Se acabó el recreo - Rosa Díez

Escribo este artículo unos días antes del 1 de octubre de 2017, el día señalado por el independentismo catalán para sancionar el golpe de Estado a la democracia española que se ha venido gestando durante los últimos años desde las propias instituciones autonómicas.

Las decisiones políticas a tomar después del 1-O han de ser profilácticas y estar orientadas a que hechos como ese no vuelvan a producirse en nuestro país

No necesito esperar el resultado de los acontecimientos que ese día se producirán porque de lo que quiero hablar es de lo que no debería hacerse, bajo ningún concepto, a partir de ese día. Las decisiones políticas a tomar después del 1-O han de ser profilácticas y estar orientadas a que hechos como ese no vuelvan a producirse en nuestro país. Por eso han de estar basadas en el análisis de lo que ha ocurrido antes, en los síntomas de la enfermedad. El tratamiento político adecuado no debe responder a lo que haga o deje de hacer Puigdemont y su cuadrilla de sediciosos ese día, si salen o no al balcón a proclamar la independencia, si hay o no disturbios a lo largo del día, si los Mossos cumplen las instrucciones del juez o las de sus jefes políticos, los golpistas… Los actos que ese día se produzcan afectarán a sus protagonistas de forma penal, patrimonial, civil… y la justicia habrá de actuar contra cada uno de ellos.

Por eso las instituciones puramente políticas habrán de ir tomando decisiones mientras la justicia sigue su curso y sin esperar a que los jueces sancionen – o no – las conductas. Siempre, claro está, que las instituciones políticas actúen para evitar que sucesos similares vuelvan a producirse en nuestro país, ya sea en Cataluña o en otra parte de España. Por eso es muy importante que analicemos los errores cometidos a lo largo del camino, los diagnósticos equivocados que nos han conducido a este punto.

Hoy todo el mundo parece estar de acuerdo en que ha faltado pedagogía democrática para contestar a todas las mentiras, mitos y discursos de odio en los que se ha sustentado la pulsión secesionista

Hoy todo el mundo parece estar de acuerdo en que ha faltado pedagogía democrática para contestar a todas las mentiras, mitos y discursos de odio en los que se ha sustentado la pulsión secesionista. En las últimas semanas editoriales de la práctica totalidad de los medios de comunicación han insistido en explicar las mentiras del independentismo, sus mitos y falsedades, las falacias sobre las que han sostenido todo su entramado. Escritores, artistas, juristas, intelectuales… una pléyade de gentes otrora silenciosas han salido ahora a la palestra no solo para defender el orden constitucional (que llevaba años quebrándose mientras ellos callaban) sino para desmontar una a una todas las mentiras sobre las que se ha construido el victimismo catalán, su odio a España y su desprecio a los españoles.

Ya no somos cuatro “jacobinos” los que explicamos las mentiras acerca de una guerra de secesión que nunca existió (esa de 1714 en la que solo se discutía la dinastía del Rey de España), o que la Constitución no solo no se impuso sino que en Cataluña tuvo más aceptación que en la media de España.

Ya no somos cuatro “centralistas” quienes planteamos que la Educación es el germen del odio y de la ruptura entre catalanes y de estos con el resto de españoles y que es por tanto en el sistema educativo donde habría que haber intervenido desde hace muchos años.

Ya no somos cuatro “antiautonomistas” quienes explicamos que el grado de descentralización política de nuestras autonomías es superior a la de muchos países federales, Alemania incluida, y que es urgente hacer un repaso en la distribución competencial si queremos que el Estado tenga instrumentos para garantizar la igualdad entre españoles.

No somos cuatro “enemigos de los catalanes” quienes explicamos que las balanzas fiscales que tanto demandaban los nacionalistas han puesto de manifiesto que Cataluña no es la Comunidad que más aporta a las arcas del Estado, ni siquiera teniendo en cuenta que es una de las regiones de mayor renta per cápita de España.

Ya no somos cuatro “nostálgicos” de no sé que régimen centralista y democrático que nunca hemos conocido quienes desmontamos la mentira del superávit económico de una supuesta región independiente de España ; no somos cuatro los que ponemos sobre las mesas las cuentas reales de cada capítulo, por ejemplo el del sistema de pensiones que una Cataluña independiente no podría pagar porque ahora mismo sus pensionistas cobran gracias a la solidaridad del resto de españoles, muchos de ellos de regiones menos desarrolladas de España.

Ya no somos cuatro “fachas” quienes negamos a los catalanes (o aragoneses, o vascos, o andaluces…) ese supuesto “derecho a decidir” y lo calificamos con su nombre, antidemocrático, porque de aplicarse supondría aceptar que los menos puedan decidir sobre los más, que lo particular se imponga sobre lo común, que se nos hurte a todos los ciudadanos españoles el derecho a decidir sobre nuestro futuro.

O sea, que ya están al descubierto todas las vergüenzas y todas las mentiras del nacionalismo, y que ya sabemos a dónde nos ha llevado hacer como que no pasaba nada o seguir creyendo que esto se arreglaba con dinero. En estos últimos meses hemos visto cómo muchos prescriptores de opinión e intelectuales de todo tipo han coincidido en el diagnóstico sobre la extrema gravedad de lo que ocurre en Cataluña. Les ha costado, pero han llegado a la conclusión de que, tal y como decíamos cuatro “exaltados”, en Cataluña llevan años adoctrinando en las escuelas y persiguiendo civil, laboral y socialmente a los no nacionalistas.

Habremos de convenir en que no es una cuestión de dinero sino que se necesitan generaciones para que en Cataluña se recupere el clima de pluralidad propio de una sociedad democrática

Siendo eso así habremos de convenir en que no es una cuestión de dinero sino que se necesitan generaciones para que en Cataluña se recupere el clima de pluralidad propio de una sociedad democrática. No hay dinero que pueda arreglar el desapego de generaciones de catalanes educados en el odio y la mentira; no hay dinero para soldar los lazos afectivos y sociales entre catalanes que el nacionalismo se ha empeñado en romper; no hay dinero para recuperar en poco tiempo el clima de aperturismo y modernidad que le era propio a la Cataluña de hace tan solo veinte años. El dinero no sirve para eliminar el veneno que el nacionalismo ha insuflado entre generaciones de ciudadanos de dentro y fuera de Cataluña; se requiere mucha pedagogía democrática y dos o tres generaciones.

No parecería lo más adecuado que a partir del día uno de octubre volvamos a repetir los viejos errores e insistamos en la política de apaciguamiento que ya se ha visto fracasada

Siendo eso así, no parecería lo más adecuado que a partir del día 1 de octubre volvamos a repetir los viejos errores e insistamos en la política de apaciguamiento que ya se ha visto fracasada. Sin embargo eso es lo que temo que ocurra, porque parece que va en nuestro ADN como país elegir a unos políticos cuyo horizonte no va más allá de los cuatro años de mandato. Y también porque no hay más que leer entre líneas para percatarse de que todo está preparándose para insistir en las políticas que nos han llevado hasta aquí. Es difícil pensar que vayan a cambiar de registro quienes llevan años encasillados en el mismo papel.

Hay nubes negras en el horizonte más allá del 1 de octubre. Pienso que la reforma de la Constitución va a ser planteada no para garantizar más cohesión y más igualdad entre españoles – que es lo que cuatro «locos” veníamos pidiendo desde hace diez años-, sino para profundizar en la diferencia y la desigualdad entre ciudadanos de una misma nación. Vamos, para satisfacer a los nacionalistas y dar más privilegios a quienes ya tienen unos cuantos. Creo que nos explicarán qué es lo que hay que hacer para evitar la independencia, para que se repitan los dramáticas imágenes que estos días se han producido en toda Cataluña… Y creo también que habrá mucha gente dispuesta a comprar ese bálsamo de fierabrás, con lo que no solamente no resolverán nada sino darán la razón a quienes sostenían con todo tipo de mentiras que había agravios comparativos entre Cataluña y el resto de España. Si eso ocurre, a los golpistas y todos sus seguidores les saldrá rentable haber roto las reglas del juego democrático y los pobres parias que defendieron en Cataluña el orden constitucional y que fueron abandonados por el Estado durante estos angustiosos años se sentirán además de abandonados perseguidos por quien tiene la obligación de defender sus derechos.

Me temo que con la lógica perversa del “mal menor” empezarán a reclamar “diálogo” y “decisiones políticas”, lo que traducido significa más cesiones a los nacionalistas

Me temo que en los días posteriores al 1-O vayamos a ver cómo se desdicen todos esos que firmaron manifiestos y editoriales señalando que ni hay agravio, ni hay fracaso de la democracia o de la autonomía, ni hay derecho a privilegio alguno que pueda sostener las posiciones de los independentistas. Me temo que con la lógica perversa del “mal menor” empezarán a reclamar “diálogo” y “decisiones políticas”, lo que traducido significa más cesiones a los nacionalistas. Me temo que lejos de exigir sanción política para quienes llevaron a España al borde del precipicio instarán al Gobierno a negociar con los culpables de la mayor crisis democrática de nuestro país desde que el otro golpista, Tejero, entrara pistola en mano en el Congreso de los Diputados.

Me temo que los que editorializaron exigiendo al Gobierno la aplicación del artículo 155 argumentarán ahora a favor de que el déspota convoque elecciones autonómicas en plena vorágine victimista

Me temo que los que editorializaron exigiendo al Gobierno la aplicación del artículo 155 para recuperar el orden constitucional y proteger los derechos de todos los catalanes frente a un gobierno despótico, argumentarán ahora a favor de que el déspota convoque elecciones autonómicas en plena vorágine victimista. Y el sedicioso y sus cómplices serán llamados al “consenso” ; y al Gobierno le exigirán que negocie con los déspotas como si nada hubiera ocurrido, como si fueran personas honorables. Y esa posición -consagrada la desobediencia y la sedición que ellos mismos llevan días señalando-, les parecerá normal, tan normal como en su día les pareció que había que negociar políticamente con ETA para que esta dejara de matarnos y darle después las gracias cuando los terroristas consideraran que el precio que les habíamos pagado (852 muertos y un lugar en las instituciones que quisieron destruir) era suficiente para guardar las armas y seguir tutelando la democracia.

Me temo que quienes “descubrieron” que la educación ha sido determinante para instaurar el clima sedicioso en Catañula y se “escandalizaron” al ver a los niños llevados a las manifestaciones o señalados por no ir, insistirán en que la Educación ha de seguir siendo competencia de las CCAA. Nos dirán que es imposible recuperarla… y en las escuelas se seguirá adoctrinando en el odio y en la mentira para preparar el próximo golpe contra la democracia.

Me temo que el golpe triunfará a partir del uno de octubre, cuando la democracia se declare en tregua frente a los golpistas

Sí, hay nubes muy negras en el horizonte a partir del día 1-O. Y mucho me temo que quienes tienen el poder y la capacidad de actuar –el Gobierno y los partidos políticos que están en las instituciones- o no extraerán las conclusiones correctas o temerán obrar en consecuencia. Cada cual hará su cálculo a cuatro años… y la cosa se seguirá pudriendo. Me temo que lo peor aún no ha pasado. Me temo que el golpe triunfará a partir del 1 de octubre, cuando la democracia se declare en tregua frente a los golpistas. Sí, me temo lo peor. Porque es la hora de Churchill y en mi entorno no veo más que pequeños chamberlaines.

En días como estos siento que he de pedir perdón a mis padres -aunque ellos ya no puedan verlo- por no haber sido capaces de conservar el legado que ellos nos dejaron. Ellos que lucharon sin concesiones y con sangre, sudor y lágrimas de verdad contra el golpista que se levantó contra el orden constitucional, ellos que se negaron a participar en todos los referéndums del franquismo… no entenderían nada. Ojalá haya mucha gente que piense en sus mayores y a partir del día 1-O actúe en consecuencia. Aunque no sea más que por vergüenza.