Medios britanicos y Cataluna - Alfonso Valero

Aunque los índices dicen lo contrario, Gran Bretaña goza de una libertad de prensa notoria gracias a una oferta informativa muy diversificada. Más allá del grupo mediático de la BBC (con varios canales de televisión y radio), que tiene un compromiso fundacional con la imparcialidad informativa, la mayoría de los medios de comunicación intentan ofrecer al menos dos puntos de vista cuando tratan una noticia. En general se puede acceder a información por diferentes medios de distintas calidades y exigencia intelectual.

La actitud inquisidora de los medios británicos hacia el poder político es algo envidiable, dado que cumplen su rol de cuarto poder

Durante la campaña del referéndum sobre la salida o permanencia (no olvidemos que las dos opciones eran posibles) en la Unión Europea, había medios más alineados con una opción u otra. Aún más, ambos bandos dedicaban reportajes que lamentaban la falta de objetividad de la BBC y la supuesta mayoría de medios favorable a la postura contraria. Si bien hubo algún estudio que concluyó que en la prensa había mayor parcialidad hacia el Brexit, las conclusiones estaban basadas en el hecho de que cierta prensa leída más frecuentemente por la clase obrera estaba predominantemente a favor de la salida. El panorama mediático en Reino Unido dista de ser perfecto, pero la actitud inquisidora de los medios británicos hacia el poder político es algo envidiable, dado que cumplen su rol de cuarto poder.

En ese contexto, cabría esperar una actitud similar al tratar otras cuestiones internacionales, es decir, más allá de Brexit y la UE. Sin embargo, la cobertura de noticias sobre Cataluña desde el principio del autogolpe de Estado orquestado por los partidos nacionalistas en el Parlamento Catalán, es decir, desde la aprobación de las leyes de transitoriedad jurídica y fundacional de la república y del referéndum de autodeterminación los días 6 y 8 de septiembre, ha sido casi unánimemente a favor de las tesis nacionalistas. Esto se muestra en medios con tres tipos de línea editorial: los que tradicionalmente han sido favorables al partido conservador, los alineados con el nacionalismo escocés y los que podrían considerarse de centro-izquierda. Las motivaciones para estos enfoques son distintas. Los medios conservadores, en modo alguno favorables a nacionalismos no estatales, estarían buscando una desestabilización de Europa en general y España en particular durante las negociaciones de Brexit. Los medios afines al nacionalismo escocés, por una suerte de hermanamiento de causas nacionalistas: lo que es bueno para un grupo separatista es bueno para todos. Finalmente, los medios de centro-izquierda, por haber sido persuadidos del mensaje nacionalista frente al que no ha habido discurso alternativo.

Después de haber escrito y hablado sobre Brexit en diferentes medios de comunicación británicos sin ningún tipo de censura u objeción, intenté hacerlo (desde una perspectiva constitucionalista) sobre los acontecimientos en Cataluña, me di de frente con un muro mediático

Cuando, después de haber escrito y hablado sobre Brexit en diferentes medios de comunicación británicos sin ningún tipo de censura u objeción, intenté hacerlo (desde una perspectiva constitucionalista) sobre los acontecimientos en Cataluña, me di de frente con un muro mediático. En un periódico digital en el que había escrito varias veces, no volvieron a aceptar ninguno de mis artículos sobre Cataluña. Cuando confronté al director del periódico sobre su aparente parcialidad, me dijo que no existía tal, pero que tenían que dar cabida a otras opiniones. Cuando me entrevistaron en la radio, el corte que sacaron en las noticias era completamente irrelevante. Una invitación pendiente con un programa de televisión no se llegó a materializar. Pero más allá de la experiencia personal como comunicador, la experiencia como oyente/lector/espectador era todavía más alarmante. Los contenidos iban desde flagrante ataque a España, hasta el intento de explicarlo todo en los antecedentes franquistas. Las entrevistas que pretendían presentar los dos lados de la controversia carecían de equiparación real en el conocimiento los entrevistados (siendo favorable a los nacionalistas). España, que había sido considerado un socio estratégico en la UE, ahora era un país controlado por agentes franquistas en la sombra y la reacción de los separatistas catalanes estaba más que justificada.

Frente a esa propaganda, la orden del Ministerio de Asuntos Exteriores era no responder ni hacer comentarios a los medios de comunicación porque, según se decía, acabarían manipulando y sería contraproducente

¿Les suena esa versión de los hechos? Pues frente a esa propaganda, la orden del Ministerio de Asuntos Exteriores era no responder ni hacer comentarios a los medios de comunicación porque, según se decía, acabarían manipulando y sería contraproducente. Los pocos medios de comunicación británicos que hacían un intento de presentar la versión del gobierno de España se encontraban con que no se hacían comentarios. Es decir, que la estrategia informativa era no dar respuesta a los medios. Por ello la propaganda nacionalista en Gran Bretaña, generosamente financiada a cargo del contribuyente español sólo tenía en frente a la sociedad civil, como Sociedad Civil Catalana en Reino Unido que intentaba informar sobre los problemas en Cataluña y movilizar a los españoles en favor de la unidad de España.

Por mi parte, a raíz del autogolpe de septiembre de 2017 fundé el Foro de Profesores, una red de profesores y otros profesionales con un compromiso con la unidad de España (entendida como garante de los derechos de los españoles) y respeto al estado de derecho en democracia (división de poderes, elecciones con sufragio universal y respeto al imperio de la ley). En los últimos meses hemos llevado a cabo una respuesta a la Profesora Sally Mapstone (rectora de St. Andrews) tras sus declaraciones atacando a España, una respuesta a la petición de cien profesores para liberar a los nacionalistas en prisión preventiva y un manifiesto a raíz del nombramiento como Presidente al Sr. Torra.

Todas estas iniciativas han encontrado un respaldo enorme de personas que nos agradecían intervenir y, decían, hacer la labor del gobierno. Esto demuestra dos cosas: uno, que hay muchas personas que actúan de forma aislada frente al separatismo (el verdadero David contra Goliat) y que sufren en silencio los abusos del nacionalismo; dos, que existe la percepción de que el gobierno es el único responsable de informar sobre la realidad española.

La falta de actividad del gobierno puede ser subsanada por la sociedad civil, pero la falta de apoyo en la sociedad civil no puede ser sustituida bajo ningún concepto por el gobierno

En parte, ambos puntos están conectados. Como hay una percepción de que es responsabilidad del gobierno la actuación frente a los que tratan de enfrentar a los españoles, hay menos disposición a movilizarse como sociedad civil. Sin embargo, el país es de todos sus ciudadanos, no sólo del gobierno. El gobierno es, o debería ser, la proyección de los intereses de la mayoría de los ciudadanos que se gestionan (o deberían gestionarse) para el bien común (adaptando la teoría de Santo Tomás de Aquino sobre la ley). La falta de actividad del gobierno puede ser subsanada por la sociedad civil, pero la falta de apoyo en la sociedad civil no puede ser sustituida bajo ningún concepto por el gobierno.