Consuelo Ordóñez nació en Caracas (Venezuela) en 1959 y a los 6 años regresó con su familia a España para vivir en San Sebastián con sus padres y su hermano Gregorio Ordóñez. En esta ciudad cursó los estudios de Derecho, tras los cuales comenzó a trabajar en diferentes municipios guipuzcoanos como secretaria judicial y oficial de la administración de Justicia. Tras unos años se colegió como procuradora, labor que desempeñó hasta el año 2003 en que hubo de exiliarse fuera del País Vaco al ser alertada por el Ministro de Interior de que su vida corría peligro por el alto riesgo de atentado contra ella. Además, al igual que les pasó a otras personas públicamente comprometidas contra el terrorismo, su volumen de trabajo como procuradora sufrió un descenso progresivo a medida que aumentaba su protagonismo público en el activismo contra ETA.

Desde mucho antes de su marcha del País Vasco su vida había estado marcada por el atentado que ETA perpetró contra su hermano Gregorio Ordóñez, que era parlamentario vasco y teniente de alcalde del Ayuntamiento de San Sebastián cuando fue asesinado por la banda terrorista el 23 de enero de 1995 en un restaurante de la capital donostiarra.

Lejos de amilanarse ante el terror y las amenazas etarras como tantos otros vascos, el asesinato de su hermano la convirtió en una activista incansable que ya le acarreó una primera agresión en el mismo año 1995 cuando un grupo de simpatizantes ETA le apedreó en el transcurso de una concentración silenciosa contra los asesinatos de la banda.

En 1999 participó en la fundación del movimiento ciudadano ¡Basta Ya! y actualmente es la presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo (COVITE), organización que fundó en 1998 junto con otros damnificados por el terrorismo para organizar un apoyo a las familias de la víctimas que en aquellos años era inexistente en el País Vasco.

Su voz, siempre contraria a que los diferentes gobiernos otorguen concesiones a ETA, fue crítica con la política antiterrorista emprendida por el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, mostrando sus reticencias hacia los contactos del PSOE con Batasuna y también hacia la tibieza del PP con el mundo de la izquierda abertzale desde que ETA decretó su “alto el fuego definitivo” en octubre de 2011.

En junio de 2012 se reunió en la cárcel de Álava con el etarra Valentín Lasarte, uno de los responsables del asesinato de su hermano, para reclamarle que colaborase con las autoridades en el esclarecimiento de los cerca de 400 asesinatos de ETA no resueltos judicialmente, y el 15 de marzo de 2014 se trasladó a la localidad navarra de Alsasua donde 150 huidos de ETA se habían reunido para escenificar su regreso al País Vasco y exigir mayor protagonismo en el llamado “proceso de paz”. Allí les pidió que colaborasen con las autoridades en el esclarecimiento de los crímenes y que condenasen el terrorismo de ETA.

Su trayectoria y sus actuaciones dejan bien claro que Consuelo ha sido una de las personas que, desde los tiempos más difíciles en el País Vasco para los no nacionalistas, optó por no ponerse de perfil ni frente al terrorismo ni frente al apoyo social y político con el que éste actuó durante tanto tiempo. Hoy en día sigue reclamando que se haga justicia, se esclarezcan los cientos de crímenes que permanecen impunes y que no haya réditos políticos fruto del terror practicado.

En la entrada de la Fiscalía General del Estado

Cada una de las pistolas de ETA puede ser una prueba que resuelva un asesinato impune

Tus actos desde la presidencia de COVITE muestran un gran empeño en que la justicia actúe frente a los responsables materiales e intelectuales de los crímenes de ETA que permanecen impunes. ¿Consideras que las instituciones responsables cumplen debidamente con su deber al respecto o, por el contrario, se ha producido una relajación en el trabajo necesario para esclarecer los crímenes y, en consecuencia, cierto grado de inacción? La realidad de los crímenes de ETA sin resolver ha sido un descubrimiento relativamente reciente. Antes del anuncio del cese de la violencia en 2011, seguíamos ocupados y preocupados porque ETA no nos matara. Después, empezamos a investigar las lagunas de su historia y nos topamos con unos índices de impunidad indignos (alrededor de 400 asesinatos sin resolver, casi el 40% de los cometidos por ETA) y una serie de errores judiciales, policiales y administrativos que en muchos casos ya no tenían solución porque los casos estaban prescritos y negociaciones indecentes. Sin embargo, hemos conseguido reabrir algunas causas y ahora, si finalmente ETA entrega sus armas, tenemos una oportunidad única. Cada una de las pistolas de ETA puede ser una prueba que resuelva un asesinato impune.

Ningún país serio permitiría que el arsenal de una organización terrorista estuviera en unas manos distintas a las de sus Fuerzas de Seguridad

Han pasado 7 años desde el cese de los asesinatos de ETA y ahora el alcalde de la localidad francesa de Hendaya se ha erigido en portavoz para anunciar una entrega de las armas por parte de la banda. También parece que finalmente a los representantes políticos de la izquierda abertzale lo que verdaderamente les importa es ganar elecciones. ¿Qué es lo que aporta a estas alturas la entrega de las armas etarras? En primer lugar, vamos a ser prudentes. No sabemos lo que va a pasar en los próximos días ni en qué condiciones. Lo único seguro es que el desarme de ETA no puede ser un circo. COVITE ha pedido a la Fiscalía de la Audiencia Nacional que llame a declarar a los autoproclamados mediadores para que digan lo que saben porque ellos mismos han reconocido que las armas de ETA están en su poder. Ningún país serio permitiría que el arsenal de la organización terrorista que ha desafiado su Estado de Derecho durante más de cuatro décadas estuviera en unas manos distintas a las de sus Fuerzas de Seguridad. De momento, esto es lo que parece que está pasando.

Denunciamos homenajes públicos a condenados por terrorismo en la calle, en las fiestas y hasta en patios de colegios públicos

Sé que la organización que presides COVITE tiene reconocido el estatus consultivo para Naciones Unidas. Por tanto, entre vuestras actividades está la de elaborar y enviar informes a la ONU. ¿Qué es lo que estos informes han trasladado con mayor insistencia y, específicamente, cuál era el contenido del último que habéis realizado? Somos la única asociación de víctimas del terrorismo española con ese estatus, lo que supone un reconocimiento a nuestro trabajo. El último informe que hemos elaborado a instancias de Naciones Unidas versa sobre la radicalización violenta en Navarra y el País Vasco. El problema de la radicalización violenta es una prioridad en la agenda de seguridad europea y, sin embargo, se ignora que en Navarra y el País Vasco hay centenares de niños y jóvenes expuestos al culto al terrorista todos los días. En ese informe denunciamos homenajes públicos a condenados por terrorismo en la calle, en las fiestas y hasta en patios de colegios públicos, jornadas “festivas” pidiendo la expulsión de las Fuerzas de Seguridad, escraches a cuarteles de la Guardia Civil mientras los hijos de los guardias están dentro de las instalaciones… Después de décadas insuflando odio por todos los rincones del País Vasco y Navarra, es ingenuo pensar que los postulados extremistas radicales se han esfumado. Estas regiones son ollas a presión en las que, dado que el uso de la violencia está legitimado públicamente, nadie puede asegurar que no vuelvan a repetirse episodios de violencia, como hemos visto en Alsasua con la agresión a dos guardias civiles y sus novias.

Quienes durante años apoyaron a ETA antes vivían como si ETA no existiera y ahora como si ETA nunca hubiera existido

Ya sabemos que históricamente el terrorismo de ETA ha contado con un notable apoyo social y político en el País Vasco. Pero, en el momento actual, con la banda sin actuar desde hace 7 años y anunciando la entrega de sus armas ¿cómo ha evolucionado aquel apoyo en términos generales y en qué posición ves a los políticos y a los ciudadanos que encarnaron aquel apoyo? Quienes durante años apoyaron a ETA ahora siguen manteniendo la misma actitud: antes vivían como si ETA no existiera y ahora como si ETA nunca hubiera existido. Una sociedad moralmente corrupta sólo puede regenerase si sus líderes políticos impulsan una reflexión colectiva que en este caso incluiría una pregunta incómoda: qué estábamos haciendo mientras ETA mataba, secuestraba, amenazaba y extorsionaba. Mucha gente, incluidos algunos de esos líderes políticos, no quieren hacerse esa pregunta para no destapar sus vergüenzas y, por lo tanto, dejan intacta la corrupción moral que ha reinado durante décadas.

Seguro que todos compartimos que la responsabilidad de matar reside en el que induce y en el que ejecuta el crimen, pero la responsabilidad de que el crimen produzca réditos políticos es más extensa. ¿En el caso del terrorismo etarra este segundo grado de responsabilidad hasta donde crees que abarca y en qué medida crees que se han rendido cuentas al respecto?  La violencia terrorista ha sido muy útil para el nacionalismo radical en el País Vasco: sin ella, no tendría la representatividad política que tiene hoy. La izquierda abertzale, por un lado, está hoy en las instituciones defendiendo el proyecto político de ETA sin que ni siquiera se le haya exigido que condene el terrorismo para ser un partido legal. El PNV, por otro lado, se ha beneficiado de que muchas personas no nacionalistas abandonaran el País Vasco por una cuestión de pura supervivencia y ahora promueve una versión falseada de la historia y basada en un totum revolutum de violencias que persigue diluir el terrorismo de ETA en otros fenómenos que nada tienen que ver con la especificidad de la violencia terrorista.

Alsasua COVITE - Juan Luis Fabo
Con otros tres miembros de COVITE en la plaza de Alsasua

Fernando Altuna ha sido un pilar fundamental de COVITE

Hace muy pocas fechas en COVITE habéis perdido a Fernando Altuna. Una persona de 47 años que sufrió a los 10 el asesinato de su padre por parte de ETA y que ha sido un referente para muchos reclamando justicia aunque el crimen contra su padre sigue impune 37 años después. ¿Cuál ha sido durante estos años su trabajo en vuestra organización? Fernando Altuna ha sido un pilar fundamental de COVITE en los últimos años. Era una persona de una inteligencia brillante, con mucho carisma y genialidad, y un compromiso con esta causa a prueba de cualquier cosa. Se involucró en todo, desde tareas puramente administrativas hasta el activismo más sui generis. En octubre fue uno de los cuatro miembros de COVITE que acudimos a Alsasua a plantar cara a cientos de radicales que se manifestaban a favor de los agresores de dos guardias civiles y sus novias. Su pérdida ha sido un mazazo para todos los que formamos parte de este colectivo. Lo ocurrido es también una muestra clamorosa de hasta dónde pueden llegar las consecuencias del terrorismo: si ETA no hubiera matado a su padre, Fer hoy estaría vivo.

Cuando ETA asesinó a tu hermano Gregorio en 1995 algunas encuestas apuntaban a que podía ganar las elecciones municipales en San Sebastián y desde luego era el político no nacionalista con mayor empuje en aquel momento. Ya sé que si ETA no lo hubiera asesinado la vida en el seno de vuestra familia hubiera sido distinta, pero, aunque sea un ejercicio de imaginación, ¿qué crees que hoy sería diferente en el País Vasco si tu hermano hubiera llegado a gobernar la ciudad? El asesinato de mi hermano es la constatación de lo fácil que es cambiar el rumbo de la historia con un tiro en la nuca. A mi hermano lo mataron porque era diferente, porque se estaba oponiendo de forma pública y tajante a ETA y a Herri Batasuna, con una claridad de la que muy pocos pueden hoy presumir en un escenario tan complejo como San Sebastián en los años ochenta y noventa. Cuando las encuestas ya apuntaban a que podría convertirse en alcalde de San Sebastián, Egin publicó un editorial en el que alertaba del “peligro” que supondría tener a Ordóñez al frente del Ayuntamiento. Si ETA no lo hubiese matado, el País Vasco sería diferente porque mi hermano decía públicamente lo que muchos pensaban, pero no se atrevían a articular con palabras. Igual que el miedo, la valentía también es contagiosa, y él la habría contagiado para arrinconar social y políticamente a ETA, que era uno de sus objetivos principales. Él habría conseguido que los terroristas y sus servicios auxiliares hubieran sido apestados sociales. Y, por supuesto, no habría consentido el tambaleo de principios morales que hemos visto por desgracia en muchos políticos ante este tema.

Placa Gregorio Ordoñez - Juan Luis Fabo
Colocando una placa adhesiva conmemorativa de su hermano Gregorio Ordóñez en la calle de San Sebastián donde fue asesinado por ETA
Fotografías facilitadas por COVITE