Katalonien - Jorge Valencia

Una de las ventajas de vivir en el extranjero es la de poder tomar contacto con otras personas que han vivido otras experiencias rodeadas de otras circunstancias históricas o culturales. A mí me ha tocado seguir desde Berlín los acontecimientos en relación a la deriva independentista en Cataluña así como la reacción ciudadana y la cobertura en los medios de comunicación, aspectos ambos que trataré de explicar según mi experiencia.

La ciudadanía

En cuanto a los alemanes con los que he tenido contacto en mi entorno, amigos, compañeros de trabajo, etc. se puede decir que prácticamente todos ellos están al tanto de los acontecimientos en Cataluña. Me ha sorprendido gratamente la cantidad de personas que están informadas no solo del asunto en sí, sino también de los pormenores y de la actualidad del día a día. He de confesar que fueron compañeros de trabajo quienes me informaron de la hora exacta a la que Puigdemont declararía unilateralmente su delirio independentista unos minutos antes de suspenderlo en el limbo del oportunismo.

Más allá de la opinión de cada cual sobre el asunto, resulta reconfortante saber que la ciudadanía no pasa del tema, como muy a menudo ocurre en España. A veces me pregunto cuál sería el interés de los ciudadanos en España si ocurriera lo mismo en uno de los «Länders» de Alemania…

Quizá la historia de su propio país y el haber vivido las dos guerras mundiales les haya prevenido contra el germen de estos males que no es otro que el nacionalismo

Quizá la historia de su propio país y el haber vivido las dos guerras mundiales les haya prevenido contra el germen de estos males que no es otro que el nacionalismo. No he conocido todavía a nadie que apoye la independencia, pero eso sí, no faltan los equidistantes que apelan al diálogo y la negociación para solucionar «el conflicto». ¿Cómo dialogar con alguien que ha decidido romper el marco democrático donde se produce el diálogo? Desafortunadamente, no solo en España se escucha este tipo de discurso buenista.

Europa

Sin embargo, es envidiable el concepto que en general tienen sobre la Unión Europea y lo que ello representa. Conocen su historia y saben por experiencia que Europa es la mejor garantía de unidad y fraternidad entre ciudadanos y la mejor vacuna contra los nacionalismos. Por ello son muchas las ocasiones en las que los ciudadanos salen a la calle a defender la Unión Europea.

Algunos comparan, a mi juicio con razón, a los partidos independentistas catalanes con el partido de extrema derecha alemana

Algunos de ellos comparan, a mi juicio con razón, a los partidos independentistas catalanes con el partido de extrema derecha alemana «Alternative für Deutschland» (AfD). Su aumento de votos en las últimas elecciones generales, que lo ha llevado a convertirse en la tercera fuerza política en Alemania, preocupa a la mayoría y lo consideran una amenaza para Europa.

«Das Geld»

Si uno hace la prueba en Google, puede comprobar cómo junto a las palabras «independencia» y «Cataluña», lo más buscado en Alemania es la palabra «motivos».

Yo suelo resumirlo en dos palabras: Das Geld. Vamos, la pasta. A pesar de ese «sentimiento independentista» que los políticos han logrado crear a través de la educación y las televisiones, en el fondo del asunto está el dinero. Es un buen negocio para los gobernantes de Cataluña, quienes llevan demasiados años obteniendo beneficios mediante el chantaje al gobierno español. Además, claro está, del hecho de no aceptar el principio de solidaridad. En un estado solidario los ciudadanos que más tienen son los que más aportan para contribuir al desarrollo del país y garantizar al máximo la igualdad de oportunidades.

El caso de Bayern

En el sur de Alemania ocurre algo parecido con el estado federado de Baviera, aunque para nada de una manera tan exacerbada como en Cataluña

En el sur de Alemania ocurre algo parecido con el estado federado de Baviera, aunque para nada de una manera tan exacerbada como en Cataluña. Al contrario que en España, el sur de Alemania es la zona más industrializada y más próspera, con importantes diferencias salariales. También en Baviera existe, aunque con muy poco apoyo, un movimiento independentista, pero es impensable la ruptura del Estado Federal Alemán. De hecho, en enero de este mismo año el Tribunal Constitucional alemán dictaminó que el «Land» de Baviera no tiene derecho a celebrar un referéndum de independencia porque su secesión vulneraría la Ley Fundamental de Alemania. «En la República Federal de Alemania, que es un Estado-nación basado en el poder constituyente del pueblo alemán, los estados no son dueños de la constitución. Por lo tanto, no hay espacio bajo la Constitución para que los estados individuales intenten separarse. Esto viola el orden constitucional», sostenía el dictamen del alto tribunal.

El sistema federal alemán es lo más parecido a lo que en teoría es en España el sistema de las autonomías, y también en España el Tribunal Constitucional se ha pronunciado en los mismos términos respecto a Cataluña. Es más, existe también en la Constitución alemana un artículo similar al 155 de la constitución española. Por todo ello resulta extraña la falta de rigor de algunos medios de comunicación alemanes a la hora de tratar el asunto de Cataluña, como veremos a continuación.

La información

La importancia de la información en estos casos es vital, ya que el posicionamiento de los principales agentes políticos o mediáticos estará determinado por las distintas informaciones que dichos agentes reciben desde España. Los medios de comunicación juegan por tanto un papel crucial.

Uno de los aspectos positivos es que en los principales diarios alemanes se está haciendo un seguimiento destacado de los acontecimientos, a los que dedican un espacio para nada marginal, muy al contrario, en la mayoría de los casos ocupan un lugar destacado de la información diaria. Se pueden apreciar diferencias entre ellos, lo que por otra parte es algo natural puesto que cada medio de comunicación tienen su propio enfoque, pero es cierto que en algunos se aprecia una especie de «equidistancia» debido en mi opinión a una falta de información o a un trato muy poco riguroso de ésta.

No es raro encontrarte enormes y cómicas contradicciones en el mismo texto, como por ejemplo el que publicaba hace unos días el «Zeit Online». En el reportaje titulado «No ha terminado», se definía la votación del 1-O como «referéndum ilegal» para a continuación alabar el talante democrático de los separatistas: «Finalmente, de acuerdo a la lógica, han mostrado a la opinión pública internacional que son buenos demócratas. Estaban autorizados por sus propias leyes, tras el resultado del 90% en el controvertido referéndum, para proclamar la independencia inmediatamente. Sin embargo, esperarán unos días más con el fin de dialogar».

El impecable discurso televisivo del rey fue recogido por la mayoría de medios, en algunos ocupando lugar destacado de portada y lo mismo ocurrió con la masiva manifestación a favor de la unidad de España que tuvo lugar en Barcelona. «La mayoría silenciosa hoy es sonora», titulaba Der Spiegel

Sin embargo, hay otros textos más rigurosos como el que publicaba el 14 de octubre el diario online «Die Welt». «El tiempo juega en contra de los unionistas» titulaba este diario un reportaje bastante completo en el que se analizaba la posibilidad de que el presidente Rajoy acabara aplicando «el artículo de emergencia 155 si es necesario». El periodista iba más allá y analizaba el apoyo electoral al independentismo de manera bastante aproximada: «Alrededor del 25 por ciento son independentistas incondicionales», independentistas estos a quienes comparaban con la xenófoba Liga Norte de Italia. «No tienen una motivación predominante ni económica ni nacionalista en el sentido clásico, pero son bastante utópicos; Eligen CUP o ERC y creen firmemente en la posibilidad de un mejor estado», explicaba. Aproximadamente otro 25 %, decía, son los secesionistas moderados… Sin embargo, también este diario cae en el tópico de que aplicar el 155 tendría un efecto de solidaridad con los independentistas, a pesar de que como explicaba antes, existe un artículo similar en la constitución alemana.   Es cierto que los medios se hacen eco de las manifestaciones y declaraciones de los separatistas a menudo. Al fin y al cabo son noticia, pero también el impecable discurso televisivo del rey fue recogido por la mayoría de medios, en algunos ocupando lugar destacado de portada. Lo mismo ocurrió con la masiva manifestación a favor de la unidad de España que tuvo lugar en Barcelona. «La mayoría silenciosa hoy es sonora», titulaba Der Spiegel. Quizá sea pues, cuestión de hacernos oír…

El relato

Por todo esto es tan importante que se abra paso el relato de lo que ocurre realmente, los hechos y la información rigurosa. Debemos arrinconar las mentiras y manipulaciones interesadas que el independentismo trata de colar en Europa y el resto del mundo con el fin de elevar a nivel internacional el asunto y convertir en conflicto entre dos Estados lo que en realidad es la rebelión de una administración autonómica contra el marco legal del que se deriva.

Argumentar por qué la independencia de Cataluña sería negativa desde todos los puntos de vista no solo para los catalanes, sino también para el resto de españoles, es necesario, pero no suficiente. Lo más grave es que se ha perpetrado un golpe de Estado desde el poder de una de las instituciones de ese mismo Estado, sin que ello haya tenido consecuencias para los golpistas y quienes les han dado cobertura. El gran problema que tenemos es que está en juego el respeto a la ley y a la democracia.

El gran riesgo que corremos no es solo que estos delitos queden impunes, sino que los delincuentes obtengan recompensa por serlo en forma de «concierto fiscal» o cualquier otra fórmula que ahondará aún más en la ya preocupante desigualdad entre españoles

Y el gran riesgo que corremos no es solo que estos delitos queden impunes, sino que los delincuentes obtengan recompensa por serlo en forma de «concierto fiscal» o cualquier otra fórmula que ahondará aún más en la ya preocupante desigualdad entre españoles. Son los independentistas los que no han acatado la ley, convocado un referéndum ilegal y saltado las advertencias del Tribunal Constitucional, y por tanto los que han anulado el autogobierno de Cataluña que se deriva de la Constitución Española. Son los independentistas los que llevan años adoctrinando a los niños en el odio a lo español. Son los independentistas los que pretenden imponer sus ideas al resto de la sociedad anulando la actual Cataluña plural para convertirla en un Estado totalitario.

Todo esto tenemos que explicarlo también a la opinión internacional porque de lo contrario, solo recibirán la retahíla independentista. Además, tenemos la ventaja de que nos acompaña la legalidad, y estamos convencidos de que también la razón. En este sentido resultan muy útiles iniciativas como la carta que los miembros fundadores de «Basta Ya» enviaron al presidente de la Comisión Europea y al resto de líderes europeos desmontando las manipulaciones del independentismo y ofreciendo datos reales e información veraz.

También hay que explicárselo al resto del mundo porque como se suele decir, los vacíos se llenan

«Die Mauer muss weg» (El muro debe desaparecer), es la consigna que gritaban hace no tantos años muchos ciudadanos antes de que cayera el muro de Berlín. Lo que los nacionalistas catalanes pretenden ahora es levantar de nuevo fronteras entre ciudadanos del mismo país y esto no lo podemos permitir. Pero no solo debemos oponernos, también hay que explicárselo al resto del mundo porque como se suele decir, los vacíos se llenan, y ya saben quiénes son los verdaderos expertos en llenarlos y aprovechar cada resquicio de nuestro Estado de derecho para acabar con el mismo.