Sobre la leyenda negra - Carmen Alvarez Vela

En estos últimos años se oye a menudo hablar sobre la Leyenda Negra que pesa sobre España como si fuera éste un concepto nuevo y puesto de moda por ciertas editoriales y autores. Desde luego que no es nuevo, pues el término ya fue utilizado hace más de un siglo por Pardo Bazán, Blasco Ibáñez y otros muchos (Julián de Juderías, autor de La Leyenda Negra en España, como máximo exponente) que lucharon contra sus efectos en el extranjero y dentro de España.

Quizá sea en nuestra patria donde ha causado mayores estragos y ha sido más perniciosa esta “leyenda”, ya que ha menoscabado la autoestima de un pueblo que no tiene ningún motivo para ello, todo ello en virtud de intereses extranjeros espurios y que, sobre todo, se han servido de la mentira como arma para desacreditarnos ante nuestros enemigos.

Hemos de soportar incluso que muchos de nuestros políticos y pseudointelectuales asuman como cierta una caricatura de la historia de España que exagera todo aquello que nos deja en mal lugar

De esta manera, hemos de soportar incluso que muchos de nuestros políticos y pseudointelectuales asuman como cierta una caricatura de la historia de España que exagera todo aquello que nos deja en mal lugar y que carece de base alguna, bien debido a la ignorancia y en el peor y más frecuente de los casos al sectarismo. Como es lógico, no faltan nunca los que se aprovechan de tópicos y lugares comunes para su propio interés, siendo sus mayores beneficiarios los nacionalismos fragmentarios y el populismo hispanófobo que se han hecho dueños de nuestra política y cuyo fin no es otro que la destrucción del Estado español.

No obstante, contra la Leyenda Negra han combatido no pocos españoles desde hace siglos contraponiendo a las mentiras, la verdad. En el año 2014, Iván Vélez publica su libro Sobre la Leyenda Negra, en el que describe de manera pormenorizada y perfectamente documentada su origen y su porqué, haciendo de su ensayo y según sus propias palabras, un libro de libros, pues en él abre la puerta a seguir investigando nuestra historia y desvelando todo lo que, conscientemente, ha quedado oculto o tergiversado a lo largo de siglos.

Vélez toma como punto de partida de estas refutaciones El Antijovio como la respuesta de Don Gonzalo Jiménez de Quesada a la obra del obispo de Nocero, Paulo Giovio, con el nombre español de Historias de su tiempo (1550-1552), en el que Jiménez de Quesada da a conocer el odio que suscita el español en todas las naciones a causa de la escala imperial de su proyecto y de su éxito. Si bien comienza Jiménez de Quesada con el Saco de Roma, ya en su Antijovio trata no sólo del rechazo suscitado en Italia contra los españoles sino de otros perfiles arquetípicos de origen francés, poniendo de relieve cómo la hispanofobia se convirtió en el arma propagandística que el mundo anglosajón utilizó para destruir la imagen de España, su gran enemigo a batir. No en vano ha sido el mayor Imperio en muchos siglos de historia.

En la primera edición del libro Sobre la Leyenda Negra, Vélez desentraña las mentiras una por una con datos, documentos y argumentos

En la primera edición del libro Sobre la Leyenda Negra, Vélez desentraña las mentiras una por una con datos, documentos y argumentos. No sobre el descubrimiento de América, sino también acerca de la Inquisición española y a otros episodios de nuestra historia tergiversados en multitud de libros publicados en Europa que han propagado la falacia negrolegendaria y que han recibido cumplida respuesta por autores españoles.

El autor parte de la distinción propia del materialismo filosófico entre imperio generador y depredador, demostrando cómo el imperio español fue esencialmente civilizador, generador de nuevas sociedades políticas, en contra de lo acontecido con ingleses y holandeses, ejemplo de imperios depredadores que se establecían preferentemente en las costas con el objeto casi exclusivo de establecer factorías para comerciar con materias primas y material humano. Por el contrario, el imperio español penetra en el continente americano estableciendo ciudades, llevando el derecho, la lengua, la religión, creando universidades y constituyendo los virreinatos como estructuras políticas.

La reedición del libro en este año aporta nuevos capítulos que todavía abren más la brecha para seguir profundizando. En ellos trata la independencia de los países hispanoamericanos y da cuenta de las interpretaciones de ese proceso, en la mayoría de los casos apuntalando la Leyenda Negra.

Valga como ejemplo el análisis que hace del artículo publicado en 1947 por Giovani Papini: “Lo que América no ha dado”, en el que el italiano atribuye todo lo positivo de América Latina -denominación que no usa de forma gratuita, sino para obviar la presencia de España en el continente y que ha dejado casi en desuso el nombre de Hispanoamérica o Iberoamérica- a la influencia de la madre Europa, achacando por el contrario todas sus supuestas carencias y defectos a la presencia española en aquellas tierras.

De especial interés es la descripción que hace Vélez de Cristóbal Colón, empleando la distinción manejada por Gustavo Bueno del genovés como descubridor material

De especial interés es la descripción que hace Vélez de Cristóbal Colón, empleando la distinción manejada por Gustavo Bueno del genovés como descubridor material, que no formal, de un continente que sólo pudo llegar a serlo tras una serie de verificaciones viajeras y cartográficas protagonizadas por españoles como Juan de la Cosa. Interesante y necesaria es al respecto la siguiente puntualización: “Porque lo cierto es que, lejos de constituir una suerte de empeño personal al que se habrían sumado los Reyes Católicos, el viaje hacia Las Indias sólo pudo ser posible gracias a la existencia de una sociedad política, la española, que contaba ya con un desarrollo técnico suficiente, pero también con una serie de intereses comerciales, políticos y religiosos, que propiciaron la puesta en marcha de una ruta que trataba, en el fondo, de envolver el Islam contra el que se había construido una España que no era una mera reconstrucción del reino visigodo”.

Son tantos y tan profundos los temas propuestos en este libro y tan clarificadores que no puede dejar de leerse. Con más razón en tiempos confusos y convulsos como en el que nos encontramos. Tiempos en que los sentimientos pretenden justificarlo todo, hasta el punto de ignorar la verdadera historia. Para aquellos que queremos combatir la hispanofobia alejados del emocionalismo y la manipulación sentimental, es un libro absolutamente necesario.