Regimen sanchista - Rosa Diez

España y Venezuela son países hermanos unidos por vínculos históricos, de sangre, de lengua, de cultura… Pero en este momento también tenemos en común el comportamiento de nuestros gobernantes, lo que desgraciadamente acarreará consecuencias similares para el futuro del país y en la vida los ciudadanos. Vayamos por partes.

Recordemos cómo llegó Sánchez al Gobierno: burlando el sentido de la Moción de censura, haciendo un pacto en negativo con populistas, pro-etarras y golpistas, mintiendo sobre su intención de convocar elecciones

Ambas naciones están ahora mismo gobernadas por unos tipos sin escrúpulos que han sabido utilizar las leyes democráticas de forma torticera para hacerse con un poder reservado a quien gane limpiamente las elecciones. Todos recordamos como obtuvo el chavismo el poder en Venezuela y, sobre todo, cómo lo utilizó inmediatamente para cambiar las reglas del juego y apalancarse en él. Recordemos cómo llegó Sánchez al Gobierno: burlando el sentido de la Moción de censura, haciendo un pacto en negativo con populistas, pro-etarras y golpistas, mintiendo sobre su intención de convocar elecciones. En suma, utilizando la democracia para poder pervertirla y cambiando las reglas del juego desde el minuto primero de su llegada a Moncloa para apalancarse en el poder. Esta sería la primera similitud: la forma de conseguir el poder del chavismo en Venezuela y del popular socialismo en España.

La segunda similitud tiene que ver con las decisiones que han tomado ambos gobiernos para eliminar la oposición democrática y vaciar de contenido las instituciones democráticas que no pueden controlar. En España el ejemplo más palmario y escandaloso es la decisión de Sánchez/Iglesias de arrebatar al Senado una parte de las competencias que tiene atribuidas por ley, lo que resulta ser una demostración de totalitarismo pues hurta a los ciudadanos el derecho constitucional y democrático de controlar al Ejecutivo a través de sus representantes, elegidos libre y democráticamente, tal y como establece la Constitución Española: Art. 1.2: ‘La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado’; Art.23.1: ‘Los ciudadanos tienen derecho a participar en los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes, libremente elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal’; Art.66.1: ‘Las Cortes Generales representan al pueblo español y están formadas por el Congreso de los Diputados y el Senado’.

Desde que tocaron poder ambos gobernantes han desarrollado una estrategia política diseñada para dividir y enfrentar a los ciudadanos

Desde que tocaron poder ambos gobernantes han desarrollado una estrategia política diseñada para dividir y enfrentar a los ciudadanos. Esa sería la tercera similitud entre los gobiernos de Venezuela y España. Sánchez considera que los buenos españoles son únicamente quienes apoyan el gobierno sostenido por bolivarianos, pro-etarras y golpistas; aquellos que se oponen y critican sus políticas son malos españoles, fachas y/o nostálgicos del franquismo. Al otro lado del océano pasa igual: quienes denuncian al chavismo por sus ataques a la democracia y la sistemática vulneración de derechos humanos son tildados de enemigos de Venezuela y/o sicarios de los yanquis. Así que, puestos a dividir, Maduro pasea a Chávez y Sánchez resucita a Franco.

Todo gobernante totalitario que quiera progresar en un país democrático ha lidiar con la Justicia, uno de los pilares básicos del Estado. Por eso ambos dirigentes políticos tratan eliminar, por activa o por pasiva, a los jueces independientes. Maduro les persigue, encarcela o destituye directamente; Sánchez – de momento- delega esa competencia elecutiva en los golpistas catalanes, siempre dispuestos a echar una mano para destruir el Estado de Derecho. Torra y los suyos expulsan al Juez Llarena de su tierra mientras Sánchez calla y otorga. La cuarta similitud entre Maduro y Sánchez es su empeño en acabar con los jueces independientes. Sin Justicia independiente no hay democracia; y ya se sabe que sin democracia es más fácil para un totalitario apalancarse en el poder.

La corrupción es el síntoma más evidente de una democracia de baja calidad. En Venezuela la corrupción institucional y el chavismo se retroalimentan, una le sirve al otro y viceversa. En España el régimen bolivariano/sanchista – que utilizó el macguffin de acabar con la corrupción para justificar la forma en la que se apropió del poder- no podía consentir que quienes sacaron a la luz la corrupción que afectaba al PP siguiera investigando de forma profesional y autónoma y llegaran al corazón de la corrupción que afecta al PSOE y a sus socios. Por eso lo primero que hicieron fue dejar sin fondos a la UCO; lo segundo, cesar a su máximo responsable. La quinta similitud es tapar la corrupción de los gobernantes y de sus socios. Y beneficiarse de ella.

Sánchez brinda una victoria a la estrategia de ETA cuando retira el recurso ante el TC y le impide pronunciarse al respecto. Pero qué es eso comparado con seguir viviendo en la Moncloa

Cualquier sistema totalitario intenta siempre reescribir la historia. Lo hizo Chávez en Venezuela desde que desembarcó en el poder; lo necesitaba para seguir engañando a los ciudadanos, para tapar sus mentiras, sus abusos, su incompetencia, su persecución a los demócratas… El régimen pro-etarra/sanchista también necesita reescribir la historia de ETA para reescribir la historia de la democracia española y justificar lo injustificable: el pacto anti natura del secretario general de un partido democrático con los enemigos de la democracia española. Para lavar sus vergüenzas Sánchez necesita lavar la historia de quienes le ayudaron con sus votos a ganar la Moción de censura, unos tipos que aun no se han desvinculado de una banda terrorista que asesino a más de 850 de nuestros conciudadanos; los pro-etarras lo necesitan porque no están dispuestos a colaborar con la justicia para esclarecer los más de 300 crímenes no juzgados y porque quieren seguir sintiéndose orgullosos de su historia de crímenes y terror. Por eso Sánchez, ese hombre, ha retirado el recurso presentado por el Gobierno de Rajoy ante el TC contra la ley vasca de abusos policiales. Una ley que permite que una comisión nombrada por políticos decida, al margen de los tribunales, sobre supuestos abusos policiales. Una ley que pretende perpetuar la falsa teoría de la existencia de un conflicto entre dos partes en el País Vasco; una ley que pretende cambiar la historia para igualar a las víctimas con los verdugos, dando por acreditada cualquier denuncia contra funcionarios policiales al margen de una investigación rigurosa, contrastada e imparcial. Una Ley que, de facto, acusa al Estado de practicar vulneraciones graves de derechos humanos de forma sistemática, lo que no es sino asumir la teoría del conflicto. O sea que Sánchez brinda una victoria a la estrategia de ETA cuando retira el recurso ante el TC y le impide pronunciarse al respecto. Pero qué es eso comparado con seguir viviendo en la Moncloa… Cambiar la historia para justificar sus pactos con los enemigos de España es la sexta similitud.

Qué decir de los medios de comunicación, ese aliado imprescindible para mantener el engaño y pervertir la realidad. Sabido es que en el mundo actual lo que no sale en la televisión no existe; por eso el desembarco en la televisión pública ha sido el principal objetivo de Iglesias, socio preeminente de Sánchez y representante genuino y asalariado del chavismo golpista de Venezuela. La purga entre los profesionales del medio ha sido automática, aún a pesar de que el mando es “provisional”; tan provisional como lo era el Gobierno de Sánchez tras la Moción de censura… Lo que tiene llegar al poder sin que los ciudadanos le hayan otorgado la mayoría en las urnas, con falsas promesas y con aliados enemigos del propio sistema democrático, es que no se pueden descuidar ni andarse con finuras. En las democracias de calidad se llega al gobierno tras ganar las elecciones; en la España de Sánchez/Iglesias se okupa el gobierno para desde él ganar las elecciones. Por eso descabezar de profesionales independientes la televisión y el resto de medios públicos les resulta imprescindible. Deben preparar el “Aló Presidente” a la española para apalancarse en el poder. En eso también se parece el Gobierno de España a la Venezuela de Chávez/Maduro.

Una de las cosas más peligrosas para el sistema democrático que nos ha traído el gobierno chavista/sanchista es la renuncia de este último a defender la soberanía nacional. Sánchez renuncia a defenderla cuando permite a los golpistas catalanes faltar gravemente al respeto al Jefe del Estado; renuncia a defender la soberanía nacional cuando arrebata las competencias de una institución del Estado elegida por sufragio universal, solo porque no le gusta su composición. La consecuencia lógica de quien no defiende dentro de nuestras fronteras la soberanía nacional es que el Gobierno de Sánchez/Iglesias haya anunciado que se inhibe en la defensa de la la jurisdicción española ante un tribunal extranjero. Negarse a defender al Juez Llarena frente a quienes han interpuesto una demanda contra él ante los órganos jurisdiccionales belgas por instruir el caso del golpe en Cataluña no es solo el abandono de un magistrado español que lleva una causa en defensa del orden constitucional, por grave que esto sea en sí mismo. Negarse a defender al Juez Llarena ante los tribunales belgas representa una clara dejación de funciones del Gobierno de España. Como ya han señalado las asociaciones judiciales españolas, defender la Justicia española no es otra cosa que defender la soberanía del Estado, pilar esencial de nuestra propia democracia. En eso también se parece el gobierno de España al gobierno de Venezuela: en su desprecio por las reglas y las instituciones democráticas que constituyen el entramado constitucional del Estado.  

Escribo este artículo cuando apenas han apenas han transcurrido tres meses desde que Sánchez consiguió una mayoría parlamentaria tras presentar una Moción de censura negativa. Como escribí hace unas semanas, lo que mal empieza, mal progresa y mal acaba. ¿Qué podía salir bien si todo empezó con una trampa a nuestra propia Constitución? Sánchez -emulando a Zapatero que promovió reformas de Estatutos de Autonomía que en realidad eran reformas encubiertas de la Constitución (cuerpo de Estatuto, alma de Constitución, señalamos entonces)- empezó esta travesía de asalto al Gobierno pervirtiendo el sentido mismo de la Moción de censura que en nuestro ordenamiento jurídico ha de ser positiva, con examen al candidato y programa de gobierno alternativo al que se pretende derrocar. No fue así; hubo un pacto a la contra, fue una Moción negativa en toda regla (lo que la Constitución expresamente prohibió)… y, a partir de ahí… ¿Qué podía salir bien?

Quienes llegaron al grito de acabar con la corrupción conviven con los mayores corruptos, pues no hay corrupción mayor que el terrorismo y el golpismo, enemigos mortales de la democracia

El deterioro democrático de España llega acompañado por el deterioro económico y ya se empiezan a sentir preocupantes signos que apuntan a un estancamiento de nuestra recuperación económica. Ciudades otrora punteras, como es el caso de Barcelona, caen siete puntos en el ranking de las mejor situadas del mundo. El turismo, nuestro motor incluso durante los peores años de la crisis, no ha tenido este años el resultado previsto. Y es que la incertidumbre y la campaña de mala imagen que los golpistas proyectan sobre España ante la pasividad del Gobierno de Sánchez (no en vano le pagan el alquiler de la Moncloa) empieza a pasarnos factura. Quienes llegaron al grito de acabar con la corrupción conviven con los mayores corruptos, pues no hay corrupción mayor que el terrorismo y el golpismo, enemigos mortales de la democracia.

Quienes llegaron prometiendo regenerar la democracia practican el nepotismo más basto conocido desde que esta existe en España. Sirva como ejemplo el desembarco de la Ejecutiva Federal del PSOE en la Administración hasta el extremo de que más del cincuenta por ciento de sus miembros han sido nombrados altos cargos. O el sentido de la propiedad de lo público que exhibe el Presidente cuando, acompañado de su esposa, se va a un concierto en el avión oficial; y cuando le piden explicaciones declara el viaje “secreto”. O el nepotismo practicado para que fichen a su esposa – que, por cierto, ha falsificado su currículum- en un puesto de nueva creación en una fundación empresarial que recibe fondos públicos. Se podría decir que este gobierno quiere cumplir con el viejo eslogan del pleno empleo… empezando por la familia. Y que les quiten lo bailao.

España sestea mientras el gobierno socava los pilares básicos de la democracia y la convivencia entre españoles.

Demasiadas similitudes, sí, entre esa Venezuela en la que los ciudadanos se mueren literalmente de hambre y esta España cuyo gobierno está poniendo en riesgo lo más sagrado. Demasiadas similitudes entre las que no podemos olvidar la coincidencia en falta de movilización social en defensa de los valores democráticos y sus instituciones. España sestea mientras el gobierno socava los pilares básicos de la democracia y la convivencia entre españoles. A quienes piensen que exagero les animo a buscar en la hemeroteca cómo se fueron sucediendo los hechos en Venezuela. A la situación actual de ese país se llegó tras un proceso continuo de deterioro democrático que pilló desprevenidos a la inmensa mayoría de los ciudadanos y que contó con la aquiescencia, el apoyo o el silencio de quienes tenían el poder –mediático, político y/o económico- para poder frenarlo al inicio.

Me temo que en España estamos siguiendo ese mismo camino, pues no en vano los ideólogos del chavismo están al frente de la estrategia. Me dirán que el PSOE no es chavista, bueno, no sé ya lo que es el PSOE… Pero sí sabemos –por sus hechos les conocerás- lo que es su jefe máximo: un hombre sin escrúpulos, capaz de cualquier cosa para llegar al poder. Y en estas estamos mientras acaba agosto y apunta el inicio del nuevo curso. Me temo que nada va a mejorar si quienes sufrimos las consecuencias de este gobierno despótico nos declaramos impotentes. Nada cambia si uno mismo no cambia, por muy duro y difícil que nos pueda parecer. Dirán ustedes que los ciudadanos aislados no pueden hacer nada, que para eso elegimos a nuestros representantes. Las palabras claves son “aislados” y “elegimos”. A este gobierno no le hemos elegido; llegó con una argucia (con una Moción de censura negativa y anunciando que iba a convocar elecciones de manera inmediata) y desde entonces no ha hecho otra cosa que mentir. Por eso, porque la gente solemos tener memoria de pez, hay que seguir denunciando la usurpación del poder y la mentira. Y hemos de dejar de permanecer aislados, quejándonos en el salón de nuestra casa, practicando ese deporte nacional que tan gráfica y acertadamente denunciaba Pombo ,”la ira del español sentado”. Hay que dejar de dormir la siesta y ponerse a organizar la resistencia.

Ya, ya se que es más fácil decirlo que hacerlo… Pero decir ya es una manera de hacer, de actuar. Déjenme que les haga dos preguntas que resultan pertinentes para decidir lo que podemos hacer en el futuro inmediato: ¿Queda alguien decente en el PSOE? Pero, más allá de eso –cuya respuesta, me temo, es bastante evidente -, díganme: ¿Hay alguien vivo en la oposición? Porque ya sabemos que de laminar a los primeros se encargó Sánchez; pero quizá no nos hayamos dado cuenta de que de laminar a los segundos se están encargando todos: los que apoyan al gobierno y los que compiten entre si desde la oposición. Ni les cuento la prensa concertada y todos los que esperan trato de favor de este gobierno.

¿Qué tal si empezamos a pensar en el país en vez de en las siglas de uno u otro partido? ¿Qué tal si en vez de cambiar de canal, dejar de leer o lamentarnos hacemos algo para defender la democracia? ¿Que no sabemos qué se puede hacer? Pues lo que recomendaba Hannah Arendt: ante la duda, actúa. Empecemos por no callar.