingüística, a restablecer la disciplina reconociendo al profesorado como autoridad pública, etc… En definitiva a buscar un modelo educativo más eficaz, un sistema público de calidad y una enseñanza integradora.

Necesitamos que se abra un debate serio y sosegado para conseguir una educación pública que sirva de instrumento para alcanzar la igualdad efectiva de oportunidades. Un sistema público de educación que nuestro país y los españoles necesitan, que nos permita salir de las frías estadísticas de fracaso escolar, que sitúe a España en los niveles que se merece como sociedad desarrollada y que nos ayude a salir de nuestra situación de emergencia y de crisis educativa nacional.