Aunque es obvio que la responsabilidad de la fractura social que sufrimos como consecuencia de la deriva nacionalista actual en Cataluña corresponde en primer grado a los propios nacionalistas catalanes, también hay un grado de responsabilidad política muy considerable que es achacable de modo principal a los dos partidos que han tenido desde el año 1982 la gobernación de España en sus manos.
El problema de cohesión territorial en el que se encuentra España es el resultado lógico después de las cesiones, las dejaciones
Y ello porque, además de la propia actuación de los nacionalistas, el problema de cohesión territorial en el que se encuentra España es el resultado lógico después de las cesiones, las dejaciones y parte de las acciones políticas llevadas a cabo durante tantos años por los gobiernos y partidos políticos nacionales, todo lo cual ha dado lugar no solo a uno de los países más descentralizados del mundo, sino también a uno de los países en el que la administración central está más ausente en buena parte de su territorio y, al mismo tiempo, menos garantías existen de que algunas de sus administraciones e instituciones autonómicas se comporten con la debida lealtad.
La clave del asunto reside en no haber sido capaces de mantener de forma sólida entre PP y PSOE los acuerdos indispensables para asegurar la unidad de España frente a los embates nacionalistas
La clave del asunto, lejos de tratarse del grado de diálogo mantenido con los nacionalistas, el cual, en realidad, ha sido inmenso por parte de ambos partidos y repleto de frecuentes acuerdos tácticos, reside en no haber sido capaces de mantener de forma sólida entre ellos mismos los acuerdos indispensables para asegurar la unidad de España frente a los embates nacionalistas, explicitando un discurso político que ponga en valor la ciudadanía frente a la ideología nacionalista, así como por no haberse enfrentado a tiempo a las propias corruptelas, de modo que los gobiernos formados cuenten con el prestigio necesario para obrar a la altura requerida ante los problemas de nuestro país.
En demasiadas ocasiones la forma de actuar como responsables del gobierno de España o como jefes de la oposición ha permitido en gran medida que, como paso previo para alcanzar su arcadia feliz, tanto los nacionalistas vascos como los catalanes fuesen cada año más capaces de poner en jaque a la democracia y al sistema político español derivado de la Constitución ratificada por todos los ciudadanos en 1978.
Los socialistas han sido responsables hasta el punto de elaborar ahora una atolondrada teoría política sobre el concepto de nación
Los socialistas han sido responsables hasta el punto de elaborar ahora una atolondrada teoría política sobre el concepto de nación, utilizada a modo de estratagema partidaria como ariete de un discurso político descalabrado con el que se pretende por enésima vez apaciguar o moderar al nacionalismo, y los populares llegando al extremo de dejar a los jueces y a la policía por delante para eludir o retrasar hasta la náusea la responsabilidad de actuar políticamente a su debido tiempo.
Es necesario nuevamente tomar partido y expresarlo públicamente: mi total apoyo al Gobierno de España en su labor de garantizar la unidad de nuestro país, es decir, de España
En todo caso, han sido los ciudadanos españoles quienes democráticamente han ubicado a cada cual tanto en el gobierno como en la oposición en cada momento, así que llegados a este punto en el que el nacionalismo, apoyado por una inmensa minoría ideologizada y bien organizada, ha convertido el Gobierno y el Parlamento de Cataluña en poderes sediciosos, dispuestos a arrebatar la soberanía a los ciudadanos españoles para proclamar la suya de forma unilateral, es necesario nuevamente tomar partido y expresarlo públicamente: mi total apoyo al Gobierno de España en su labor de garantizar la unidad de nuestro país, es decir, de España.
Y un ruego: por favor, a poder ser que no se trate de un apaño para un tiempo. Aprendamos la lección: los nacionalistas, como los demás, son respetables si respetan las leyes, pero siempre es completamente necesario combatir políticamente su ideología y sus planteamientos políticos si queremos que España pueda seguir siendo garante de nuestra libertad y de nuestros derechos.