El pensamiento políticamente correcto ha decretado un “cordón sanitario” para Vox, tachado de partido ultraderechista español. Las ideas y propuestas de Vox, como las de todos los partidos, son discutibles. Pero es difícil discutir sobre algo que se ignora por decreto, y más aun ignorando a la otra parte: eso es sectarismo. Esta arbitrariedad es todavía más escandalosa en un ambiente mediático y político donde se toleran, aplauden o promueven posiciones políticas dignas de condena, desde la corrupción al golpismo, pasando por la herencia del terrorismo, y desde luego peligrosos populismos de todos los jaeces, del neocomunista podemita al separatismo de toda la vida.
El Asterisco es un digital dedicado a la divulgación y discusión de ideas, y por tanto rechazamos el sectarismo y la pretensión de estrangular a Vox negándole el derecho a expresarse y a participar en debates públicos. Nuestra contribución al debate es esta conversación mía con el presidente de Vox, Santiago Abascal, a quien tengo el gusto de conocer desde hace muchos años cuando, cada uno a su manera y donde le correspondía, compartíamos lucha defendiendo la democracia y la Constitución contra la banda terrorista ETA y la opresión del nacionalismo obligatorio decretado para los vascos. Los terroristas trataron de asesinarnos, y los “nacionalistas moderados” –y no sólo ellos- de matarnos civilmente. Son experiencias que unen mucho a pesar de las ideas diferentes que nos separen. Pero, ¿qué nos une y nos separa a día de hoy? ¿Qué podemos esperar de Vox los ciudadanos españoles? De esto versa esta conversación.
Carlos Martínez Gorriarán – Una pequeña reflexión inicial: se acusa a Vox de ser un partido ultraderechista semejante al Frente Nacional francés de Marine Le Pen y otros parecidos, pero estoy en completo desacuerdo. Yo creo más bien que Vox es un partido conservador ajeno al sistema político actual, muy crítico con problemas como el despilfarro autonómico y las concesiones al separatismo, y que es atacado por eso mismo. En esto hay un evidente paralelismo con mi propio antiguo partido, UPyD, con la diferencia de que nosotros éramos progresistas, europeístas y partidarios de un modelo federal para España, entre otras cosas. Pero nos atacaron brutalmente y nos echaron de las principales instituciones por ser un partido ajeno al sistema, coherente e independiente.
Santiago Abascal – Muchas gracias por la oportunidad de poder dirigirme a vuestros lectores. No sé si la expresión más adecuada para situarnos es como un “partido ajeno al sistema político actual”. Más bien diría que somos un partido que quiere proteger el sistema político de las manos de los partidos y ponerlo al servicio de España. En las últimas décadas hemos sido testigos de cómo se ha debilitado el Estado y cómo se ha tratado de acabar con la Nación, con nuestra comunidad política. Hoy son muchos los que se abrigan con la bandera, pero fueron ellos los que traicionaron la Nación y la Constitución.
CMG – El principal problema político de España es pues, a tu juicio, el incumplimiento de la Constitución…
SA – No se ha aplicado la Ley y, sin embargo, el Boletín Oficial del Estado y los boletines autonómicos -que también podríamos denominar como botines autonómicos, basta mirar lo que hay en Andalucía- no han parado de crecer. Los partidos y sus presidentes autonómicos se dedican más a llorar para que se cambien las leyes de financiación autonómica que a reducir la administración, recortar gasto y aligerar la carga impositiva que soportan las clases medias. Hasta tal punto es así, que aventuro que en la campaña de las elecciones autonómicas y locales más de un partido y candidato hará bandera de lo “injustamente” que son tratadas financieramente las Comunidades Autónomas en vez de preocuparse por qué puede aportar una región a España.
CMG – Además de la insostenibilidad económica, el Estado autonómico ha alentado y promovido el regionalismo y el nacionalismo a costa de la conciencia de formar parte de una misma comunidad política, España.
SA – Otra cuestión es el separatismo. Ahí tenemos una auténtica estructura que desmontar para garantizar la unidad de la Nación y las libertades y derechos de los españoles. Porque el separatismo lleva muchos años operando desde las instituciones, con una hoja de ruta muy clara que consiste en ocupar todos los espacios públicos y privados. La “agenda 2000” de Pujol no es una anécdota, es la estrategia del separatismo para acabar con España. Pero que nadie dude que les pararemos los pies y venceremos. Si desde fuera de las instituciones hemos logrado sentar en el banquillo del Tribunal Supremo a los golpistas…
CMG – Según mi experiencia, en España las ideas pueden perdonarse por disparatadas que sean, sobre todo las izquierdistas y nacionalistas, pero lo imperdonable y lo que desata la cacería contra el osado es hacer una política realmente distinta que ponga en peligro privilegios, corrupción y hegemonía nacionalista. ¿Cómo lo ves tú?
En Vox hemos ido a la confrontación cultural con la izquierda y hemos logrado abrir debates sobre los cuales era imposible hablar
SA – Efectivamente, las malas ideas de la izquierda se acaban perdonando en nuestro país. Pero soy optimista. En Vox hemos ido a la confrontación cultural con la izquierda y hemos logrado abrir debates sobre los cuales era imposible hablar. Cuestionar leyes ideológicas como la ley de violencia de género, las leyes LGTBI y la ley de memoria histórica, era algo impensable. Ahora te llaman facha por hacerlo, pero cada vez se puede hablar con más libertad y creo, francamente, que eso lo agradecen muchos españoles. Aunque falta pasar del debate cultural al terreno legislativo, donde va a resultar más complicado porque hay mucho clientelismo.
CMG – Creo que Vox es un partido constitucionalista porque no pretendéis privar a nadie de su ciudadanía española, a diferencia de los que no dejan de ceder y nos abandonan al nacionalismo en Cataluña o el País Vasco. ¿Qué tipo de reforma constitucional propone Vox para resolver los problemas políticos de España? Tengo la impresión de que vuestro programa está aún muy verde en esta materia. Por ejemplo, ¿qué alternativa realista proponéis al Estado de las Autonomías? Cuando digo “realista” me refiero a una alternativa constructiva que integre los aspectos positivos de la descentralización mientras devuelve al Estado competencias que nunca debería haber entregado, como educación, sanidad o justicia. Pero una cosa es, por ejemplo, que la educación sea competencia del Estado (para garantizar mejor la igualdad, la unidad de contenidos de los programas, la movilidad de alumnos y docentes y la libertad de elección de lengua vehicular y acabar con la inmersión obligatoria en catalán y aberraciones similares), y otra que un ministerio decida todo desde Madrid, desde cuándo se pinta una escuela o se contrata a un maestro a cómo se organiza el horario escolar. ¿Qué podemos esperar de Vox en este campo?
Nadie sensato alberga dudas acerca de si somos un partido constitucional
SA – Nadie sensato alberga dudas acerca de si somos un partido constitucional. De hecho, somos los que mejor hemos defendido la Constitución de los golpistas. El Gobierno del PP permitió la celebración de dos referéndums, además de haber tolerado el incumplimiento de varios artículos de la Carta Magna como el relativo a la libertad de enseñanza o a la igualdad de los españoles en todo el territorio nacional. Al PSOE ni lo menciono porque el PSOE juega a ser el PSOE; es decir, a dar la espalda a España siempre que tiene la oportunidad.
De hecho, lo que defendemos está recogido y es acorde a lo que dicta la Constitución española. En las últimas décadas el estado autonómico no ha parado de crecer. Tenemos 17 mini estados con 17 mercados con 17 boletines. Todos ellos legislando tanto sobre cuestiones de índole económica, educativa, etc., hasta en asuntos que atañen a la moral. Si nos atenemos a la Constitución, vemos claramente que hay dos cosas que no se están cumpliendo: 1) El Estado no está garantizando la realización efectiva del principio de solidaridad y 2) algunos Estatutos implican privilegios económicos y sociales.
¿Qué proponemos? Lo ideal será que las propias CC.AA. devolvieran competencias. Algo que permite la Constitución, pero como se han convertido en una extensión de los partidos, ninguno va a querer. Por eso, apelamos a la mayoría social de españoles que están hartos del despilfarro autonómico para recuperar las competencias que nunca debieron haberse cedido (Sanidad y Educación, entre otras) para disponer de un Estado que garantice el ejercicio de los derechos y libertades de los españoles y que la gestión de los recursos humanos y financiero pase a las diputaciones provinciales.
el Estado de bienestar es incompatible con el modelo autonómico. Pensiones o autonomías. Las dos es imposible
El estado de las autonomías está obsoleto y está permitiendo la “invención” de nuevas identidades en detrimento de la identidad nacional. La fórmula se ha invertido y en vez de Galicia ser Galicia porque es España, los caciques autonómicos quieren construir Galicia en contraposición a España a través, por ejemplo, de no garantizar la enseñanza del español que es la lengua oficial. Y, por cierto, el Estado de bienestar es incompatible con el modelo autonómico. Pensiones o autonomías. Las dos es imposible. Tampoco podemos olvidar que las comunidades autónomas están endeudando a los españoles: en Cataluña, por ejemplo, la deuda per cápita es de más de 10.000€, en Valencia de más de 9.000, en Baleares de más de 7.000, en Madrid de más de 5.000 y así hasta Canarias….
CMG – Hablemos un poco de derechos civiles, un campo en el que serían bien venidas aclaraciones por vuestra parte. Vuestra oposición a las leyes derivadas de la ideología de género, por ejemplo, ¿implican una revisión más amplia de leyes sobre igualdad sexual, o del derecho regulado al aborto (o al divorcio)? O sobre el matrimonio homosexual, por citar otro tema que levanta ampollas en sectores ideológicos conservadores, pero cuya aceptación mayoritaria ha sido y es extraordinaria. Los datos son bastante elocuentes: España es una de las sociedades más tolerantes del mundo –algo de los que deberíamos estar más orgullosos- y donde con más claridad se distingue la moral privada y creencias de cada cual de la legislación en asuntos de ética problemática.
sí, defendemos la definición tradicional del matrimonio, sin perjuicio de que sean reguladas otras formas de convivencia como las uniones civiles
SA – Las 100 medidas que proponemos para España creo que son bastante claras al respecto. Pretendemos derogar las leyes ideológicas de la izquierda que, entre otras cosas, han dinamitado la igualdad entre los españoles con la excusa de la discriminación positiva, y que están basadas en conceptos totalitarios al elevar a público lo privado. Respecto al aborto, entendemos que nadie niega que es un mal para la mujer, y que por lo tanto lo lógico es dedicar todos los esfuerzos a evitarlo, exactamente lo contrario de lo que se ha hecho hasta ahora. Y de alguna manera hay que defender el derecho del no nacido. Y sí, defendemos la definición tradicional del matrimonio, sin perjuicio de que sean reguladas otras formas de convivencia como las uniones civiles.
CMG – ¿Vox es partidario de cultivar esa tolerancia y el pluralismo social de creencias, o preferiría dar un giro hacia una legislación más conservadora, más confesional y protectora de la herencia católica, por ejemplo?
Nosotros creemos que los derechos están ligados a las personas y no a las identidades en función de su raza, sexo u orientación sexual
SA – Creemos que los derechos y libertades que adornan a nuestra civilización no son el fruto de una coincidencia geográfica o medioambiental, sino de la herencia recibida, por lo tanto es necesario defenderla frente a quienes en nombre del “multiculturalismo” pretenden poner en pie de igualdad cualquier cultura y civilización. Y esto no tiene nada que ver con la confesionalidad. Precisamente la identidad cristiana de Europa es la que ha permitido una clara distinción entre lo civil y lo religioso, algo que no se da en otras culturas. Por el mismo motivo rechazamos el relativismo moral. Nosotros creemos que los derechos están ligados a las personas y no a las identidades en función de su raza, sexo u orientación sexual.
CMG – Una de las banderas de Vox, y he de decirte que me parece muy bien porque era una auténtica demanda social, es la oposición activa a la hispanofobia, es decir, al cultivo de un complejo de inferioridad colectivo, de la “leyenda negra”, del desprecio de nuestra historia común y de tradiciones como la tauromaquia, etc. Por ejemplo, tu hábil reivindicación de la historia de Blas de Lezo como asunto para una buena serie de TV o una gran película lo comparte, sin duda, mucha gente con ideas distintas en otros campos. ¿Te parece que podemos y debemos reivindicar la historia común como “lo que nos une” siendo una sociedad plural, exactamente como hacen todos los países europeos salvo España, dicho sea de paso?
SA – No sólo me lo parece. Creo que es un deber moral dar continuidad y reivindicar el legado de generaciones pasadas. La historia de España es la historia de la mayor gesta civilizatoria. Nosotros reivindicamos un patriotismo que ensalza el “nosotros” sin aplastar el “yo”. Entendemos el patriotismo como un agradecimiento por lo que hemos recibido, y un deber de proteger y transmitir ese legado. El problema es que tenemos una izquierda peleada con la Nación y su historia, que se alía con el separatismo, y una derecha que ha comprado el cuento de la izquierda y que le da vergüenza reivindicar nuestra historia.
Por eso, no sólo debemos reivindicar nuestra historia sino que debemos poner medios para que se conozca. ¿Cómo van a agradecer los jóvenes lo recibido por generaciones pasadas si no se les enseña o, simplemente, se les enseña como algo de lo que avergonzarse?
CMG – Coincido con muchas críticas vuestras al uso de subvenciones públicas para crear lobbys de presión política e ingeniería social a cuento de la “memoria histórica”, la ideología de género y otros tinglados análogos. Como contra la multiplicación de administraciones para colocar paniaguados de partido y clientes varios. Lo mismo puede decirse de las subvenciones encubiertas (muchas ilegales) a grupos mediáticos de TV, prensa, etc. De hecho, UPyD fue el primer partido que no solo lo denunció –fuimos los primeros en hablar de los “17 miniestados autonómicos” a los que te has referido-, sino que hizo propuestas claras para acabar con todo eso (lo que nos costó muy caro, en fin). Estaría muy bien que Vox aprovechara su impulso ascendente para relanzar iniciativas para acabar con estas malas artes que además nos cuestan un dineral. Pero, ¿estaríais dispuestos a acabar con el duopolio televisivo implantado por Zapatero y continuado por Rajoy, o a exigir transparencia absoluta y rendición de cuentas sobre las ayudas públicas a empresas, entidades de todo tipo y medios de comunicación? ¿Y a reducir drásticamente el número de entes administrativos duplicados o triplicados?
SA – No es que estemos dispuestos, es que lo estamos haciendo. El apoyo para la investidura del presidente de la Junta de Andalucía contempla precisamente muchas de las cosas que dices. En los 37 puntos del acuerdo para la investidura figuran medidas como eliminar todos los organismos superfluos y suprimir la administración paralela; auditar el cumplimiento de los requisitos establecidos en las concesiones de licencias de radio y televisión otorgadas; eliminar toda convocatoria de subvenciones a personas físicas o jurídicas que no cumpla evidentes fines de utilidad pública y social; etc. Y sí, por supuesto que queremos desmontar el entramado político-mediático que han creado los dos grandes partidos.
CMG – Y para acabar esta ronda: la inmigración. Creo que España también ha sido un país bastante ejemplar en diferenciar conductas individuales –por ejemplo, delitos o abusos perpetrados por personas concretas- de acusaciones colectivas a grupos de inmigrantes –como acusar de delincuencia a todos los magrebíes, por ejemplo-. Pero hay un riesgo real de que aumente el rechazo a la inmigración como efecto de la xenofobia militante de algunos grupos, y sobre todo de políticas oficiales tan desvergonzadas y cínicas como la recepción de náufragos inmigrantes rescatados del Mediterráneo por el Gobierno de Pedro Sánchez para hacerse una foto humanitaria, olvidando a los inmigrantes al día siguiente y rechazando a los que han sido rescatados más tarde. Partamos de que la inmigración debe ser legal, de que debemos perseguir el tráfico mafioso de personas, y de que los inmigrantes deben tratar de integrarse en los valores de la sociedad de acogida, es decir de los españoles. Pero dicho esto, me gustaría saber si crees que habría que hacer algo más en materia de inmigración, como ponerle condiciones o exigir determinadas conductas.
la inmigración debe atender a dos criterios fundamentales: las necesidades de la economía nacional y la capacidad y voluntad de integración del inmigrante
SA – En primer lugar hay que cumplir la ley. Quien entre de forma ilegal en España debe ser repatriado. Además, nosotros creemos que hay que terminar con el irresponsable efecto llamada que ha provocado el drama del Mediterráneo. Entiendo que la inmigración debe atender a dos criterios fundamentales: las necesidades de la economía nacional y la capacidad y voluntad de integración del inmigrante.
CMG – Gracias por el tiempo que nos has dedicado a los lectores de El Asterisco, Santi. Por mi parte, me ratifico en que Vox no es un partido de extrema derecha sino constitucionalista, y en que bastantes de vuestras propuestas son necesarias. Y en cualquier caso, merecen ser debatidas y tenidas en cuenta en una democracia que se respete a sí misma.