Hablar de Carlos Martínez Gorriarán en este foro es hablar de una persona que no necesita presentación. Al menos de nada que se refiera a sus actividades en los últimos diez o quince años. De todas formas no está mal recordar que es Licenciado en Historia por la Universidad de Deusto (1981) y Doctor en Filosofía por la Universidad del País Vasco (1990). Es profesor titular de Estética y Teoría de las Artes en la Universidad del País Vasco desde 1992. Carlos es una persona conocida y reconocida, en el País Vasco, por sus colaboraciones y apariciones en los medios. Recuerdo su imagen y sus artículos, en la prensa, desde los primeros noventa. De esa época son sus libros: Oteiza, un Pensamiento sin Domesticar (Ed. Baroja, 1989) y otros dos con la editorial Alberdania: Casa, Provincia, Rey (1993) y El Arte Vasco y el Problema de la Identidad (1995). Guarda una buena relación con muchos artistas vascos y su vocación por actuar en ese terreno viene de muy joven. Es investigador riguroso y no se muerde la lengua al escribir. Su biografía/ensayo, Oteiza, Hacedor de Vacíos (Marcial Pons, 2011), es quizás el único trabajo decente sobre el escultor vasco (casi todos los demás son una suma de tópicos y anécdotas al estilo de las Vidas Ejemplares).
Posteriormente y, ya metidos en la época de Basta Ya, movimiento cívico del que fue uno de sus fundadores y guía, publicó, en colaboración con Javier Mina, y material gráfico de diferentes fuentes, Euskadi, del Sueño a la Vergüenza (Ediciones B, S.A. 2004), y el Informe sobre las denuncias de tortura en España (Observatorio de la Violencia de Basta Ya, 2004). Su trabajo Movimientos cívicos. De la Calle al Parlamento (Ediciones Turpial, S.A. 2008) es una historia de las reacciones sociales contra el terrorismo de ETA. Son también de esa época, gran cantidad de colaboraciones en revistas y diferentes publicaciones corales.
Dicen que tiene mal carácter y que es un poco cascarrabias. Pues sí, lo es a veces… Otros se muerden las uñas o roncan. Lo que pasa es que Carlos es una persona muy exigente consigo mismo y con los demás, que no soporta ni la mediocridad, ni la mentira, ni el engaño. Pero es que, en la política, ese es el líquido amniótico donde aletean los cardúmenes de sardinillas gregarias que se mueven como robots, sin criterio propio y siguiendo las órdenes de no se sabe quién, ni por qué, ni para qué. Ahora él ha vuelto a la enseñanza, que también está condicionada por sardinillas, pero puede usarse una escafandra aséptica para librarte de sus toxinas.
Tras la experiencia de UPyD, ¿te has enterado de quién manda en España? Desde luego los ciudadanos, es decir la gente corriente que vota en las elecciones, no mandamos. Sólo cambiamos los administradores del sistema que llamé (con gran éxito) capitalismo de amiguetes, parecido a una oligarquía. Es una red cerrada de intereses cruzados formada por grandes empresas y bancos, los partidos y los grandes grupos de comunicación. Se apoyan para hacer sus negocios excluyendo a la competencia ajena al tinglado. Muchas importantes decisiones políticas se toman para proteger ese monopolio. Por ejemplo, durante la crisis resultó que no había dinero para mantener el sistema de ciencia español, que sólo necesitaba unos 500 millones de euros para sobrevivir, y se los negaron. Pero hubo mucho más para seguir con el AVE y otras infraestructuras innecesarias. O el rescate sin debate público de las Cajas de Ahorros, saqueadas y quebradas por gestores políticos, patronales y sindicales: nos ha costado unos 75.000 millones de euros que no veremos más y que han ido a la banca que se quedó con las antiguas Cajas. El capitalismo de amiguetes manda, y da para muchos libros muy largos.
¿Qué hizo bien y, qué hizo mal UPyD, en sus ocho años de política parlamentaria? Entramos en el Congreso de los Diputados a la primera, gracias al gran trabajo de un pequeño partido novato, salido de la nada y con todo en contra, y al liderazgo y popularidad de Rosa Díez. Hicimos un programa muy trabajado de cambios que España necesita, desde una reforma constitucional federal realista y sensata hasta muchísimas propuestas constructivas sobre economía, empleo, administración pública, educación, energía, justicia, etc. La prueba de que eran muy buenas es que ahora algunos las plagian malamente o las echan mucho de menos, incluyendo gente que nos negó el pan y la sal.
Sabían que no íbamos a entrar en enjuagues ni repartos de botín para callarnos, y cuando las encuestas de intención de voto nos daban un 12% decidieron liquidarnos
Pero provocamos la cólera del capitalismo de amiguetes cuando en 2012 la Audiencia Nacional aceptó nuestras querellas por la fraudulenta salida a bolsa de Bankia y otros escándalos financieros. Gracias al ímprobo y mal pagado trabajo de Andrés Herzog, y un par de ayudantes, conseguimos llevar al banquillo a intocables como Blesa y Rodrigo Rato, y abrir casos como el famoso de las tarjetas black de Cajamadrid. De no ser por UPyD se sabría mucho menos del hundimiento del sistema financiero, y se resarcieron echándonos a la calle de donde veníamos. Sabían que no íbamos a entrar en enjuagues ni repartos de botín para callarnos, y cuando las encuestas de intención de voto nos daban un 12% decidieron liquidarnos. Lo hicieron con una campaña de dos años de descrédito, desprecio y calumnias en los medios de comunicación, especialmente dirigida contra Rosa, que se estudiará como ejemplo de acoso y derribo de una formación política emergente llena de promesas. Muchos rechazan creerlo por ingenuidad o cinismo, pero así funciona en realidad un sistema político con reglas mafiosas. Por ejemplo, un afiliado gallego, empresario, me acabó confesando que abandonó el activismo en UPyD porque sus clientes de las instituciones, es decir cargos públicos, le advirtieron de que perdería sus contratos si seguía con nosotros. Y no fue un caso excepcional, ni mucho menos. Hubo casos de represalias laborales contra altos funcionarios miembros de UPyD. Alguno ya lo contará cuando quiera.
Hay una enorme distancia entre lo que la gente dice querer de los políticos y lo que realmente elige en las elecciones
También cometimos el error de creer que la sociedad valoraría nuestro esfuerzo en transparencia y libertad interna, buena gestión y tolerancia cero a la corrupción, pero resultó que nada de eso interesaba a nadie. Hay una enorme distancia entre lo que la gente dice querer de los políticos y lo que realmente elige en las elecciones. Finalmente, cuando las cosas se pusieron muy mal los que vinieron para medrar buscaron su salida personal a costa del partido. Otros, algunos muy cercanos, simplemente nos dejaron caer sin una palabra o gesto público de apoyo: compraron la cómoda versión hostil de que el problema era el autoritarismo de Rosa, el mío y el de unos cuantos. Era una guerra en dos frentes, y perdimos. En realidad fuimos demasiado ingenuos, permeables y confiados con sujetos que no lo merecían, pero correr esos riesgos resulta inevitable si quieres hacer un partido o cualquier colectivo humano. Por otra parte, el éxito político atrae a demasiada gentuza mientras la mejor duda y se queda en casa, pero sólo puedes saberlo cuando entras en crisis, y eso también nos pasó nosotros.
Recuerdo el caso de un cargo interno de cierta comunidad que aspiraba a más y vino a verme con un maletín lleno de dosieres y pruebas difamatorias contra sus rivales del partido. Le eché y abandonó el partido con calumnias que toda la prensa regional difundió generosamente. En otros lugares se dedicaban a reventar las elecciones de cargos internos con campañas difamatorias organizadas en redes sociales. Y había más de los que creíamos posible que actuaban igual. Hubo un momento en que bastaba acusar de cualquier barbaridad a UPyD para asegurarse una portada de periódico. Nos pasó con la edición vasca de El País, que pese a tener un diputado en Vitoria jamás nos hizo el menor caso, salvo para acosarnos. Por buenas que sean las ideas y reglas de un partido no puedes impedir el ataque de ese doble cáncer.
Me he vuelto mucho más escéptico sobre la capacidad de la política idealista para cambiar las cosas, y también más prudente respecto a los móviles altruistas que algunos invocan pero encubren intenciones muy pedestres
La experiencia del paso por la política ¿te ha gustado, te ha decepcionado, te ha irritado, te ha enriquecido, te ha hecho mejor persona, te ha vuelto irascible, te ha calmado los ánimos? Ha sido una experiencia de lo más interesante: he aprendido que la política real y la teórica se parecen tanto como un huevo a una castaña. También he ganado una impagable experiencia humana y amistades maravillosas (además de muchos enemigos, algo inevitable cuando haces cosas). Desde luego me ha vuelto mucho más escéptico sobre la capacidad de la política idealista para cambiar las cosas, y también más prudente respecto a los móviles altruistas que algunos invocan pero encubren intenciones muy pedestres, resumibles en quiero vivir de la política como sea. He asistido a la transformación de personas razonables y honestas en algo muy diferente tras pasar por un cargo y descubrir las posibilidades de la política, siempre que la aceptes tal y como es, claro. Agradezco no haber capitulado a esas tentaciones, muy abundantes, y cambiado en la mala dirección. Por ejemplo, Francisco Granados, el cerebro de la corrupción del PP de Madrid, me invitó al menos tres veces a comer para conocernos y presentarme gente en 2009, y nunca fui; aquello olía de lejos. Claro que así no hay manera de hacer carrera política… La verdad es que dejarlo ha sido para mí una liberación que todavía no he terminado de asimilar.
Alguna vez se te acusó de usar Twitter como una recortáa. ¿Qué opinas? Una regla no escrita de la política, y de la vida social en general, la resume ese refrán que dice: porque una vez maté un perro, me llaman el mataperros. Es verdad que las redes como Twitter agigantan las meteduras de pata, y las tuve, pero sólo los idiotas miran el dedo que señala a la luna, incluso algunos muy inteligentes para otras cosas. Como decía el gran Billy Wilder, ninguna buena acción queda sin castigo.
En las confrontaciones entre los más brutos y los más listos, siempre han ganado los primeros. ¿Crees que habría manera de invertir este resultado? Temo que no tenga remedio. La inteligencia no puede imponerse a la fuerza bruta, sólo tomar precauciones que siempre serán insuficientes porque también hace tonterías, pero no todo el tiempo a diferencia del tonto profesional. Como dice el dicho, los tontos no descansan. Tampoco debes discutir con ellos, cosa que olvidamos a menudo, porque si discutes con un tonto te pondrás a su nivel y siempre te ganará por tener más experiencia.
Los verdaderos debates son muy raros en sede parlamentaria. Los diputados rechazan en público las razones del otro y luego buscan acuerdos en privado. Hay mucho teatro. Todo se negocia en el bar pero no se debate en el hemiciclo
¿Es más fácil debatir sobre algo con los alumnos de un aula de la Universidad, que con sus señorías en una sesión, o comisión parlamentaria? Es que los verdaderos debates son muy raros en sede parlamentaria. Los diputados rechazan en público las razones del otro y luego buscan acuerdos en privado. Hay mucho teatro. Todo se negocia en el bar pero no se debate en el hemiciclo. Una vez un diputado canario del PSOE, hombre muy simpático y experimentado, me dijo: joven, ha estado usted brillante y estoy completamente de acuerdo con usted, pero en mi vida he votado muchas veces contra mi conciencia y nunca contra mi partido. Es el humor parlamentario. Respecto a los periodistas políticos, muchos ya tenían escrita la crónica antes del debate. La mayoría de las veces se las apañaban para que UPyD no apareciera, o fuera negativamente. Hay intervenciones magníficas de Rosa cuyo único eco fue un silencio absoluto. Yo me ocupaba de algunos temas fundamentales, como educación, energía, I+D, asuntos constitucionales… y en cuatro años los grandes medios privados no me hicieron ni una pequeña entrevista, ni siquiera una pregunta, y eso que ansiaba contestar todas. Incluso publicaban noticias sobre iniciativas nuestras que ni siquiera nos citaban. Exponer ideas y propuestas en el Congreso era como hablar al vacío. En comparación y pese a sus limitaciones, un aula universitaria es un sitio lleno de vida e ideas donde, a día de hoy, disfruto mucho más que como parlamentario.
¿Crees que la corrección política es compatible con el rigor científico, filosófico o ético? No. La corrección política es sólo un manual de prejuicios que impiden pensar adecuadamente. Es pura ideología barata, pero popular.
Desde el púlpito del Congreso de los Diputados, se observa a sus señorías sentados en sus escaños, en perfecta disposición geométrica y agrupada por sus características ideológicas. ¿No te recuerda a la disposición ordenada de los Elementos en la Tabla Periódica? Por aquí los radiactivos, por allá los gases nobles, más abajo las tierras raras… En realidad, sus señorías se sientan según su obediencia al grupo parlamentario y al líder, que en los grandes grupos decide absolutamente todo: quién habla y qué dice, qué se vota, qué se aplaude y qué se abuchea, cuándo deben asistir al pleno los diputados y cuándo se pueden ir de copas.
Si el arco parlamentario fuera una tabla de quesos ¿Cuáles serían sus características y en qué orden te los iría comiendo? El arco actual presume de nueva política, pero lo veo mohoso y rancio. Opto por el ayuno.
Que se considere un buen orador al autor de un discurso tan gris, plano, aburrido, falaz, previsible y tópico como Albert Rivera, un verdadero plomo, ya lo dice todo
Unamuno, Azorín, Blasco Ibáñez, Cela… llegaron a ser diputados en distintas legislaturas. Fernando Savater y Álvaro Pombo fueron candidatos por UPyD, al Senado. ¿Crees correcto mezclar la política con la creación literaria? Desde luego, ha habido muchos políticos que han sido buenos escritores, y viceversa, y por supuesto grandes oradores. Antes era más corriente que ahora (Victor Hugo, Blasco Ibáñez, Cánovas, Sagasta, Azaña, Churchill…) porque la imagen cuenta mucho más que dominar la palabra, una evolución lógica por otra parte, y además al votante medio actual las ideas no le interesan. Que se considere un buen orador al autor de un discurso tan gris, plano, aburrido, falaz, previsible y tópico como Albert Rivera, un verdadero plomo, ya lo dice todo.
Si te tomas el trabajo parlamentario en serio es uno de los más agotadores que cabe imaginar
Tras la creación de Euskadiko Ezkerra, Jorge Oteiza fue uno de sus candidatos al senado por Gipuzkoa, en las Elecciones Generales de junio de 1977. ¿Te puedes imaginar lo divertidas que pudieron haber sido las sesiones, con un senador semejante? No creo que durara dos telediarios como senador… Como político vocacional, Jorge Oteiza era bastante desastroso. No era una peculiaridad suya, hoy en día es bastante raro que un creador esté dispuesto a sacrificar sus impulsos y su ego en las exigencias y disciplina de la política, que además resulta infinitamente aburrida en el día a día de la democracia. A cualquiera le apetece formar parte de un acontecimiento histórico, pero a muy pocos soportar las horas eternas del tedio parlamentario. En realidad, si te tomas el trabajo parlamentario en serio es uno de los más agotadores que cabe imaginar.
Lo mismo que en el PSOE abundaban represaliados republicanos que resultaban ser hijos o nietos de prebostes franquistas en Podemos abundan los niñatos indignados del establishment jugando a revolucionarios, tipo Ramón Espinar
El 29 de septiembre de 2007, se presentó en el Teatro Auditorio de la Casa de Campo de Madrid, UPyD, con la intención de cambiar los modos de la política española, y se habló por primera vez de Regeneración Democrática. Cuatro años más tarde, el 15 de mayo de 2011, surge el movimiento de los Indignados. ¿Guardaban alguna similitud con algunas de las propuestas de UPyD? En algunos sentidos, sí. Por ejemplo en la crítica a la burocratización de la política, convertida en medio de vida de mediocres y parásitos, y en el alejamiento de las preocupaciones y problemas reales que ellos sintetizaron en el no nos representan. Pero en poco más, ellos eran anti institucionales y nosotros queríamos reformar las instituciones. Lógicamente, nos ignoraron y en cambio fueron la incubadora social del populismo paleoizquierdista llamado Podemos, que ha servido para la tropa de indignados profesionales que viven de esa pose. Lo mismo que en el PSOE abundaban represaliados republicanos que resultaban ser hijos o nietos de prebostes franquistas –como el propio Zapatero, que nunca hablaba de su abuelo militar franquista sino sólo del republicano-, en Podemos abundan los niñatos indignados del establishment jugando a revolucionarios, tipo Ramón Espinar.
Lo que realmente haría avanzar la decencia parlamentaria es que los votantes exigieran decencia y rigor a sus representantes, en vez de favores para su pueblo o gremio, simpatía ideológica y buena imagen
Álvaro Pombo comentaba que si saliera elegido senador, se dedicaría a reventar las sesiones del Senado y escribiría una novela con esa experiencia. Es posible que esta acción hubiera desvelado secretos vicios de la Cámara Alta. ¿Crees que en la política actual son necesarias estas técnicas para avanzar hacia la decencia parlamentaria? Lo que realmente haría avanzar la decencia parlamentaria es que los votantes exigieran decencia y rigor a sus representantes, en vez de favores para su pueblo o gremio, simpatía ideológica y buena imagen. Pero esa exigencia no se ve por ninguna parte, así que el buen Álvaro Pombo puede escribir tranquilamente una novela al uso, imaginaria. Aunque si es sobre el Senado dudo de que tenga mucho impacto.
Pablo Iglesias es una mezcla posmoderna de viejo leninismo, macho alfa progre vestido con descuidado cuidado, mercadotecnia mediática y astucia de departamento universitario endogámico de tercera
¿Qué diferencia ves entre el estilo político que proponía Álvaro Pombo y el que practica Gabriel Rufián o Pablo Iglesias? Todas. Rufián es el bufón perfecto: imposible discutir con él porque es incapaz de decir algo propio que no sea un sinsentido. Pablo Iglesias es una mezcla posmoderna de viejo leninismo, macho alfa progre vestido con descuidado cuidado, mercadotecnia mediática y astucia de departamento universitario endogámico de tercera; espero que no sea suficiente para tener que soportarle como gobernante, pero nada es imposible: hoy la gente adora a esos personajes.
Con el surgimiento del imprevisible Pedro Sánchez, del previsible y contradictorio Pablo Iglesias, del oportunista Albert Rivera, de los nacionalistas posibilistas y los imposiblistas, la parsimonia de Rajoy, y el despiste de algún partido minoritario, ¿qué posibilidades le quedan a la descolorida España de salir viva de esta situación? ¿Qué opciones ilusionantes de gobierno pueden surgir? Como dicen que dijo Bismarck, España es un país excepcionalmente fuerte porque acaba sobreviviendo a constantes intentos de suicidio. Ahora tenemos alguna ventaja respecto al siglo de Bismarck, como la pertenencia a la Unión Europea, una sociedad mucho más abierta y educada que hace cuarenta años a pesar de los nacionalismos y populismos y, aunque suene a paradoja, está la propia impotencia de la política. Por ejemplo, creo que el separatismo acabará fracasando no porque los demás lo hagan mejor, sino porque la vieja política cada vez es más impotente y está condenada a fracasar. Sencillamente no puedes levantarte, declarar la independencia y esperar a que el resto del mundo te reconozca como a un Estado igual. No funciona así, y la vieja soberanía nacional es una ilusión. La democracia moderna, cuando funciona, es muy aburrida.
¿Es Mariano Rajoy responsable del asesinato de Julio César, Abrahan Lincoln, Cánovas del Castillo o Benazir Bhutto? Lo único que ha matado Mariano Rajoy es la política como actividad. Ha logrado enfriarla a un grado artístico de pasividad e inacción. Para él gobernar es dejar hacer y no mover nada, casi una concepción taoísta de la política (aunque dudo de que conozca a Lao Zi y su escuela). Su ideal es sobrevivir flotando como un corcho y esperar a ver pasar los cadáveres de sus enemigos. No es imposible que acabe enterrándolos a todos. Sobre todo viendo la deriva populista del PSOE, la naturaleza antidemocrática de Podemos y la vacuidad oportunista de Ciudadanos.
El Pacto de las Azores, de 2003, entre Bush, Blair y Aznar supuso la caída de Sadam Husein y el desparrame de una zona que él controlaba con mano dura. ¿Crees que fue una buena estrategia para neutralizar el polvorín musulmán? Catorce años después es evidente que fue un error estratégico porque más bien prendió fuego al polvorín y dejó un enorme vacío que se apresuró a llenar el islamismo más fanático. No fue el único, recordemos el apoyo de Reagan a los talibanes en Afganistán para acabar con el régimen prosoviético: fue el primer experimento exitoso de estado islamista. En fin, es un tema demasiado complejo para cuatro líneas.
Diez años más tarde se produce el movimiento La Primavera Árabe, con una intención parecida, y que ha derivado en un conflicto que ha desestabilizado totalmente la zona. ¿Qué solución tiene, a tu entender, esa frontera cultural entre Oriente y Occidente? Si supiera cuál la contaría, desde luego. La Primavera Árabe fue un estallido que demostró muchas cosas, incluyendo la voluntad de cambios y progreso de una parte de las sociedades árabes, y también su debilidad y carencia de instrumentos políticos para hacerlos prosperar. Hará falta tiempo para que aparezcan esos instrumentos políticos, y desde luego internet es absolutamente insuficiente aunque ayude, a pesar de las tonterías que se dijeron sobre la democracia electrónica espontánea y todo eso.
Somos una especie de turistas a tiempo completo en nuestra propia casa que sólo contamos para pagar, en todo lo demás nos ignoran. Pero al menos ahora no acabas en el exilio, en un campo de trabajo o desaparecido en una cuneta. Habrá que celebrarlo con la debida moderación
El 20 de octubre de 2011, ETA anunció el cese definitivo de su actividad armada. Han pasado casi seis años y seguimos escuchando sus comunicados sobre la entrega definitiva de las armas, la disolución de la banda, la reinserción de los presos, la amnistía generalizada, el no arrepentimiento ni de la colaboración con la justicia… ante la impasibilidad general y el olvido del pasado. Parece que lo único que importa a los vascos es que ETA haya dejado de matar, sin preocuparle en absoluto los rotos y los descosidos producidos ¿Crees que algún día se podrá dar carpetazo a esta historia? No creo que estemos aquí para verlo. La sociedad vasca es como las demás, a pesar de lo especiales que algunos crean ser, y la tendencia a barrer debajo de la alfombra cosas infames que se prefieren ignorar es de lo más vulgar. Además aquí han coincidido tres procesos: primero, ETA fue totalmente derrotada por las fuerzas de seguridad; segundo, una parte de la sociedad vasca, minoritaria, se movilizó contra ETA pero la mayoría que no lo hizo o colaboró siguió pasiva; tercero, los partidos pactaron negociar con ETA el fin de los atentados a cambio de legalizar a su rama política, que hoy es Sortu-Bildu, e ir soltando a sus presos. Y en eso estamos. Un final amargo, incompleto, injusto, amnésico y sin revisión social alguna del significado profundo del terrorismo nacionalista. La verdad es que el ganador ha sido el nacionalismo porque los demás lo han aceptado como precio de la paz. Somos una especie de turistas a tiempo completo en nuestra propia casa que sólo contamos para pagar, en todo lo demás nos ignoran. Pero al menos ahora no acabas en el exilio, en un campo de trabajo o desaparecido en una cuneta. Habrá que celebrarlo con la debida moderación.