La discriminación por razones de orientación sexual sigue estando hoy en día presente en muchos lugares del llamado primer mundo. Ni que decir tiene que, salvando los países más desarrollados en los que realmente residimos un porcentaje muy pequeño de la población mundial, o las grandes ciudades del mundo, cuyo mestizaje es considerable, el mundo es en general un lugar bastante hostil para las personas homosexuales, bisexuales o transexuales. En algunos casos llegando incluso a auténticas aberraciones.
Pero esta vez me gustaría centrarme en eso que llamamos el primer mundo, donde podemos afirmar por regla general que los derechos básicos de las personas están garantizados y protegidos de cualquier animalada, pero en el que todavía sin embargo se discrimina a las personas por su orientación sexual en muchos ámbitos de la vida diaria. Un ejemplo de ello es la donación de sangre.
En el año 2015 el Tribunal de Justicia de la Unión Europea emitió una controvertida sentencia que permitía excluir a los homosexuales de la donación de sangre a raíz de un caso ocurrido en Francia
En el año 2015 el Tribunal de Justicia de la Unión Europea emitió una controvertida sentencia que permitía excluir a los homosexuales de la donación de sangre a raíz de un caso ocurrido en Francia, en el que un médico rechazó la donación de un paciente homosexual. Este organismo avala que un Estado miembro pueda establecer una excepción permanente con hombres que hayan mantenido relaciones sexuales con otros hombres por el “alto riesgo” que presentan de contraer enfermedades infecciosas. Esta práctica comenzó a aplicarse en los años 80, cuando los homosexuales eran el colectivo más afectado por el sida, una enfermedad desconocida en aquellos años, y los hospitales no estaban suficientemente equipados para analizar las muestras y detectar si estaba infectada del virus del VIH.
A pesar de haber superado ya aquella situación aún son muchos los países que no han revocado esta prohibición, como por ejemplo Austria o Dinamarca, por poner dos ejemplos no muy lejanos. Otros, como Bélgica, Finlandia, Francia o Alemania levantaron la prohibición a homosexuales pero con la condición de no haber mantenido relaciones sexuales con otro hombre durante el último año. Sin embargo hay países, entre los que se encuentra España, que no hacen distinción a la hora de aceptar donaciones.
Centrémonos por ejemplo en el caso de Alemania, que es el que conozco más de cerca. Conviene recordar que hasta el año 2017 la donación de sangre por parte de homosexuales estaba directamente prohibida en Alemania. A partir de entonces está permitida pero solo tras un año de abstinencia sexual.
Echemos un vistazo al formulario previo que se ha de rellenar antes de la donación. Hay una pregunta relativa al riesgo de haber contraído enfermedades de transmisión sexual con cuatro apartados. En el primer apartado se hace la pregunta que podemos ver en cualquier cuestionario de otros países del tenor ¿mantuvo usted relaciones sexuales en los últimos 4 meses con una persona que tenga o pudiera haber tenido enfermedades infecciosas? ¿Mantuvo usted relaciones sexuales en los últimos 4 meses con una persona cuyas condiciones de vida sean desconocidas o a la que han pagado dinero u otros servicios…? En el segundo apartado se formula la pregunta de si se han mantenido relaciones sexuales en los últimos 4 meses con frecuentes cambios de pareja o por las que se hayan recibido dinero u otros servicios. Hasta aquí todo correcto, pero a continuación vienen el tercer y cuarto apartado:
- Solo para mujeres: ¿Mantuvo usted relaciones sexuales con un hombre bisexual durante los últimos 4 meses?
- Solo para hombres: ¿Ha mantenido alguna vez relaciones sexuales con un hombre?
En caso afirmativo, ¿Se produjo ese contacto en los últimos 12 meses?
Recordemos que la sangre de cualquier donante siempre es analizada antes de ser transferida al receptor, se responda lo que se responda, como no puede ser de otra manera. Una parte de las muestras tomadas son enviadas al laboratorio, donde se analiza la serología de la hepatitis B, hepatitis C, virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), sífilis, así como un hemograma completo (hemoglobina, plaquetas y leucocitos).
¿Por qué establecer distinciones en función del sexo de quienes han practicado esas relaciones?
A pesar de ello me parece totalmente lógico que se pregunte en un formulario previo por el hecho de haber mantenido relaciones sexuales de riesgo o frecuentemente con diferentes personas, pero ¿por qué establecer distinciones en función del sexo de quienes han practicado esas relaciones? Y lo que es más grave, ¿Por qué prohibir esa donación solo por el hecho de que esa relación se haya mantenido entre dos hombres o entre una mujer con un hombre bisexual? Lo importante es si la relación o relaciones fueron seguras o si por el contrario pudieron implicar riesgos, no si éstas se produjeron entre dos hombres o entre un hombre y una mujer.
Según Matesanz “en este momento lo que es trascendente es que tengas prácticas sexuales de riesgo seas homosexual o no”
El asidero al que se agarran los que justifican esta discriminación es el hecho de que hay un pequeñísimo margen de error en la prueba del VIH. Pero en cualquier caso, este margen de error afecta tanto a homosexuales como a heterosexuales. Cierto es también que el porcentaje de casos de infección de VIH que se dan entre dos hombres es mayor al que se da entre un hombre y una mujer. ¿Pero justifica esto una discriminación hacia todas las personas homosexuales? Según el director de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), Rafael Matesanz, en declaraciones a “El Español”: “Esto se hizo en su día cuando realmente los portadores del sida eran las cuatro haches (homosexuales, heroinómanos, haitianos y hemofílicos), y cuando se desconocían muchas cosas y los sistemas de detección del VIH eran muy poco fiables”. Según Matesanz “en este momento lo que es trascendente es que tengas prácticas sexuales de riesgo seas homosexual o no”.
Por eso la pregunta que se hace en el formulario de Alemania y otros países discrimina a las personas homosexuales porque presupone injustificadamente que una persona homosexual es más promiscua que una heterosexual y por otro lado que los hombres homosexuales son más propensos a prescindir de protección.
Me parece este un pensamiento totalmente retrógrado. En el caso de los gays creo que hoy en día la conciencia social sobre el uso de precauciones en el sexo está bastante extendida y desde luego la situación difiere mucho de la de hace unos cuantos años. Además la educación sexual ya no es un tabú y contempla la realidad social y todos los tipos de relaciones sexuales, a pesar de las trabas que ponen sectores conservadores o fanáticos de la moral. Me parece por otro lado estúpido dar por hecho que un hombre heterosexual estará fuera de todo riesgo de infección por VIH porque se supone utilizará el preservativo también para prevenir embarazos no deseados, a diferencia de los homosexuales que no necesitarían preservativo por este motivo. ¿Acaso el único método anticonceptivo en una pareja heterosexual es el preservativo?
Se permite la discriminación de homosexuales porque el porcentaje de donaciones denegadas no es tan alto como para poner en riesgo las reservas de sangre
Por otro lado, ¿qué ocurre con el porcentaje, inferior pero existente, de infecciones que se dan entre hombres y mujeres? ¿Habría que extender también el requisito de abstinencia sexual durante un año a todo el mundo? ¿Habría suficientes donaciones de sangre en ese caso como para cubrir la demanda? Es decir, se permite la discriminación de homosexuales porque el porcentaje de donaciones denegadas no es tan alto como para poner en riesgo las reservas de sangre, porque si exigiéramos un año de abstinencia sexual como condición para donar a todas las personas, sean homosexuales o heterosexuales, no habría suficiente sangre para todas las transfusiones que se requieren. Véase por ejemplo el caso de Orlando tras el atentado terrorista del ISIS en 2016, tras el cual las autoridades de EEUU levantaron temporalmente el veto a los homosexuales para donar sangre por lo excepcional de la situación.
Además, si un donante responde negativamente a la pregunta sobre si se han mantenido relaciones sexuales de riesgo, ¿por qué dudar de esa respuesta solo en el caso de que esa persona sea homosexual? ¿Acaso somos, además de promiscuos, también más propensos a mentir que los heterosexuales? Pongamos el caso de un homosexual que tiene una pareja estable y ninguno de ellos tiene enfermedad alguna. Esa persona estará automáticamente excluida en algunos países para la donación por el hecho de ser homosexual, puesto que ha mantenido sexo con un hombre y no con una mujer durante los últimos 12 meses, a pesar de haber sido una práctica sexual totalmente segura.
Ni el hecho de ser homosexual de por sí supone mayor promiscuidad o menos precaución ni el hecho de ser heterosexual lo contrario. Como decía además, toda donación será analizada antes de la transfusión, sea cual sea la orientación sexual del donante. ¿Qué sentido tiene entonces esa primera criba? Es por esto que me parece una medida totalmente arbitraria y discriminatoria que priva a muchas personas de colaborar para salvar otras vidas por razones de orientación sexual. Algo inadmisible en pleno siglo XXI con las técnicas de detección de las que dispone la medicina hoy en día.